domingo, 9 de enero de 2011

El Mal de Ojo vs. La Felicidad:


 (in english http://vivirlafelicidad.wordpress.com/2012/11/16/happiness-vs-the-evil-eye/ )
Desde la perspectiva de la ontología del lenguaje, las declaraciones que hacemos en muchas oportunidades tienen el poder de crear una nueva realidad o “crear nuevos mundos” y de allí es que desde la óptica de esta disciplina se afirme que el lenguaje es “generativo”. Esto a su vez implica que el lenguaje puede ser constructivo o destructivo, según la buena o mala intención del emisor.
La expresión verbal o escrita de una persona nos puede decir mucho de su forma de pensar, sus prejuicios, su actitud ante la vida, sus emociones, etc., por supuesto tomando en cuenta la congruencia. Nos referimos a la congruencia como la mayor o menor coincidencia entre lo que se predica y como se actúa.

Sin embargo el “mal de ojo” no necesariamente requiere de una expresión verbal o escrita sino a veces es suficiente un pensamiento.

El “mal de ojo” es una suerte de deseo negativo o maldición que se dirige a otra persona, cuya motivación puede ser variada entre otras por la ira, la venganza, el resentimiento y una de las más graves, por la envidia.
Esta creencia es tan ancestral que en el antiguo Egipto existía una protección para este mal llamada "Ojo de Horus" y que hoy en día se conoce como “nazar”, el talismán más frecuente en Turquía (ver foto).

Sobre este talismán existen unos requisitos y son que, primero, solo se puede comprar el mismo para regalarlo, no para usarlo uno mismo y lo segundo es que se debe colocar en un sitio que garantice que los demás lo vean, es decir, se coloca normalmente a la entrada de una casa o de un negocio.

Esto lo pongo de ejemplo porque en casi todas las religiones existen formas de protección con dijes, brazaletes y otros a través de oraciones o mantras o invocando protecciones divinas.

En cuanto a las casas, los cristianos colocamos un crucifijo, los que somos Marianos una imagen de la Santísima Virgen, en cualquiera de sus advocaciones y los judíos usan la Mezuzah (*)

Ustedes podrán pensar que estoy loco, pero les cuento como llegué a este tema.
Hace más de 25 años tomé un curso sobre manejo energético, tema que me daba mucha curiosidad en ese tiempo y al llegar al taller, el facilitador reparó inmediatamente en mí y me dijo: “Tu eres una persona muy perceptiva”. Me asombró el comentario, pero no le dí mayor importancia. Luego de las introducciones del caso, me pidió, para una actividad que iba a realizar, que me retirara del salón lo suficientemente lejos para no oir lo que estaban preparando. Al rato me llamaron y en el salón habían hecho un círculo con las sillas (eran alrededor de 12 personas) y en el medio había un pequeño banco y una mesita que tenía dos vasos de agua con un papelito doblado debajo de cada uno. Me dijo el facilitador: “Toma cualquiera de los dos vasos y bebe un trago de agua y cierra los ojos por un momento”. Lo hice y me dijo: “Que te hizo sentir ese trago”. Yo le contesté: “Me sentí con una tristeza profunda y como si me estuviera cayendo por un hoyo sin fondo.” Entonces me pidió que repitiera lo mismo con el segundo vaso y me preguntó: "¿Qué sentistes?" Y  le contesté: “Sentí que el vació se había llenado y no había más tristeza.”

Yo todavía no entendía nada del ejercicio y le pregunté: ¿Qué sentido tiene esto? , a lo que me pidió que abriera el papelito del primer vaso y lo leyera y el mismo decía “MAL” y que hiciera lo propio con el segundo y el mismo decía “BIEN”.

Seguía si entender pero el facilitador me dijo: “Los papelitos no tienen que ver con lo que sentistes. Cuando salistes pusimos el primer vaso y le pedí a tus compañeros que se concentraran en el mismo para transmitirle todos los sentimientos negativos que ellos quisieran. A ese vaso le pusimos el primer papelito. En cuanto al segundo, les pedí que se concentraran en el amor y todas las cosas buenas que quisieran. A ese vaso le pusimos el segundo papelito. Tu lo que hicistes fue sentir los malos y  los buenos deseos que les añadimos a los vasos”.

Yo quedé confundido y él me pidió que hiciéramos otro ejercicio. El tomó una moneda grande (un fuerte de la época) por un rato y me lo entregó, cuando lo tenía en la mano me preguntó: ¿Qué te hace sentir? Y yo le contesté: “Una gran tristeza” y me dijo “Percibistes lo que yo le incorporé a la moneda”. Y a renglón seguido me entregó sin más trámite una cajita de fósforos que parecía tener algo sólido adentro y me dijo: “Tómala un rato en la mano y luego me dices lo que sientes”. Yo lo hice y le dije: “La tristeza se acabó y siento una paz muy grande”. (lo curioso es que él solo me pasó la cajita de fósforos, no la tomó por un tiempo como  hizo con la moneda). Yo le pregunté: ¿Qué pasó aquí, no entiendo? y el facilitador solo me dijo: “Abre la cajita de fósforo y muestra lo que hay adentro”. Lo hice y resulto ser un crucifijo…..

Como se aprecia, estos malos o buenos deseos no solo afectan a los demás seres humanos sino también tienen influencia en los objetos y en este sentido es interesante el estudio que realizo Masaru Emoto sobre el efecto de lo negativo o positivo en el agua, que queda evidenciado cuando se forman los cristales de hielo al congelarla. Este estudio plantea los posibles efectos negativos en la salud del ser humano cuando se tiene una actitud negativa por su influencia en los líquidos que conforman al cuerpo humano.  Para ver un video sobre este planteamiento, lo pueden acceder a continuación:
Después de mi experiencia entendí la importancia de los pensamientos, el cuidado que hay que tener con mis malos pensamientos, porque los mismos pueden afectar negativamente a las demás personas y  el propósito de repartir bendiciones y buenos deseos a todas las personas que me rodean.

Por esto aprovecho para desearle a mi país y a todos mis lectores y a todos los suyos todos lo mejor y que los cubran toda clase de bendiciones.
(*) El significado original de la palabra mezuzah es: POSTE o VIGA. (Éxodo 12,7)
La palabra indica este objeto, clase de pequeña caja que contiene el pergamino sobre el cual las palabras de la Tora son escritas y que es colocado sobre el poste derecho de las puertas de casas judías y giradas hacia el hogar de la casa.
En la Tora, encontramos las directivas por lo que se refiere a su colocación: ”Escucha, Israel: Jehovah nuestro Dios, Jehovah uno es!.... Las Escribirás en los postes de tu casa y en las puertas de tus ciudades. " (Deuteronomio 6, 4.9.)
Se coloca sobre los postes de los lugares de vivienda fija generalmente sobre el primer tercio del poste a partir de la parte superior, de tal modo que sea visible y accesible. 

3 comentarios:

  1. Dice las personas que profesan la Kabbalah que el gran éxito del oponente (como ellos llaman al mal) es hacernos creer a los humanos que el mal no existe. Es posible!!! Lo que si es cierto es que nos movemos en un péndulo entre el bien y el mal y a veces aunque parezca mentira estos extremos se confunden!!Muchas de las enfermedades crónicas tienen su origen en pensamientos negativos mantenidos por mucho tiempo y de ello hay estudios científicos. Asimismo una vida feliz está relacionada con el aceptar lo que no podemos cambiar , tener el coraje para poner el esfuerzo en lo que queremos que ocurra y la gratitud protagonista infaltable en nuetro quehacer diaria. Gracias por este post me gustó mucho

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  2. Me gusta tu planteamiento y coincide mucho con varios temas que han sido tratado en el Blog, como los efectos en la salud de las actitudes negativas. Los cristianos señalan que el maligno se disfraza y se hace pasar por lo que no es y prefiere que pensemos que no existe. Tengo entre pecho y espalda lo del encuentro con ese personaje y donde lo podemos apreciar con claridad. Revisé tu blog y me parece interesante, lo voy a seguir.

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  3. This Comentary was receive from Justin Douglas (Austin Texas)
    “The generative nature of language and the evil eye both turn on the same principle, our ability to influence our world and our susceptibility to influence by instruments invested with energy. These are symbols related to our psyches by their generative potential, or ontological creativity. The subtle energies we convey and use to create and shape our own world is a topic we do well to explore, and the notion of an unspoken charm or curse, represented in your article by the ‘Eye of Horus,’ nazar, and evil eye, as well as your story, suggests just how subtle those energies can be. Our smallest, most secret actions, pure and simple thinking, have affective power. Thought invests signs and symbols with meaning and power, thus inventing talismans, and our thoughts and being are influenced by symbols and by objects invested with meaning by way of the psychic relation, likewise.The similarity between these two phenomena (the generativity of language and the charm) is, I think, not made explicit in your article, but underlies most of it.
    (…….)
    Conscious effort on the part of the subject rules the charm, and might also rule the generative power of the subject’s discourse; whereas the way written and verbal expressions represent one’s character is not a matter of the subject’s consciousness at all, but of another subject’s taking these expressions as objective facts, or facts about a (subject as) object.

    When you come back to the principle that underlies the rest of the article, the creative influence of the psyche, and psychically invested objects, you don’t explain the connection to generative language clearly enough. As I said, the same principle is responsible for the generative potential of language and the investment of objects. The difference is that the latter is a more radical thesis suggesting the potential influence upon the atmosphere and other people of even unspoken thoughts. Whereas the generativity or ontological creativity of language is obvious in the case of vocal expressions, one might remain skeptical about the ability of unspoken psychic investments to have external affects. But your introduction of the ‘eye of horus,’ nazar, and your explanation of the evil eye make sufficiently clear the more radical thesis, and your story about the workshop supports it well. You just need to make clear how you’re applying the same principle as an explanation for this more radical theory, that charms and talismans, objects invested with powerful psychic energies, can influence people and objects in the world. Considering all this, and allowing the more radical thesis, I find the conclusion referring to the experiments of Masaru Emoto valid, and quite interesting.”



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