martes, 2 de julio de 2013

TERCERA PARTE: Una Mirada a los Factores de Poder Político en Venezuela:

Siguiendo la evaluación espiral de las dos entradas anteriores, corresponde, partiendo del escenario de país en donde el peso del mundo militar ha gravitado fuertemente en nuestra historia, vale hace la pregunta: ¿Dónde ubicamos a la Fuerza Armada en cuanto a la dinámica espiral?.

Para poder responder a esa pregunta hay que señalar que no vamos a considerar a esta institución sino después de los años cincuenta del siglo XX. 

En esa época de los cincuenta, la oficialidad dominante estaba constituida por los primeros que habían egresado de las Academia Militar, con la tradición de que eran los militares los que ejercían el poder en el país. La tropa seguía siendo muy primitiva, aunque con uniformes y “botines”. 

En esta situación estamos en una clara institución ROJA, en la que el objetivo fundamental era la obtención del poder y su preservación, pero con una tendencias de evolución hacia la consolidación de esa institución, que es consecuencia también de la recién terminada guerra mundial y de la fuerte influencia de los Estados Unidos en la formación de cuadros a nivel de oficiales en toda Latinoamérica y en especial, por el comienzo de la guerra fría que exigía de los países un claro posicionamientos en alguno de los bandos. 

Los paradigmas se centraban en la política Monroe (América de los americanos); el Militarismo como forma de poder fundamentada en la tesis de Laureano Vallenilla Lanz del gendarme necesario, una suerte de excusa para ejercer el poder basado en la ignorancia e inmadurez del pueblo para decidir su propio destino.

Sin embargo, la profesionalización de los cuadros oficiales produjo una evolución hacia el AZUL al comenzar a convertirse en una organización burocrática con objetivos claros, basados en su vocación de poder, es decir, al consolidar su poder, buscan reforzar sus estructura interna preparada para el cumplimiento de sus fines.

Paralelo a este proceso, también comienzan a surgir grupos políticos y liderazgos de personas, que, desde el año 28, sostenían la bandera de la democracia representativa y el voto universal, directo y secreto, que pudieron desarrollarse gracias a la feliz decisión del dictador Juan Vicente Gómez de señalar como su sucesor a un personaje con credenciales militares, administrativas y de valores éticos, que permitió una transición pacífica de la dictadura anterior y una apertura hacia partidos conservadores y, que al ser substituido por el General Isaías Mediana Angarita, avanzó más en este camino, con la legalizaron varios partidos políticos, entre ellos Acción Democrática. 

Diógenes Escalante. 

Este avance se frustró por el golpe de estado dado con la complicidad de cuadros militares medios y de los políticos civiles, ante la aspiración de López Contreras de volver al poder, por la discapacidad sobrevenida del candidato de consenso Diógenes Escalante. 

Esto abrió en principio el camino a la elección democrática de Rómulo Gallegos, pero las ansias de poder del nuevo liderazgo militar produjo la caída de este gobierno, lo que costó al país diez años más de dictadura militar, como señalé antes, con una tendencia hacia el fortalecimiento del estamento militar a través de la formación profesional en lo militar y establecer una sólida institución militar.

Pienso que en cualquiera de las circunstancias, un golpe de Estado se iba a dar, incluyendo si el electo hubiere sido Escalante, porque las fuerzas armadas no tenían historia, ni vocación democrática, en esos tiempos. Además de que los Estados Unidos veían con buenos ojos gobiernos de derecha como aliados definidos en la guerra fría.

Rómulo Betancourt. 

El 23 de enero de 1958, un grupo de jóvenes militares dan otro golpe de Estado y se produce un respaldo automático de la sociedad civil y de los partidos políticos, que evolucionó hacia una elección popular de Rómulo Betancourt, quien al promover el Pacto de Punto Fijo y la constitución de 61, logró la instauración del período de la democracia representativa. En este punto el país comienza a migrar fuertemente hacia el azul. Ya existía una estructura organizativa y, con la constitución nueva, se conserva la limitación del derecho al voto a los militares. Esto no fue suficiente para calmar a los militares. Betancourt hábilmente nombró a varios altos militares en cargos diplomáticos, pero en este período solo fueron nombrados generales como ministros de la defensa.

Esto no aplacó las apetencias del sector militar por ocupar cargos públicos, en definitiva tener un grupo de militares dedicados a asuntos protocolares, juegos de guerra, hace difícil que no se despierten apetencias políticas. Lo que es cierto es que el proceso de formación de la oficialidad se intensificó y muchos fueron formados en academias militares en muchos países del mundo, pero también recibieron formación universitaria.

Hay dos circunstancias que gravitaron en todo este período:

La primera fue la Guardia Nacional, que fue encargada de la vigilancia de las aduanas, seguridad pública y recientemente la protección ambiental. No hay en el país una institución más corrupta y perniciosa que esta. Incluso al tomar el poder, el señor Chávez trató de eliminarla y no pudo y lo que hizo fue corromperla más profundamente para poder someterla a su sola voluntad. Ahora actúa como fuerza de choque para la represión política de los adversarios del régimen.

La segunda, se refiere a los casos en que se designaba a un militar activo para ocupar un cargo público civil. En estos casos el estamento militar asumía que a partir de ese momento el cargo en cuestión se convertía en una suerte de coto de caza y, en consecuencia, solo podía ser sustituido el militar en cuestión por otro militar y de la misma fuerza del militar saliente.

Recuerdo lo complejo que fue la designación de un jefe civil de la policía metropolitana de Caracas por el Alcalde Mayor Alfredo Peña, porque ese cargo estaba reservado a un militar de la Guardia Nacional. En días pasados un criminólogo señalaba que la estructura y funcionamiento de este cuerpo era igual a una organización militar.

Hasta el final de los setentas, se creó una situación contradictoria en lo interno porque a nivel bajo seguía existiendo una tropa que era conformada con un sistema de recluta de personas de los niveles económicos más bajos de la sociedad, una oficialidad que tenía su origen en un nivel social medio bajo y que se abría a una formación profesional de calidad, incluso en profesiones tradicionales, con post grados en el extranjero y con un sistema de ascenso basado en la meritocracia y, finalmente, los puestos de mando superiores, que requerían unas credenciales válidas, pero en definitiva el ascenso dependía de un decisión política de la presidencia, refrendada por el Senado de la República. Aquí se propendió hacia una organización AZUL con un liderazgo bien formado.

Esto desde la evaluación espiral hace que los niveles bajos gravitaban en el púrpura que le da el arraigo al clan o tribu que es la tropa y la estructura de poder y jerarquía del rojo, niveles medios que van desde el azul al naranja, porque los menos competentes pasan a formar parte del aparato burocrático y los más destacados se debaten en la lucha por escalar la jerarquía a punta de méritos y credenciales y los niveles superiores que gravitan entre el rojo y el azul para poder escalar los mayores niveles de autoridad de la institución. Son oficiales realmente competentes que podían llegar a altas posiciones, por el choque entre la meritocracia del AZUL, o del NARANJA (Un oficial que puede tener gran potencial para el liderazgo y muy luchador que puede ser visto con mucho recelo) y los que detentan el poder político. En estos casos solo se abren espacios de poder a los que tienen mejores relaciones con el liderazgo civil. 

Hay una realidad en la fuerzas armadas de todo el mundo y es que: Parte de la cantidad de unidades de batalla (un batallón no debería pasar de 150 personas); esto determina la cantidad de personas y sus rangos para la conducción de la tropa, hasta los niveles más altos de la jerarquía en una estructura piramidal en la cual, mientras más alto se asciende, disminuyen radicalmente los cargos. El ascenso implica un cambio de responsabilidades que adquiere importancia en el caso de una guerra, pero también tiene una implicación económica de mayor remuneración y privilegios, que garantiza una jubilación más beneficiosa para el oficial. En un determinado momento los argumentos políticos privaron más que los de mérito y esto produjo injusticias y malestar interno por ascensos que eran considerados injustos. Este asunto fue resuelto ascendiendo a más personas que los cargos de la estructura requerían: esto aparentemente aplacaba el asunto, los políticos lograban sus ascensos y también los que se los habían ganado. Esto ha llegado a niveles tan graves que se designaban generales que no les quedaba más que quedarse en sus casas porque no tenían lugar en la estructura. También esta práctica se utiliza para quitar el mando directo de tropa que tiene un Teniente Coronel y se le asciende a un rango en donde no tiene mayor poder de decisión.

Ejercito ROJO 

Esto hace que la estructura fundamentalmente azul de los niveles de oficiales y sub oficiales se deteriore hacia el rojo, porque el tema se concentra en lograr el poder y cuan cerca se está del poder para lograr escalar en la organización, desmoralizando a la institución al equiparar al meritorio con el que no lo es, tanto y más cuando, estos últimos pueden lograr un lugar activo en lo organización en desmedro de los primeros. Cuando la estructura militar comienza a involucionar hacia el rojo, se incrementa la posibilidad de intentonas golpistas, las cuales normalmente son lideradas por cuadros medios con mando de tropas que cuestionan y desconocen la autoridad de la cúpula militar, la cual está conformada por gente normalmente incompetente y más leal al poder que a su cuerpo.

Actualmente la lealtad al proceso y al líder de la revolución son las únicas credenciales válidas para llegar al poder (también el prontuario y "comportamiento robolusionario" y golpista ayuda).

Con los dos intentos de golpe de estado realizados en contra del gobierno de Carlos Andrés Pérez, la organización armada se ubica, salvo los niveles altos en un rojo, reflejando una tendencia en la sociedad civil también hacia el rojo.

Luego la clase política cometió un gravísimo error al enjuiciar al Presidente por una causa que no ameritaba ningún juicio, como fue el uso de fondos de una partida secreta para apoyar la formación de un cuerpo de protección de la vida de Violeta Chamorro, Presidente de Nicaragua, de amenazas serias contra su vida por parte de sectores radicales del sandinismo, basados en un subterfugio legal. Una celada política orquestada por Acción Democrática, y el Fiscal General Ramón Escobar Salón, además de otros actores políticos, los medios de comunicación social, entre otros, que a través de acuerdos consiguieron que la Corte Suprema de Justicia accediera al enjuiciamiento de un Presidente, al que solo le quedaban pocos meses en el gobierno y con interpretaciones acomodaticias de la constitución, que permitieron la posterior salida al Presidente del Congreso de la Presidencia Provisional, con otro argumento falaz, como era el que una persona que gozaba de la presunción de inocencia, se considerara su suspensión del cargo, como una falta absoluta y permanente.

En esta circunstancia, las instituciones democráticas habían entrado en una caída que no se ha detenido en los años subsiguientes.

Sin embargo, la sociedad civil en 1993, decidió darle una última oportunidad al sistema con la elección de Rafael Caldera como Presidente, quien tuvo que marcar distancia con los partidos tradicionales para poder acceder al poder, por lo cual, este resultado se da a partir de la pérdida de confianza total en las organizaciones políticas del país. Este gobierno tiene una situación económica muy difícil, con un precio del petróleo más cercano a los 10 $ por barril, además de que arranca con la peor crisis bancaria de la historia de país. Un Presidente anciano, con mal de Parkinson y soberbio, no fue o no pudo ser exitoso en su gestión pública.

A esto se añadió una presión grande de parte de la sociedad civil y de los militares para que sobreseyera las causas penales en contra de los golpistas. Aunque la mayoría no apoyó las intentonas de golpe, en alguna forma justificaron que eso hubiere sucedido. Esto fue el acabose, perdonaron a los golpistas y juzgaron y condenaron al Presidente de la República. 

Todo este descalabro moral e institucional produjo que se eligiera a un militar golpista, sin ningún mérito, lleno de rencor y resentimiento que logró capitalizar la rabia del pueblo en contra de una casta política agotada y descalificada en todo sentido para seguir gobernando al país. 

El Presidente Chávez, gana su elección y se embarca en el proceso constituyente, con el cual adquirió poderes absolutos, en especial sobre las Fuerzas Armadas. En principio, mayoritariamente democráticas e institucionales, a pesar de los deterioros antes señalados, y no necesariamente pulcra en todos sus miembros y que fueron aplacadas con aumentos de sueldos, por encima de los otorgados a otros funcionarios públicos y demás prebendas.

Se creó un esquema, el Plan Bolívar 2000, destinado a corromper a una parte del sector militar y comenzar a controlarlo a través del chantaje que le otorgaba el conocimiento de los casos de corrupción, y, paulatinamente, a través de los ascensos, ir depurando a las Fuerzas Armadas de todo aquel que pudiera representar un riesgo para el gobierno, eliminando la meritocracia como criterio de ascenso, incluso a niveles medios de la oficialidad. También se quiso sustituir a la Fuerza Armada por milicias y tampoco pudo lograrlo, pero la milicia existe, además de toda clase de agrupaciones paramilitares a todo lo largo de país. 

Los vicios que venían de los gobiernos anteriores se agravaron más, en especial en los ascensos de generales innecesarios y se creó otro rango, el de General en Jefe (“Trisoleados”), que por la tradición militar solo podía obtenerse este reconocimiento en caso de guerra.

¡Militares hasta en la sopa! 

Adicionalmente, los militares han ido ganando posiciones en cargo públicos de manera que hoy a la inmensa mayoría de los Gobernadores de Estados son militares o ex militares, Ministros e innumerables posiciones públicas, convirtiéndose de hecho en un gobierno militar.

Esta organización roja que gobierna el país, en gran parte corrompida, infiltrada por el servicio secreto cubano, dirigida en varios aspectos por asesores cubanos, que hoy gobierna al país, tiene con objetivo fundamental mantenerse en el poder, conservar sus prebendas y beneficios económicos y con su complicidad, este régimen han ido destruyendo no solo la institucionalidad del país, las bases morales de la República y el aparato productivo nacional, sin que exista una contrapartida en favor del pueblo en cuanto a la resolución de los problemas de carácter público.

La Fuerza Armada no es ajena al país y si el país está dividido entre oficialismo y oposición, esa división la tiene a lo interno, con los mandos a cargo de personas con demostrada lealtad al proyecto socialista, no sé si en la misma proporción, porque una organización Roja, que cada vez está más desprestigiada en la opinión pública, en un ambiente de violencia y de represión, solo puede ser atractiva para quien la identifique como un medio para lograr poder y no para alguien que busque su crecimiento personal. Resulta muy significativa la fuerte campaña publicitaria para captar aspirantes que hay en estos días. ¿No será que los vientos de guerra alejan a los jóvenes de esta institución?

También el sector pro gobierno de la Fuerza Armada debe tener divisiones internas, a pesar de que se dice que la división en el oficialismo es entre militaristas anti cubanos y civilistas pro cubanos. Creo que también hay militaristas pro cubanos entre los militares y militares de oposición.

Hoy está en crisis, se les está cayendo encima todo el desastre económico y de gestión que han creado y con muy escasas reservas morales para poder evolucionar hacia la reinstitucionalización de la Fuerza Armada.

La Fuerza Armada debe ser de nuevo excluida de la deliberación política y del voto, porque el monopolio de las armas lo deslegitiman para la lucha política. 

Se debe eliminar la figura de personas en comisión, es decir, soldados activos ocupando cargos públicos. En estos casos deben ser dados de baja definitivamente.

Debe eliminarse a la Guardia Nacional y crea una verdadera Policía Nacional similar a la Gendarmería francesa o la Guardia Civil española.

Debe ser una Fuerza Militar profesional, para niveles de Oficiales y Sub-Oficiales y el entrenamiento militar debe ser obligatorio para todos ciudadano, incluyendo a los que cursan estudios, quienes deben prestarlo mientras estudian los últimos años de bachillerato y y los primeros años de estudios superiores. 

Debe crearse una fuerza de paz para que actúe con las Naciones Unidas en la preservación de la paz en lugares de conflictos.

También debe promoverse la profesionalización en las mejores academias militares del mundo.

Tener cuerpos entrenados para la lucha contra el terrorismo y protección de las fronteras. 

Debe limitarse la compra de armamentos excesivos y en especial a países que por su tradición realizan negociaciones corruptas para ventas de armas como son China, Rusia, Bielorusia, Francia, España, entre otras. 

La esperanza está en el pueblo, que está dando muestra de evolución, un pueblo que ha conseguido una voz, que se ha reencontrado con la política y que aspira a que se logre la paz y la reconciliación.

Esperemos que el cambio no demore mucho, porque el deterioro puede volcar al pueblo hacia la violencia en contra del régimen y esto va a poner a los factores radicales armados (milicias) a defender su poder y en esas circunstancias la Fuerza Armada puede inhibirse de actuar, por estar profundamente dividida y no haga nada en defensa del pueblo, hasta que sea demasiado grave, puesto que su temor más arraigado es que sean imputados por violación de Derechos Humanos y juzgados conforme con el acuerdo de Roma.

Otra posibilidad está en que factores que han apoyados el régimen decidan tomar el poder para imponer un liderazgo distinto al actual, con lo cual se impondría un gobierno totalmente militar, con exclusión de los sectores civiles del oficialismo.

Ustedes dirán que hay otros factores en este juego, el más importante políticamente hoy es la oposición y el otro está representado por los que controlan la chequera de PDVSA, cada vez más sobregirada y que depende cada día más del apoyo militar para sostenerse. El más peligroso de los factores es el paramilitarismo de Estado, que desconocemos su fuerza real y su capacidad de mover la balanza de poder. 

El ejercito debe estar seguro que el enfrentamiento más fuerte que puede haber va a ser en contra de los grupos paramilitares, liderados por los radicales civiles que hoy ostentan altos cargos en el gobierno. Un gobierno que importa armas y se las ha entregado a grupos civiles politizados o vinculados a la delincuencia y al narcotráfico, es el caldo de cultivo ideal para que se desate una guerra civil. 

El liderazgo civil del oficialismo tiene la conciencia de que se les agotó la vía "democrática" (apariencia formal) y en especial la electoral y que requieren un levantamiento social para justificar la eliminación, encarcelamiento y exilio de las personas que constituyen un obstáculo para la consolidación del poder absoluto en manos de un nuevo líder de la revolución, que no es el actual Presidente. Como ha sucedido en muchas ocasiones, el traidor muy probablemente será unos de sus más fieles colaboradores.

La inefectividad del actual gobierno para resolver problemas básicos y su incapacidad para rectificar sus errores, agravado por la vergonzosa sumisión a las directrices de La Habana, también pueden colmar la paciencia del país y de sectores que quieren "darle un palo a la mesa". 

La MUD Tiene Hambre. 

Parece muy peligrosa e ingenua la actitud del liderazgo opositor que está como "caimán en boca de caño", esperando que todo se desmorone para que utilizando mecanismos constitucionales, (enjuiciamiento del Presidente, referéndum revocatorio, elecciones parlamentarias, constituyente, etc.), logren la convocatoria de elecciones Presidenciales que les permitan acceder al poder.

Un país en el que la información está controlada por el Estado, atribuirá todas las culpas a la oposición y a factores conspirativos externos, además que minimizará toda manifestación o protesta. Esta actitud esta permitiendo que se estabilice el poder en manos de actual gobierno.

Henrique Capriles demostró que su campaña casa por casa, pueblo por pueblo, venció el vacío comunicacional y logró la conexión emocional con la gente que se requiere para consolidar un liderazgo.

Hoy le ha sido bloqueado su acceso a todos los medios de radio y televisión y su Capriles TV no lo ayuda porque creó una medio para si mismo, emulando al difunto, en vez de formar un medio para los que en este régimen no tienen voz. Ya no se transmiten las marchas ni las protestas. En esta circunstancia debe acentuarse la exposición pública en la redes sociales, en los medios electrónicos y patear calles nuevamente.

En este momento el tema más importante que está en el tapete es el tema universitario. El gobierno quiere centralizar el poder sobre la universidades nacionales autónomas, para tener un control económico total para poder imponer una formación socialista en esas instituciones y subyugarlas al control político partidista del gobierno.

En este estado de cosas, no nos queda nada más que a la sociedad civil tomar las riendas de la protesta pacífica a fin de evitar a toda costa que terminemos en un derramamiento de sangre al estilo Sirio.