martes, 21 de diciembre de 2010

La Felicidad y los Paradigmas:


Cascarón Nuevo e Ideas Viejas
            Los paradigmas son modelos o creencias que se aceptan como verdaderas o falsas, que mantenemos en el tiempo, sin ponerlas a prueba de un nuevo análisis.

            Estas creencias o modelos pueden haberse adquirido por el uso de la lógica, mediante un silogismo, por ejemplo, o simplemente resultan adquiridas o heredadas de otras personas, sin que medie una constatación. Resulta especialmente peligroso cuando el paradigma proviene de una creencia de la infancia puesto que la misma nos lleva a actuar, cuando somos adultos, sobre los mismos presupuestos que usábamos cuando niños.

          Cuando esto sucede, nuestras actuaciones y respuestas son idénticas a las que teníamos en la infancia. Esto se me hizo evidente cuando en una oportunidad presencié una discusión entre dos hermanas ochentonas y vi en realidad dos niñas reclamándose culpas entre sí, como si no hubieren pasado los años......

           La niñez no nos permite ver matices en muchas situaciones y solemos simplificar nuestras creencias de tal forma que calificamos o emitimos juicios blancos o negros, sin ningún matiz. La adultez nos enseña que son raros los absolutos y nos aporta mayor flexibilidad, pero si no hemos dado chance a la revisión de las creencias del pasado, éllas permanecen intactas....

           Los paradigmas nos ayudan a sentir que algunas cosas están resueltas o se “saben a ciencia cierta”, en contraposición a la inseguridad y hasta el miedo que nos hace sentir cuando desconocemos las respuestas que consideramos necesarias.

          El riesgo de esta sensación de seguridad es que el aprendizaje o el acto de aprender constituye una competencia que requiere de la audacia de introducirse en mundos que nos son desconocidos. Esta situación se explica con suma claridad en un libro llamado “Quién se comió mi queso”.

       Evidentemente, pensar, como sostienen algunos, que debemos prescindir de paradigmas -lo cual constituye a su vez un paradigma- es ilusorio, porque algún piso necesitamos, incluso para lanzarnos hacia el conocimiento novedoso y el aprendizaje; lo que si debemos es cultivar una actitud de revisión permanente de los paradigmas, al igual que debemos hacer con los silogismos. En este caso,  siempre es recomendable evaluar la validez de la premisa mayor, porque normalmente está constituida por un paradigma y sabemos que  si la premisa mayor es falsa, la conclusión  va a ser incorrecta y aún así pensaremos que si lo es.

         En este sentido sostengo que mi gran paradigma es que el dominó es un juego de tantos, el que llega primero a 100 tantos gana, todo lo demás en el juego es cuestionable, discutible y revisable (no hay nadie más paradigmático que un jugador promedio de dominó).

        Por estas razones, les señalo a mis alumnos tal y como lo hacía mi señor padre a los suyos, lo siguiente: “No crean que todo lo que lean es verdad; deben estar dispuestos a cuestionar cualquier afirmación.” (por supuesto, incluyendo este texto). Este consejo es cada días más valioso porque el bombardeo de información que recibimos hoy por hoy es tan grande que no tenemos tiempo para la reflexión.
      
 La felicidad está vinculada a nuestra superación permanente como seres humanos y esto es solo posible cuando nos armamos de coraje y nos lanzamos hacia lo desconocido con la ilusión de encontrar mundo nuevos que nos permitan entender diversas perspectivas de la realidad, la evidente y la inmanente; en escaparnos de  nuestro observador y asumir la posición del que nos observa, no solo escuchar nuestro discurso, sino también el del otro, desde su observador, su cultura, su historia, su experiencia, su emoción, para encontrar referentes que nos ayuden a auto evaluarnos y en fin a conocernos mejor. El encontrar estos mundos nuevos nos saca del “aburrimiento”(*) de la rutina diaria y nos imbuye en la felicidad del aprender .

(*) Si usted es un persona que acepta que se aburre en alguna oportunidad, es porque desconoce el valor y la belleza de su mundo interior y lo invito a que inicie su introspección para encontrar todas esas maravillas que se ha perdido hasta ahora.