lunes, 10 de agosto de 2015

¿Como Enfrentamos el miedo o actuamos ante el Peligro?


Actualmente, en muchos países, sus ciudadanos están sometidos a situaciones de peligro y viven en el miedo y la desesperanza. 

Tenemos los casos como los que suceden en países en guerra, también en sitios en que se han desencadenado persecuciones políticas o religiosas y también lugares en donde rigen gobiernos autocráticos, que utilizan el miedo como arma de sometimiento de sus pueblos.

Estas circunstancias producen en el individuo respuestas que están programadas en el inconsciente colectivo de la humanidad y que deben además tener un fuerte arraigo en nuestra base de información genética.
El primer ancestro mamífero que se estresaba solo en tiempo presente.


Desde el primer mamífero conocido, el Morganucodon muy parecido a una rata, al enfrentarse a una situación de peligro, por ejemplo, ser atacado por algún depredador, se producía en el una respuesta neurológica por el estimulo de sus sentidos y una respuesta hormonal que generaba a la vez reacciones físicas frente a tal amenaza.

Una de las respuestas que son detectables a nivel orgánico, en estos casos, es la secreción de una hormona llamada adrenalina, que produce en el individuo el surgimiento de una fuerza y aceleración de respuestas y produce un espesamiento significativo de la sangre.

Esta última respuesta del organismo, la han explicado los estudiosos del tema, como un mecanismo de defensa para el caso de que se sufra una herida; la sangre espesa disminuye el riesgo de hemorragia y esto puede permitir seguir luchando o huir efectivamente.

También se pueden producir grandes cantidades de cortisol, que es una fuente de energía proveniente del hígado y que aporta el combustible adicional necesario para la situación de emergencia.

Lo que sucede es que tanto los animales como los humanos primitivos podían cohabitar en el mismo ecosistema (selváticos o de sabana) con sus reales o posibles predadores. Esto permitía que las situaciones de peligro fueran ocasionales o por lo menos predecibles, acompañadas con una serie de señales o avisos dados por otras especies y que son, aún hoy, compartidos por todos los habitantes de esos ecosistemas (no conozco si este mecanismo funciona en un ecosistema marino o con especies como los insectos, etc.).

El asunto es que, en ese ecosistema, podía estar presente un depredador, pero podía estar satisfecho con su última comida, con lo cual sus potenciales víctimas bajaban su nivel de estrés y seguían su rutina diaria, hasta que el depredador volvía a asumir su modo de caza.

Una respuesta más asombrosa a situaciones del peligro, y que se comparten con especies como las aves, es que al enfrentarse a situaciones de peligro inminente por primera vez, en el animal y también en el humano se produce una alteración en el encéfalo que hace que el organismo sea capaz en el futuro de tener una respuesta instantánea frente al mismo estímulo, sin que medie un pensamiento; la respuesta que en primera instancia pudo ser voluntaria se convierte en una respuesta automática.

A este mecanismo de programación cerebral se le atribuyen las respuestas automáticas que tienen las personas en el caso de las fobias y que recientemente se han encontrado mecanismos de des-programación de estas respuestas, cuando antes solo eran tratadas con terapias psicológicas por años, sin muchos resultados favorables. 

También creo que este sistema, de pasar de la angustia a la tranquilidad, se veía reforzado por la actitud de las especies de vivir en el presente, cosa distinta a la que hace el humano que tiene una visión del futuro, lo que permite visualizsr, las posibles angustias de su futuro, en el presente (¿Podré encontrar alimento y cobijo en el invierno próximo?) . 

Tanto la presencia en exceso de la adrenalina como del cortisol en la sangre son nocivos para la salud, porque pueden afectar la tensión arterial, estimular la acumulación de colesterol de baja densidad en las arterias y afectar el metabolismo de hepático pancreático, aumentando los niveles de glucosa en la sangre y estimulando una respuesta inmunológica en contra de la insulina.

Este estado se hace evidente para cualquier persona puesto que, al estar sometidos a situaciones de estrés, nos ponemos irritables, a veces agresivos, y en estas circunstancias, muchas veces orientamos esa rabia, no en contra de quien la produce o en contra de su causa, sino en contra de personas inocentes. Hay que darse cuenta de esa actitud y proponerse reorientar esa rabia hacia una acción positiva o a lo sumo paleativa.

¿Cuál es la emoción que subyace en las situaciones de peligro?

El miedo o el pánico.

¿Frente a esta emoción cuales son las respuestas posibles?.

Hay quien habla de dos posibilidades: "Fight or fly" (Luchar o volar), que pueden ser definidas como actuar o escapar y que en mi opinión existe una tercera posible respuesta y es la de paralizarse.

La primera que es luchar yo la definiría mejor como actuar, que puede incluir atacar, defenderse o evitar ser dañado. Esta es la primera opción que debemos tener presente.

Como todas las actuaciones del ser humano, pueden tener una respuesta o acción positiva o negativa.

Por ejemplo: frente a un acto de agresión verbal exagerada y totalmente injustificada, se puede optar por sacar un arma y dispararle al agresor.


¿Cómo medir que la actuación es apropiada o no?
Para eso disponemos del derecho penal que establece cuando una acción, que en otras condiciones puede ser considerada delito, puede estar justificada legalmente y calificada como legítima defensa: que sea una defensa de bienes jurídicos (en un sentido amplio) ante una agresión ilegítima y que mantenga una cierta proporcionalidad entre la agresión y la reacción. 

Pero yo voy más allá, y es que la acción  tenga un propósito positivo o realizable. Que no tenga un objetivo destructivo o negativo.

En una de las entradas del blog referidas a la Ira vs La Felicidad, señalé la importancia de la efectividad de una respuesta ante una agresión injustificada, que busca lograr un cambio o desplazamiento significativo y positivo en el agresor (esto no es realizable siempre).

La segunda posibilidad es huir, escaparse o alejarse de la situación de peligro o que nos causa miedo. 

Esta se ve con mucha frecuencia en casos de guerras en que las personas huyen de los lugares de conflicto o las personas que emigran de países ante situaciones políticas, económicas o sociales que no se sienten capaces de enfrentar o están muy lejos de estar bajo su control.

No quiero decir que hay una respuesta correcta y otra que no lo es.
Cada quien tiene circunstancias diferentes, recursos diversos, sus competencias, capacidades, actitudes y emocionalidad diferentes para enfrentar situaciones difíciles y cada quien encuentra la forma de resolverla a su manera.

Yo lo veo de esta forma: Un joven recién graduado, que no tiene familia, ni otras obligaciones puede buscar aventurarse en otro país, comenzar desde abajo y hacerse camino con el tiempo. Una persona mayor, tiene pocas probabilidades de adaptarse a cambios importantes en su vida. Esto no quita que hay personas con mucho coraje que son capaces de vencer obstáculos muy grandes y abrirse camino en la adversidad. Por eso es que me abstengo de emitir juicios acerca de las decisiones que toman las otras personas porque no soy capaz de vestir plenamente esos zapatos.

La última posible respuesta es la de la paralización. Es como el animal que se hace el muerto para que el agresor desista de su propósito. Esto le he visto en las cucarachas y en los escorpiones.

Esta conducta es la menos recomendable, por ser la menos eficaz de todas, pero existen situaciones en las que no queda más remedio, por la pérdida de control absoluto de la situación o la imposibilidad total de poder escoger otro camino.

En días pasados escuchaba una entrevista que le hicieron al psiquiatra Pedro Delgado en la cual advertía que en los casos en que una persona o animal a través de estímulos reiterados o de situaciones en las que se les expone que no pueden ser enfrentadas con huida ni con acción o lucha, el sujeto puede ser víctima de lo que se ha dado en llamar la desesperanza aprendida, también conocida como indefención aprendida, que produce en el individuo una transformación de su estado emocional hacia la resignación. Como saben la resignación es un estado emocional en el cual la persona se convence que no tiene el poder o la autoridad de cambiar las situaciones que lo afectan y proyecta hacia el futuro esa incapacidad de hacerlo: "Todo está mal y el futuro no va a ser distinto y puede ser peor que hoy."

Regímenes autoritarios han usado estos mecanismos para lograr el control total de las sociedades que gobiernan. Ejemplos de esto se vivieron en la Unión Soviética, especialmente bajo el régimen de Stalin, en la Alemania Nazi y en el Régimen de los hermanos Castro en Cuba. Entendiendo que lo que se suprime de manera radical es la posibilidad de lucha, quedando solo una rendija que es el posible escape o fuga de esos países. Cuando esto sucede en algún país, el gobierno no tiene otra opción que cerrar las fronteras y construir muros como el de Berlín.


Esta reflexión la he hecho para preguntarles:
Cuando estoy en una situación de miedo o estrés, ¿cómo reacciono?
Si no me conformo con mi forma de reaccionar en estos casos, ¿hacia dónde quiero evolucionar?
¿Puedo ser estratégico en mi propósito cuando reacciono en estas situaciones?
¿Cuán eficaces son mis decisiones en estos casos?

Una de las recomendaciones es que aprendamos de los animales a vivir en el presente y así aliviar la carga de las angustias y preocupaciones del futuro.

Como alguna persona que no me acuerdo dijo: "Si no te gusta el futuro que vislumbras, construye uno distinto".

Si estás paralizado o sumido en la desesperanza aprendida, te conviene ver este video:

Mi padre solía decirme, no te preocupes, ocúpate y que va por la misma línea del dicho anterior.

Solo espero que esta reflexiones puedan ayudar a tomar conciencia de cómo estamos enfrentando situaciones difíciles y proponernos a ser actores de nuestro destino, en el entendido de que debemos saber cual es nuestro poder para lograr cambios, cuál es la autoridad que tenemos para cambiar la cosas, las competencias o herramientas que disponemos para lograrlo (podemos adquirirlas o generar alianzas para disponer de ellas) y nuestra capacidad de sumar voluntades para coordinar o colaborar en un esfuerzo colectivo.

Esto determina que los que tienen más poder y autoridad tienen una mayor responsabilidad, pero no nos releva de hacer lo que nos corresponde a cada uno de nosotros y más a través de mecanismos o instancias de equipos de trabajo o colectividades civiles o políticas.

Abajo encontrarán una conversación que sostuve hace 15 días con Luis Enrique Alcalá acerca del tema del miedo en su programa Dr, Político.


viernes, 31 de julio de 2015

MANIFIESTO DEL REGRESO

El regreso a la patria es más tema para un cuento, o para un poema, que para un artículo de prensa. Ciertamente, después de casi tres años de ausencia  es "la  flor amarilla del camino", la profundidad de los árboles o  la presencia del Ávila lo que más nos conmueve. Hay demasiados reencuentros a cada paso, en cada hora, en cada brazo de calle, para sentir nostalgia - como el turista insatisfecho -por las orillas del Sena, por las luces de Broadway o por  el aperitivo en la Gran Vía. Nuestro espíritu como el labio del niño, conserva su sed permanente por la leche materna.- Por ese olor húmedo de nuestra tierra oscura, por sus frutos rebosantes de forma y aroma, por sus semillas, por sus crepúsculos precoces, por el aliento de sus montañas, por la música del trópico, espesa y turbia, que retumba como la ola y recuerda el mar.
Pero de pronto se nos acerca alguien y nos cuenta, uno de los infinitos chistes que se inventan a diario, para ironizar sobre los desaciertos del régimen; o nos hablan, con furia, de los males que han originado  "la democracia"; o, con lágrimas en los ojos, nos narran el triste destino de alguna empresa que fue  floreciente. Entonces volvernos a la realidad. Nos encontramos con que Venezuela ha cambiado — para bien o para mal—, pero que los venezolanos  seguimos siendo los mismos.
Después de todo, nadie -salvo los muy ingenuos- tenía derecho a pensar que íbamos a transformarnos, por el simple hecho de sustituir un dictador por un Presidente electo. La expectativa de lucro fácil, el vicio espiritual, la indisciplina, la ausencia, de fe (en algo o en alguien), siguen siendo parte integrante y esencial de nuestro patrimonio colectivo. Se me dirá que poseemos también muchos valores y no faltarán, sin  duda los amigos de las explicaciones prefabricadas para acusar de todas nuestras taras al "imperialismo yankí" o al "peligro comunista". Afortunadamente para mí es a los políticos de uno y otro bando a quienes corresponde la grata tarea de cantar las virtudes del pueblo y de acusar a "los verdaderos" responsables de sus miserias.
Lo cierto es que al reencontrar de nuevo a Venezuela, me hallo frente al mismo pueblo que posee el hábito de disfrazar la decepción con el chiste. El mismo que hace alarde de improvisación y de indisciplina, porque cree más en la magia y en el instinto que en el esfuerzo sostenido y en el talento. Con el mismo pueblo, aventurero e impaciente, que después de cinco siglos de sumisión y de violencia cree que la fuerza y el azar pueden redimirlo.
Y si repito aún todo esto es porque conservo intacta la convicción de que, pese a los desatinos y a la carga de ineficacia que arrastra el presente ensayo democrático, es la con­vivencia y la legitimidad democrática nuestra única y verdadera salida. Me niego a aceptar -como lo anuncian infinidad de profetas- que Venezuela sólo tenga dos alternativas: o la dictadura facistoide, o la dictadura-marxista. Con horror: he escuchado las voces -hasta de hombres que yo creía sensatos-  que me anuncian, sin disimular su complacencia, la proximidad de una nueva dictadura. Otros mas ingenuos que yo, aguardan "el golpe" que nos llevará al fidelismo. En resumen, continuamos aguardando, como siempre, que el  azar y la violencia resuelvan nuestros  males.
Pocos, muy pocos, creemos aún que no son imputables al sistema los errores y las limitaciones de los hombres encargados de aplicarlo. Todavía hay tiempo de enmendar, de rectificar, de corregir.
El Nacional –Domingo 15 de octubre de 1961
Antonio Stempel París


Nota: Este artículo cayó en mis manos gracias a Teresa Casanova, talentosa artista plástica venezolana. 

jueves, 9 de julio de 2015

El Silencio.


El silencio adquiere mayor relevancia, por lo escaso y por lo exagerado. El silencio es una categoría que no existe en la realidad física, pero si en el mundo de lo humano; puede estar vinculado al silencio de los sordos, sordos por voluntad o por designio, tanto como la falta de una voz y también a la añorada paz que nos produce.

¿Qué es para ti el silencio?

En mi caso aprendí el valor del silencio, aun joven, cuando me tocó compartir casa con mi hermana, mi cuñado y mis dos sobrinos. Allí surgió una necesidad grande de tranquilidad y soledad.

A partir de este deseo, decidí usar mis fines de semana para ir solo a la playa y fue donde aprendí la diferencia entre lo que es la soledad y lo maravilloso de la solitud y de su silencio. La soledad puede ser una categoría que se refiere a una realidad objetiva: estoy sin nadie; o una sensación o emocionalidad que expresa una carencia de compañía. La solitud, en cambio es un estar solo, en silencio, con pensamientos, oraciones o meditaciones, puede ser con personas al lado o no, con uno mismo; es un encontrar ese quien soy y con la propia emocionalidad, que resulta placentero e enriquecedor, lo que puede abrir, incluso, una puerta hacia la espiritualidad. A partir de esa experiencia aprendí también que nunca estoy solo y que la palabras fastidio y aburrimiento dejaron de tener sentido para mí.

También aprendí del silencio en el coaching, en ese momento en que escuchas el dolor de una persona y no encuentras la palabra correcta o la pregunta poderosa, porque ese sufrimiento te sobrecoge. Allí el silencio del que acompaña es más poderoso que una palabra.


En el Libro de Tomás (uno de los evangelios apócrifos del mar muerto) tiene una hermosa frase que dice: “El Reino de Dios está dentro de vosotros…”. Es ese viaje al fondo de mar donde te reencuentras con el infinito y que vale la pena andarlo…


El silencio puede tener connotaciones elevadas, pero más mundanas, como las que se refieren a la música. En la música hay varios silencios: el que es necesario para que comience la orquesta, refiriéndome a la música “académica”, aquel entre cada movimiento, también cuando termina la pieza y creo que el más importante es ese silencio, que decide el compositor y que maneja a su criterio el director, al dejar un vacío entre una nota y otra o dilatarse en continuar. Hay quien señala que los silencios en la música son uno de los temas más difíciles.



Ahora mis silencios están vinculados con mis ratos de oración y de cocina: sin nadie, sin teléfonos, radio ni televisión. 



Hay otro silencio y es aquel de quien calla. Hay un dicho, que me parece falso para la mayoría de los casos, y es el que se refiere a: “Quién calla otorga”. Mi experiencia es que en la mayoría de los casos, las personas (haciendo la salvedad, por razones culturales no suelen callarse), prefieren quedarse en silencio para no entrar en discusiones inútiles o para evitar enfrentar a una figura de autoridad (un jefe o un padre indispuesto a transigir como costumbre) y que en el fondo no tiene nada de aquiescencia. Ese silencio del que se da por vencido ante la soberbia sin remedio, el paradigma obsesivo, la testarudez, el autoritarismo, porque la palabra resulta semilla que cae en suelo infértil. 

En los antes dicho, puede entrar el silencio que se da cuando nos plegamos a la opinión de una mayoría, absteniéndonos, o evadiendo expresar una posición diferente. Esto ha sido justificado por la necesidad del ser humano de pertenecer, de ser aceptado por un colectivo y que en las organizaciones se ve como una forma de adaptarse a la cultura predominante del entorno en el que nos desenvolvemos. Esto que en principio puede tener un aspecto positivo puede llevarnos a situaciones muy peligrosas e inconvenientes.

Asistí hace unos años a un encuentro multitudinario de ejecutivos de una gran empresa, en el que se presentó un joven profesor, de un instituto de estudios de gerencia, para dar una charla acerca de la ética y los valores en las empresas. 

Muy acertadamente, nos señaló que resultaría aburrido hablar teóricamente acerca de los valores y que sería más útil presentar  casos de la vida real en lo que pudiera ser difícil evaluar o juzgar las conductas observadas.

Uno de los casos fue el siguiente:

"Un ejecutivo tenía el sueño de escalar una de las montañas de los Himalayas en su vida. Ya a los 45 años le es otorgado un año sabático y se suma a una expedición, ya que, por su edad, sería muy difícil que se le presentare de nuevo esa oportunidad. 

Subiendo del campamento base al campamento número 2, se encuentran, a medio camino, a un hombre en el suelo, sin sentido. Lo sientan en una piedra, logran despertarlo, le dan una cobija, pero el mismo no se puede levantar. Se ponen a discutir, si deben ayudarlo a bajar al campamento base o dejarlo allí para que al recuperarse baje por sus propios medios. El ejecutivo piensa que el que baje con el desconocido va a perder la oportunidad de escalar la montaña y como la mayoría piensa que lo mas probable es que se va a recuperar pronto, el podrá bajar sin ayuda. Planteada la situación así, “todos” deciden dejarlo y seguir".

Cuando comienza la discusión acerca de la decisión tomada, resultaron opiniones divididas entre los asistentes. 

Había algo que no me cuadraba y pedí la palabra para preguntarle al facilitador: ¿Usted consideró que estaba delante de un tema que se refiere a lo que se ha dado en llamar psicología de grupo o de masas? Él me contestó que no lo había visto de esa manera. Yo le dije, entonces: "cuando la gente toma decisiones en grupo, termina acogiéndose, normalmente, a lo que la mayoría piensa o lo que piensa su líder más visible, no necesariamente a la decisión más apropiada, porque la mayoría no siempre tiene la razón. Para mi resulta revelador el caso, porque pienso que el reto ético más importante para una persona, que pertenece a una organización, es poder alzar la voz frente a una decisión mayoritaria, que en su fuero interno, no resulta sustentada o válida".

......Hubo un silencio, y se siguió buscando otras opiniones.

Este tipo de conductas puede llevar a una turba a hacer justicia por sí misma, con el serio agravante de que los perpetradores no van a sentir la culpa ni la responsabilidad que sentirían, si la decisión y las acción hubiera sido llevada a cabo por una sola persona, evadiendo así la responsabilidad o diluyéndola en el colectivo, en una suerte de: ¿Quién mató a comendador? ¡Fuenteovejuna señor!

Estos silencios son criminales y debemos estar atentos a nuestras aquiescencias en casos de decisiones grupales. 

Por el contrario muchos han dicho que, mantener silencio, es decir, no tomar posición frente a una injusticia, los hace cómplices de la misma. Puede excusarse este comportamiento cuando le lleva la vida o la libertad a quien alza la voz, pero siento que, independientemente de la libertad y derecho que tengamos a defender posiciones políticas distintas, es una obligación moral alzar la voz en contra de esos atropellos, vengan de quien vengan, y más en la situación que se vive en mucho países como Venezuela, en que, los llamados por la constitución y las leyes a proteger a los ciudadanos de los atropellos de sus Derechos Humanos, en vez de cumplir con su deber, encubren, justifican y hasta revisten de legitimidad a estas violaciones. Estos deberían recibir trato tan severo de la justicia, como los mismos perpetradores.

Mas grave aún aquellos que callan porque obtienen un beneficio y no lo quieren perder…..

En política hay un silencio grave cuando los ciudadanos no asumimos responsabilidades políticas y permitimos ser dirigidos por los peores. Cuando nos abstenemos de votar para que los politiqueros interpreten a su conveniencia nuestra negativa o que voten por nosotros, lo más aviesos.

También resulta terrible el silencio de aquellos que son perseguidos, discriminados o relegados por las sociedades, por razones de raza, sexo, religiosas, preferencias sexuales, posiciones políticas, el ejercicio de sus derechos, posición social o que son acallados por las autoridades con prisiones injustas o medidas judiciales o administrativas que los obligan a callar, so pena de sanciones y persecuciones; y, aquellos que callan para no recibir un severo e injusto juicio de una sociedad.

Entre ellos, todos los que son obligados a sufrir la pena del exilio, inducidos por amenazas de persecución, muerte o cárcel. Los presos hacinados y olvidados, sometidos a sentencias de muerte no decretadas por la justicia, sino por la falta de ella. Los masacrados por esa aberración llamada ISIS, etc..

Todos los que sufren en silencio por la ausencia o la pérdida de un ser querido, el que sufre por una grave o dolorosa enfermedad, ante la indiferencia de los que tienen responsabilidad de actuar, y no logran respuestas, ni siquiera, pueden desahogarse.

Cuando lo regímenes de vocación totalitaria o las empresas o colectivos que tienen una cultura autocrática, tienden a acallar las voces de sus gentes, reduciendo paulatinamente la zona de confort de las personas y en la medida que las agobian, crean una sensación de desesperanza que los hace al final sumisos, pero además profundamente resignados o resentidos en contra de esa autoridad

Pero el silencio más grave es el del sordo, no del que tiene razones fisiológicas, sino el sordo por elección, el que solo se escucha así mismo y que, con su indiferencia, desviste, al que clama, de su legitimidad y dignidad como ser humano.

Para estos sordos, la historia no callará en su severo dictamen.

Esos que sufren injusticia y más si se ven forzados a callar, reciben heridas emocionales severas, que si no son canalizadas debidamente, pueden tener una respuesta violenta en contra de sus opresores o agresores que puede ser excesiva o desproporcionada. 

Por eso tenemos, los que estamos en mejor situación en general, que alzar la voz por los que no pueden, por alguna razón, y reivindicar y sanar esas heridas. Hace falta justicia, pero no una justicia retaliadora, sino reconciliadora, donde, los que sean sometidos a la justicia, asuman sus responsabilidades y se conviertan en factor de reunión y de evolución, para que estos errores no se vuelvan a cometer. El perdón es muy difícil darlo, pero solo resulta si hay reconocimiento mutuo de los errores cometidos; no puede ser unilateral. 

Hoy tenemos el peligro de que se lleguen a acuerdos para garantizar la impunidad en la violación de Derechos Humanos y la preservación de las riquezas mal habidas, similares a los logrados en la transición en Chile. Así no habrá reconciliación, el país seguirá dividido y las heridas permanecerán.

Nos enfrentamos a un cambio de rumbo profundo, no hacia el pasado, sino hacia el futuro, en el que preservemos lo bueno, pero transformándonos primero para poder incidir en el todo, en que las voces de todos tengan cabida y sean escuchadas, en que el silencio sea solo una elección para el recogimiento y la paz, para reconciliarse con el creador y encontrar la disposición de ayudar al que lo necesita; debemos avanzar hacia un nuevo comienzo con nuevos paradigmas de trabajo y responsabilidad. Esa será la verdadera y más importante gesta cívica y a la vez heroica de cada país. Yo me anoto.

lunes, 6 de abril de 2015

La Política Venezolana Desde Una Mirada Ontológica

Según Wikipedia: “La ontología estudia la manera en que se relacionan las entidades que existen.  Por ejemplo, la relación entre un universal (rojo) y un particular que 'lo tiene' (esta manzana), o la relación entre un evento (Sócrates bebió la cicuta) y sus participantes (Sócrates y la cicuta)”.

El sentido ontológico busca comprender la realidad y las relaciones desde una perspectiva de los que nos es común a los seres humanos y no de los que nos diferencia.

Existe una manera de evaluar la gestión de una persona, de un colectivo, de una empresa, de un gobierno que se llama Modelo de Gestión Ontológica, el cual tiene varias dimensiones que pueden ser usadas para dicho análisis. Las principales son tres:

1.- La Gestión de la Realidad.
2.- La Gestión de la Acción.
3.- La Gestión de la Posibilidad.

La Gestión de la Realidad:
La Gestión de la Realidad analiza la información que se dispone del entorno. Cuando hablo de entorno me refiero al pertinente, aquél con el que se interactúa o que tiene la posibilidad de influir en la persona o entidad que es objeto de análisis o a la inversa.

Recientemente se ha puesto de moda preguntarle a los que dirigen una empresa: ¿Quiénes son tus stakeholders o partes interesadas? (Stakeholder, aquel que ha apostado o asumido un riesgo—un accionista, un inversionista, un proveedor—a favor de la empresa).
Estas partes interesadas son todas aquellas personas, entes o instituciones con las cuales se interactúa y cuyas acciones o decisiones afectan o influyen sobre la realidad de la entidad objeto de análisis o que es capaz de influir, como las comunidades aledañas, las instituciones públicas, etc.

Lo importante de esta determinación es que a partir de esta observación podemos realizar un análisis de la realidad que nos permita saber cuáles son las dinámicas que se están generando en el entorno, y del comportamiento de esos stakeholders para determinar las acciones o actitudes que pueden afectarnos o que puedan estar dirigidas a la organización. Esto nos llevará a determinar las acciones o decisiones que debemos tomar para que tal impacto sea beneficioso o para poder matizar o gerenciar las que pueden perjudicarnos.

Aquí resulta muy útil la metodología que parte de listar todas esas acciones o decisiones y clasificarlas según su impacto (bajo o alto) sobre nosotros o nuestros emprendimientos, y a la probabilidad de su ocurrencia (baja o alta), para propósitos de decidir un grado de preparación correcto.

Esto nos lleva a la elaboración de una cuadrícula en la que hay:
1.- Eventos de Alto Impacto y Alta Probabilidad.
2.- Eventos de Alto Impacto y Baja Probabilidad.
3.- Eventos de Bajo Impacto y Alta Probabilidad.
4.- Eventos de Bajo Impacto y Baja Probabilidad.

Vistos de esta forma, los eventos de Bajo Impacto, sean de Alta Probabilidad o, mucho más si son de Baja Probabilidad, suelen poder manejarse sin mucha preparación, porque los efectos sobre la institución no son significativos.

A partir de allí se requiere dar prioridad máxima a los de Alto impacto y Alta Probabilidad pero atendiendo también los de Alto Impacto y Baja Probabilidad, porque aunque sean más improbables, el efecto puede ser muy considerable para la institución.

A partir de aquí deben generarse planes de acciones para evitar que se produzca esos eventos o para minimizar sus consecuencias y los planes de contingencia para el caso en que se materialicen.
En la medida en que una persona tenga mayor dominio de la información pertinente del entorno, más asertivas van a ser sus acciones y decisiones y habrá una mayor probabilidad de éxito o de supervivencia.

Para la gestión diaria es importante tener esta lectura de la realidad, pero además como veremos cuando se gestiona la posibilidad también es importante partir del conocimiento de la actualidad para poder proyectarse al futuro sobre una base firme y certera.

La Gestión de la Acción:
La gestión de la acción tiene que ver con todas las actividades que se requiere realizar para el logro de los objetivos de una persona o institución o para influir positivamente sobre el entorno.

En este caso, en la medida en que la Gestión de la Realidad haya sido más efectiva, podremos establecer metas para ser exitosos y hacer un eficiente manejo de recursos económicos y humanos para acometer las acciones requeridas. Las competencias del recurso humano son trascendentes para este fin y la constancia y la evaluación continua del cumplimiento de los planes de trabajo o proyectos acordados. Aquí se requiere los planes de trabajo con sus etapas definidas, sus responsables, sus tiempos de ejecución y de revisión o auditoría para cerrar brechas entre el objetivo y lo alcanzado.

Modernamente, estos planes de acción son manejados a través de los llamados Sistemas de Gestión, los cuales no sólo funcionan para que se cumpla con las acciones requeridas sino que garantizan un registro y documentación ordenada e integral.

Esta gestión de la acción es importante cuando se gestiona la cotidianidad, pero a partir de la gestión de la posibilidad se complica el establecimiento de una acción efectiva  en ese futuro que se visualiza como posible.

La Gestión de la Posibilidad:
La Gestión de la Posibilidad tiene que ver más con un elemento emocional, porque está vinculado con el sueño, con la imaginación, con eso que no existe, que puede parecer imposible de lograr pero que un liderazgo inspirador puede trasmitir esa esperanza a los demás.

La posibilidad no se puede vincular con la preservación de lo que se tiene, y presenta la dificultad de que, en el futuro, eso que se pretende preservar no resulta viable. Este aspecto es muy importante en todo proceso de cambio, porque aclara de forma muy poderosa lo que no se está dispuesto a renunciar y lo que se puede conservar realmente en una empresa ambiciosa.

La posibilidad requiere ir más allá de lo que se ha logrado; es el deseo imperativo de llegar a la tierra prometida y la emocionalidad que nos permite atravesar el desierto que nos separa del objetivo. Se requiere salir de la caja de los prejuicios y de los marcos mentales que nos gobiernan y estar dispuestos a salir de esta zona de confort y de certezas para ver posibilidades donde antes existían barreras.

Sin un liderazgo inspirador que cautive a los demás, el logro de ese sueño se hace imposible.

Sin embargo, el logro del sueño sólo es posible si se ha manejado bien la información de la realidad y se ha tenido la organización de las acciones y la tenacidad en acometerlas para que el sueño se mantenga vivo, incluso a pesar de tropiezos y de dificultades; de lo contrario el sueño se desinflará como un globo de aire caliente.

Aquí tenemos que entender que la gestión de la realidad nos da información del momento, y que en la situación actual del planeta la estabilidad de los acontecimientos en el tiempo se hace cada vez más inestable y sólo nos permite realizar acciones a corto o mediano plazo a partir de esa información. Esto no tiene que ver con la gestión de la posibilidad porque ésta apunta al largo plazo.

Lo que sucede es que la gestión de la realidad nos permite poner un punto de partida para la labor de mirar al futuro. Como señalamos, para disponerse a mirar al futuro se requiere salirse de los marcos mentales que atrapan nuestra mente y así visualizar a veinte años de distancia cómo va a ser esa realidad, cómo va a funcionar, qué ventajas o retos podemos encontrar para poder diseñar nuestro modelo de sustentabilidad en el tiempo.

Esta tarea no es fácil porque muchos de los acontecimientos que vivimos en estos días no los imaginábamos hace veinte años. También la capacidad de predicción se ha visto sorprendida con los eventos políticos ocurridos en el mundo; para muestra un botón: nadie podía imaginar hace diez años que Obama sería Presidente de los Estados Unidos, teniendo padre musulmán y madre cristiana. Por cierto, éste ha sido un evento que apunta a una tendencia cada vez más integradora de la sociedad de ese país.

A pesar de la dificultad al ver el comportamiento de la gente en el mundo, parece estar creciendo una sensibilidad hacia los temas ambientales y de sustentabilidad, el uso cada vez más de energías menos contaminantes y renovables, a que la población se detenga en su crecimiento en menos de cien años, con un envejecimiento de las poblaciones y el incremento de la edad promedio de expectativa de vida, que el desarrollo de las comunicaciones va a seguir su avance, así como de los sistemas de computación y sociedades más participativas y democráticas en países cada vez más integrados y con la evaporación de las fronteras nacionales, etc., etc., etc.

Pero también puede haber aspectos preocupantes para los que hay que estar preparados, como son la sobrepoblación, la insuficiencia de alimentos, la escasez de agua potable, la necesidad de evolucionar hacia otras fuentes energéticas, el incremento del reciclaje, etc.

En fin, el éxito en la gestión de la posibilidad es que podamos tener un sueño y el liderazgo para enamorar a la gente para su logro, pero ese sueño y el convencimiento de esa posibilidad debe ser cierta o creíble de alguna forma, aunque a veces se han presentado soñadores de lo imposible que el tiempo ha demostrado que tenían razón y el ejemplo más evidente es el de Julio Verne.

Vista esta metodología, voy analizar las distintas tendencias que se presentan en la política venezolana para establecer sus gestiones ontológicas y poder explicar su efectividad o sus fracasos basados en este modelo de análisis.

En Venezuela podemos identificar tres tendencias fundamentales, la Oficialista, la de la Unidad Democrática y los No Alineados.

Es muy importante para esto aclarar que resulta importante definir primero cual es el propósito de la acción política de cada una de estas corrientes políticas, puesto que si se realiza el análisis basado en lo que cada sector declara como objetivo podemos distanciarnos mucho de la realidad.

En los últimos años, ha existido una clara polarización entre el sector Oficialista y los sectores de oposición, que hoy en día se reúnen en el Movimiento de Unidad Democrática, pero existe un crecimiento de una posición No alineada a las anteriores.

El sector oficialista liderado por el señor Hugo Chávez y ahora por Nicolás Maduro ha declarado varias intenciones, entre otras: la instauración de un socialismo que en algunas ocasiones han aceptado que es un comunismo a la cubana o similar a la doctrina del libro verde de Ghadafi, etc; que es una iniciativa humanitaria que propugna la creación de un poder popular que sustituya a todas las instituciones civiles o militares y un sistema económico de reparto de la riqueza a las clases económicas más desfavorecidas y lograr la formación de un hombre nuevo, entre otras ideas.

Sin embargo, el interés que subyace en el fondo del accionar del sector oficial ha sido la preservación del poder y la ampliación de su ámbito de control de los restantes sectores, instituciones y organizaciones del país. 

Esto quiere decir que su actuación está encuadrada en el paradigma tradicional de la política, cuyo objetivo fundamental es la obtención del poder y su preservación en el tiempo. Esa aparente entrega del poder al pueblo pasa por la eliminación de la representatividad, creándose comunidades amorfas que sólo se relacionan directamente con el líder fundamental y que además quedan subordinadas por la dependencia económica de ese poder central y absoluto. Un sistema de asambleas anárquicas con un único líder nacional.

Como la vía violenta, es decir, mediante un golpe de estado, no fue exitosa, este sector optó por el uso de los mecanismos de la democracia, en especial la vía electoral para el logro de su objetivo. 

Se dio cuenta de que el marco democrático daba una mayor legitimidad y, por las condiciones mundiales actuales, una aceptación por parte de los demás países del planeta. Este aspecto de imagen internacional resulta importante en este objetivo, porque el logro del poder no está limitado a las fronteras del país sino que existe la aspiración de ejercer control de otras naciones, principalmente de Latinoamérica.

Para facilitar este objetivo, se propuso la elaboración de una nueva constitución, la cual ayudó en gran medida al oficialismo porque incrementó de manera significativa las competencias del Presidente de la República; sin embargo, el logro no fue total al confirmarse la República como un estado democrático que preserva la separación de los poderes y la descentralización a través de los estados y los municipios.

En este orden de ideas era requerido lograr un mayor control de las instituciones, lo cual también se logró electoralmente al obtener la mayoría calificada de los miembros de la Asamblea Nacionaly actualmente con la mayoría simple. Esto permitió la designación de los miembros del Poder Moral por parte del sector oficialista y el control del Consejo Nacional Electoral, lo que posteriormente se consolidó con el aumento de los magistrados del Tribunal Supremo y el control sobre el poder judicial.

En cuanto a las regiones, se les presentó una situación cada vez más preocupante, y es que los sectores adversos al oficialismo han logrado conservar gobernaciones y alcaldías y han logrado ganar jurisdicciones que antes eran afines al oficialismo, bien sea por elecciones o por deserciones desde las filas oficiales.

Esto se pretendió resolver de un solo golpe con la propuesta de reforma constitucional, que fue derrotada en el referéndum convocado para tal fin, aunque esto no ha impedido que mediante leyes se vaya paulatinamente vaciando de competencias y de recursos económicos a las regiones, en beneficio de un supuesto poder popular que es controlado política y económicamente desde Miraflores.

Con los militares ha pasado algo similar. Se ha ido penetrando los mandos militares dejando de lado los ascensos por mérito y ascendiendo a los altos mandos a personas que hayan demostrado lealtad absoluta al líder fundamental de la revolución. Pero esto no ha resultado suficiente, porque en los momentos en que el oficialismo ha pretendido imponer un resultado electoral distinto, no ha encontrado el apoyo de la Fuerza Armada para lograrlo. Esto hizo que el oficialismo pretendiera la substitución en el tiempo de la Fuerza Armada por una milicia, pero esto fracasó de forma rotunda.

Da la impresión que las disposiciones del Tratado de Roma han disuadido a los militares de participar en intentonas golpistas. Vemos el efecto que ha producido en Siria las deserciones de muchos generales y del primer ministro de ese país ante un gobierno que masacra a su pueblo solo para sostenerse en el poder.

La estrategia más efectiva utilizada con la Fuerza Armada y que también se utilizó para lograr adeptos a su causa fue la corrupción. En la Fuerza Armada se arrancó con el Plan Bolívar 2000 y se ha logrado corromper a cada vez más amplios sectores militares, especialmente a la Guardia Nacional—que el oficialismo trató de eliminar de un plumazo al inicio del gobierno—al hacerla partícipe de todos los negocios de contrabando, narcotráfico y lavado de dinero.

Por último, para el logro de su objetivo de poder, debe eliminar toda posibilidad de financiamiento de sectores adversos por parte de empresarios privados, de partidos políticos y de la Iglesia Católica. Para lograr esto, se eliminó la financiación pública de partidos políticos, y se planea y se ha venido ejecutando la expropiación total y absoluta del sector privado, se ha penalizado todo financiamiento proveniente de entes internacionales y se ha vaciado las arcas de las gobernaciones y alcaldías para empobrecer a toda organización que no sea afecta al régimen. Esto se completa con el control de más del 95% de los medios de comunicación de televisión y radio, bien sea directamente o a través de afectos al régimen u organizaciones sociales que utilizan las frecuencias sin permiso, lo que permite cerrarlas de inmediato cuando se vuelven críticas del gobierno, o mediante la disuasión y el miedo.

Mientras sea necesario seguir aparentando la existencia de una democracia, se hace uso de los recursos del Estado para realizar actividades e inversiones de tipo social, fundamentalmente en períodos electorales. Fuera de esos eventos la gestión gubernamental es deficiente a niveles criminales.

Si hacemos un análisis de la Gestión Ontológica del Oficialismo, podemos señalar que:

La gestión de la realidad hasta el momento ha sido sumamente efectiva para el logro del objetivo de preservar el poder. Ayudados seguramente con la gran experiencia del G2 cubano, se dispone de salas situacionales que permiten monitorear todas las situaciones que pueden ayudar o perjudicar el objetivo planteado, y actuar con gran rapidez para neutralizar cualquier amenaza que se presente.

En cuanto a la gestión de la acción también ha demostrado el sector oficialista una organización política (en la que incluyo a los órganos gubernamentales y las fuerzas armadas) para la ejecución de sus actividades.

La estrategia central de la acción ha sido determinada por la confrontación con el objeto de polarizar a la población en dos bandos bien definidos, los que están del lado del pueblo, es decir, los buenos y los apátridas que quieren entregar al país a las potencias extranjeras. Esto les ha traído ventajas porque le ha servido para arrinconar a los sectores contrarios al régimen y disuadir a los leales de desviarse del lineamiento único y centralizado. 

También ha traído inconvenientes porque tanto los movimientos estudiantiles y sindicales son contrarios, por su naturaleza, al control férreo de un solo pensamiento y liderazgo y a pesar de los intentos de crear organizaciones paralelas, éstas no han hecho más que reforzar la determinación de permanecer fuera de ese yugo. El arrinconamiento de los adversarios ha logrado la unificación de las corrientes adversas con el objetivo común del cambio y el crecimiento de un sector No Alineado, que tampoco se suma a la Unidad Democrática.

En mi opinión, el gran fracaso de esta gestión fue no haber logrado el triunfo del referéndum de la Reforma Constitucional, y esta responsabilidad debe ser adjudicada exclusivamente al Presidente de la República de la época, que se dejó llevar por su ambición desmedida de poder absoluto y sólo permitió que se propusiese la aprobación de su reelección indefinida y no la de los demás cargos de elección popular. Esto hizo que su maquinaria política apoyara con desgano su propuesta y se produjera una abstención en los votantes pro gobierno que determinó el triunfo del NO, aunque luego logró la reelección indefinida de todo cargo de elección popular.

En cuanto a su gestión de la posibilidad, resulta más complejo analizarla porque tal y como señalé esta gestión requiere la capacidad de visualizar un futuro que no existe y una capacidad de liderar o captar adeptos para que se sumen a ese objetivo.

Aquí nos encontramos con un corto circuito, porque si bien el objetivo es la preservación  y perpetuación en el poder, este objetivo está planteado como parte del logro de un objetivo declarado que es el logro del socialismo.

Cuando los que hacen estudios de opinión preguntan a las personas el significado de socialismo, la gran mayoría de las personas lo identifica con la existencia de programas sociales, no con un modelo político, y en este caso en particular, antidemocrático; sin  emabargo en estos momentos se asocia al socialismo al fracaso rotundo de gobierno en resolver problemas de carácter público y las distorciones económicas como han sido la inflación, el desabastecimiento, etc.

En fin, la venta de la posibilidad se enfoca en que el actual régimen es el único que garantiza que el Estado provea de forma ilimitada beneficios sociales a la población mediante un reparto igualitario de la inagotable renta petrolera.

Si algo no funciona o sale mal, es culpa del Imperio, de la burguesía, de la iglesia, tanto así que al capitalismo se le hace responsable de la devastación del planeta Marte, a pesar de que luego de la destrucción quedó un planeta totalmente rojo.

Esta matriz es posible mediante el uso de la llamada hegemonía comunicacional, que no es más que la implementación del modelo de Goebbels, que permite que sea escuchada sólo, de manera abrumadora, la versión oficial de la “verdad”. El gran inconveniente de esta estrategia es la masificación a nivel mundial de los medios alternativos y las redes sociales que permiten que todo se sepa y que se pueda organizar un colectivo fuera del control del gobierno.

Hasta el momento, esta estrategia comunicacional que nos promete un bienestar garantizado y provisto exclusivamente por el Estado ha sido muy exitosa. Sin embargo, se presentó lo que nadie esperaba, y es que esta posibilidad se vendió como que fuera sólo realizable si una única y exclusiva persona permanecía a perpetuidad en el poder, porque esa única persona, el Líder Fundamental de la Revolución, tiene las facultades sobrehumanas para su consumación. 

De aquí ha surgido la interpretación de que se ha transformado a este señor en un líder religioso, una suerte de Bolívar reencarnado.  

El logro no está garantizado por un equipo, un grupo, un partido, no siquiera por un proyecto, solo lo garantiza una persona.

Esta estrategia tenía un error fundamental: que hasta Jesucristo resucitado se fue al cielo y tuvo que entregarle su negocio a otras personas. La posibilidad de sucesión o del surgimiento de un liderazgo alternativo ha sido reprimida salvajemente. En el Antiguo Testamento morían apedreados los falsos profetas, y éste puede ser el destino de este "profeta".

En este escenario, el oficialismo hace lo indecible para crear la impresión de que el Líder Fundamental se ha curado, porque su desaparición, cambiara totalmente la intención de voto de gran parte del electorado cautivo de este sector, porque ningún sucesor garantiza los milagros del falso mesías.

Si a esto sumamos el agotramiento de la chequetra de PDVSA y el fracaso rotundo del modelo económico, el derrumbamiento de este castillo de naipes es indetenible.

También pesa sobre el oficialismo la incongruencia entre los ofrecimientos de planes sociales y de bienestar cuando prácticamente todos los problemas que aquejaban a la población se han visto agravados en estos trece años de gobierno, con lo cual cada vez más personas ven la profunda incompetencia que subyace a la hora de resolver problemas de carácter público por parte del gobierno. Aquí les ha quedado como defensa las “vidrieras” que consisten en construir viviendas en donde se vean, sembrar campos a los lados de las autopistas, mentir sobre la producción de las empresas expropiadas, etc. 

Al que no le sea asignada una vivienda, se le da una bolsa de comida, se le regalas electrodomésticos, se le da un certificado que le “da derecho” a una vivienda y por añadidura se le incluye en un novedosa misión que le garantiza recibir alguna cantidad de dinero mensual. Así una promesa puede adquirir alguna credibilidad. Pero esta incongruencia se pone cada vez más de manifiesto y esto también afecta gravemente la credibilidad del líder supremo y su mermado substituto.

En conclusión, en la medida en que el pueblo de Venezuela siga percibiendo que se puede garantizar la persistencia de los planes sociales en el país, aumentan las probabilidades de la preservación del régimen. Esto no garantizará la persistencia del régimen, porque los gravísimos problemas fiscales y de gestión pública se agravan cada vez más y la desnudez de Rey también, y aunque logre llegar, solo les ha quedado la represión y el silenciamiento de los meduios de comunicación y la posible supresión de las redes sociales.

También hay un punto de inflexión en el cual la promesa no compense el horror de la gestión pública en seguridad, salud, educación, electricidad, agua, corrupción, etc., que puede mover la balanza en sentido contrario.

En la siguiente entrega, vamos a actualizar el análisis de las demás corrientes políticas, la de la Unidad Democrática y de la los No Alineados.