jueves, 15 de marzo de 2012

Los Paradigmas del “qué” y del “cómo”:


Una sociedad más democrática y participativa
El mundo de hoy está evolucionando hacia nuevos paradigmas que den una respuesta a la realidad actual y sirvan para enfrentar retos futuros. Esta tendencia se está viendo con mucha fuerza en el mundo político, y forma parte del proceso de evolución de sistemas más autoritarios y centralizados a democracias participativas (reales, no declaradas) y con una mayor redistribución del poder.
Este cambio está afectando las visiones autocráticas del ejercicio del poder político y a cualquier otra institución o instancia de actuación de las sociedades.
Un bozal sin la arepa.


En cuanto al mundo político, las autocracias siguen sosteniéndose con el apoyo de un sistema de control represivo, el cual resulta muy débil frente a una voluntad ciudadana de libertad y participación; además, para mantenerse ejercen una hegemonía comunicacional para determinar los contenidos que son accesibles a los ciudadanos; se apoyan en una maquinaria publicitaria poderosa y una política educacional de estímulo al analfabetismo tradicional o funcional, o buscan sustituir la educación por la formación ideológica. En otros niveles se maneja mediante la supresión de la discusión intelectual, con un manejo vertical, subordinado de forma absoluta y rígido de la sociedad, colectividad u organización. Otros usan formas de alienación mediante la creación de una dependencia total de los ciudadanos para su sustento, de un empleo o dádiva del Estado (Planes Sociales), conocido en Venezuela como “bozal de arepa”. * (El régimen controla a la gente porque su alimento depende de su lealtad al mismo, pero si se acaba el alimento el bozal sigue amarrado al hocico). Todo esto sin contar con los extremistas que usan, aún hoy, el genocidio y otras formas inhumanas de control de las sociedades.
Lingua bifurcata de ayer que inspira
 a los autócratas de hoy (*2)



Estos medios tienen una efectividad relativa y, en relación con la propaganda, el gran inspirador de los autócratas modernos, Joseph Goebbels, decía ya en sus inicios como político, delante de simpatizantes del partido Nazi, lo siguiente: “El nacional socialismo no es nada sin la propaganda, pero la propaganda no tendrá efecto sin el éxito del nacional socialismo”. Con esto advierte a los autócratas que, si no se logra el bienestar del pueblo, la mentira contenida en la propaganda se hace inevitablemente patente para todos.

La lista de la discriminación y persecución


Esto implica, para bien o para mal, que la sustentabilidad de un régimen, a largo plazo, depende de su capacidad de generar bienestar en un grupo significativo de la población. Lo que me angustia de esto es que en algunos casos se apoya a un régimen a pesar de las graves violaciones a derechos humanos, persecuciones políticas y toda clase de abusos por el bienestar que la sociedad recibe y esto explica la duración de regímenes como el Nazi en Alemania. Hoy en América Latina se usa como instrumento, para compra voluntades políticas, los programas sociales, los cuales también se usan como forma de represalia política al excluir de los mismos a los que se identifican como enemigos del régimen. (En Venezuela, el gobierno tiene la lista de las personas que firmaron solicitando la realización de un referéndum revocatorio del actual Presidente, y es usada incluso para impedir el acceso de personas a algunos organismos del estado y como instrumento de discriminación para la obtención de un empleo público o como causa de despido).

Con cara de bobo pero más peligroso que Idi Amín
Mis preguntas a los que apoyan a uno de estos regímenes violadores de derechos humanos son las siguientes: ¿Cuándo el régimen atropella, encarcela, exilia, discrimina a una persona, no te la imaginas como si fuera tu hijo, hermano, padre, amigo o a ti mismo? ¿Tu silencio no te hace cómplice? ¿Cuánto vale tu conciencia, un salario, una vivienda, un contrato?

A pesar de todas estas argucias, en este mundo de modernas, independientes e incontrolables formas de comunicación, las mentiras no solo tienen patas cortas sino que nada puede ser ocultado por mucho tiempo.

¿Qué está cambiando en el fondo?

Nicolás Maquiavelo

Cuando en mis años universitarios leí El Príncipe de Maquiavelo, me hice una opinión distinta de su persona de lo que la mayoría de la gente expresaba de él. Yo lo vi como un cronista de la realidad, no como un malévolo consejero político que pretendía enseñarlos a ser efectivos mediante un pragmatismo diabólico. Él contó muchos casos de líderes que fueron exitosos o no según las tácticas o prácticas que aplicaban en su ejercicio del poder. Esto para mí quedó claro cuando el relató el caso del que denominó “Príncipe del Odio”, quien logra el poder a través de una conspiración en contra del gobernante de turno y lo depone cuando logra sembrar suficiente odio en esa colectividad. Para sostenerse requiere identificar enemigos en la sociedad y seguir alimentando odios en contra de estas personas o grupos, desviando la atención de cualquier otra reivindicación o aspiración de esa sociedad, porque el único objetivo es destruir al enemigo. El autor señala que, al lograr su cometido, ha sembrado tanto odio que si ha logrado destruir a todos los que podían adversarlo, termina solo en el poder sin más nadie a quien odiar y este odio termina volcándose sobre él y lo destruye.

Lo que no vio Maquiavelo es que en el siglo XX y lo que va del XXI iban a existir unos  autócratas que, ante la falta de enemigos reales, los pueden inventar o pueden crear conspiraciones ficticias, o complots para asesinarlos y que les permiten hacer limpias o purgas regulares de adversarios e incluso de allegados (suelen caer incluso los aduladores más comprometidos), sólo por el hecho de haber  brillado en alguna oportunidad y por tanto producido una sombra sobre la imagen divina o casi divina del líder. (El libro de Elías Pino Iturrieta, El Divino Bolívar, ilustra muy bien este comportamiento, que fue practicado de manera muy intensa por Stalin, quien hizo purgas en la Unión Soviética que se estima superaron los seis millones de asesinados por esta causa). Cuando tenemos a este tipo de personajes los identificamos por su soberbia y por el tipo de colaboradores que lo acompañan, la mayoría incompetentes a extremos delictivos, con grandes habilidades para la adulación,  personas muy inteligentes que manejan el cinismo con maestría y algunas personalidades psicópatas que comparten una misma visión.

La culpa de que el paradigma de una gran cantidad de políticos haya sido que "el fin justifica los medios”, no puede atribuírsele a Maquiavelo sino a quién lo acogió como fundamento de su acción política. Esto no excluye a otros sectores de la sociedad que, también en muchos casos, han regido sus actuaciones con base en este paradigma: empresarios, sindicalistas, profesionales, comerciantes, religiosos, etc.

Esto es lo que he dado en llamar el paradigma del “qué” y se refiere a que el actuar esté orientado a un objetivo que se estima necesario lograr exclusivamente por encima de otra consideración.
No estoy diciendo que las personas no deben tener definidos sus objetivos en esta vida; lo que señalo es que el objetivo no puede buscarse con prescindencia de un cómo, que refiere, entre otras cosas, a unos valores o principios éticos y morales que los sustenten. Los motivos, a mi juicio, deben ser nobles.

Ya la mayoría de las religiones, desde tiempos inmemoriales, han sostenido la tesis contraria y han predicado que lo más importante es cómo se actúa, tanto que la salvación depende de ello.
Pero el tema ético no es el único. El cómo adquiere más importancia día con día, y la forma de verlo más fácil es en relación con una empresa.

"Platanazo" inmoral

Con todos estos problemas financieros que se han suscitado recientemente, comenzando por el caso Enron y luego con las demás quiebras de bancos y empresas de especulación bursátil, se hace indispensable a los empresarios mostrar y demostrar los valores que los guían a fin de conservar la confianza de sus accionistas, proveedores, poblaciones de su entorno, clientes y consumidores. Es decir, actuar como la reina que no sólo debe ser honesta sino parecerlo. (Yo prefiero el dicho al revés).

Pero ahora resulta de gran importancia garantizar a los trabajadores excelentes condiciones de seguridad y salud en el trabajo y un ambiente laboral adecuado.

También, en la onda de la sustentabilidad, debe preservarse el ambiente, que incluye la preservación de los ecosistemas, la diversidad biológica, los recursos hídricos, la calidad del aire y los recursos naturales para garantizar que las futuras generaciones puedan disfrutar de una existencia con bienestar.

Debe darse una responsabilidad social que permita que las comunidades con las que se vincula estrechamente la empresa se beneficien de su existencia, más allá de la provisión de fuentes de empleo, como promotora de bienestar y desarrollo y, más aún, cuando esas colectividades tienen mayor participación en las decisiones que conciernen a su entorno, entre ellas la permanencia de la empresa.

Debe haber un manejo eficiente de recursos y costos que no sólo haga a las empresas eficaces (logren el qué), sino que sean más eficientes para garantizar su sustentabilidad económica en el tiempo, ante una realidad indetenible de globalización y desdibujamiento de las fronteras y de la desaparición paulatina de las soberanías de los Estados.

Por último, una  mejora continua en sus prácticas operacionales para garantizar a sus consumidores y clientes mejor calidad de sus productos y servicios.

Esto requiere que la empresa, en sintonía con su entorno, comprometida con la excelencia y el cumplimiento estricto de las normativas laborales y ambientales, con responsabilidad social, con un estructura aplanada,  en la que se acerquen los niveles directivos a los de ejecución, esté conformada por personas capacitadas y con una avidez de aprendizaje continuo que superen el dogma del Gerente-Capataz, abierta al diálogo y en intercambio intelectual y con un código de ética compartido, que no sea un código de estética (sólo para aparentar), entre otras cosas.

Zonas Afectadas por la radiación de Cernobyl
Estas orientaciones. que están vinculadas a las empresas, también son exigibles a los Estados y más aún cuando  la contaminación no se circunscribe a fronteras nacionales, porque el agua que bebemos y el aire que respiramos no tienen nacionalidad ni respetan fronteras, y los hechos ocurridos en un país pueden afectar a los otros (como la destrucción del reactor en Chernobyl).

Cada vez más, estas buenas conductas se han convertido en obligaciones legales y forman parte de acuerdos internacionales de obligatorio cumplimiento para los Estados y sus ciudadanos, así como su incumplimiento sancionado con sanciones civiles, administrativas y penales cada vez más severas, las que pueden llevar al cierre definitivo de las empresas que incumplan con esas normativas.
Cuidemos nuestro hogar.


Estas obligaciones, cada vez más, se están desplazando hacia las colectividades, las organizaciones sociales  y políticas y, ahora, también los ciudadanos tienen la obligación de preservar el agua y la energía, colaborar en el reciclaje de desperdicios y asimismo a actuar con un sentido ético en beneficio de la sociedad.

Por esto es que en el siglo XXI no es suficiente vivir con el “qué” como paradigma, porque si desatendemos el “cómo” estamos poniendo en riesgo la sustentabilidad de la raza humana en un futuro cada vez más cercano. 

(*) Pan de masa de maíz blanco muy común en Venezuela y Colombia.
(*2) Lengua bifurcada o con dos puntas o en forma de horquilla, característica propia de la lengua de las serpientes y otros reptiles.