martes, 14 de agosto de 2012

La Política Venezolana Desde Una Mirada Ontológica

Según Wikipedia: “La ontología estudia la manera en que se relacionan las entidades que existen.  Por ejemplo, la relación entre un universal (rojo) y un particular que 'lo tiene' (esta manzana), o la relación entre un evento (Sócrates bebió la cicuta) y sus participantes (Sócrates y la cicuta)”.

El sentido ontológico busca comprender la realidad y las relaciones desde una perspectiva de los que nos es común a los seres humanos y no de los que nos diferencia.

Existe una manera de evaluar la gestión de una persona, de un colectivo, de una empresa, de un gobierno que se llama Modelo de Gestión Ontológica, el cual tiene varias dimensiones que pueden ser usadas para dicho análisis. Las principales son tres:
1.- La Gestión de la Realidad.
2.- La Gestión de la Acción.
3.- La Gestión de la Posibilidad.

La Gestión de la Realidad:
La Gestión de la Realidad analiza la información que se dispone del entorno. Cuando hablo de entorno me refiero al pertinente, aquél con el que se interactúa o que tiene la posibilidad de influir en la persona o entidad que es objeto de análisis o a la inversa.

Recientemente se ha puesto de moda preguntarle a los que dirigen una empresa: ¿Quiénes son tus stakeholders o partes interesadas? (Stakeholder, aquel que ha apostado o asumido un riesgo—un accionista, un inversionista, un proveedor—a favor de la empresa).

Estas partes interesadas son todas aquellas personas, entes o instituciones con las cuales se interactúa y cuyas acciones o decisiones afectan o influyen sobre la realidad de la entidad objeto de análisis o que es capaz de influir.

Lo importante de esta determinación es que a partir de esta observación podemos realizar un análisis de la realidad que nos permita saber cuáles son las dinámicas que se están generando en el entorno, y del comportamiento de esos stakeholders para determinar las dinámicas que pueden afectarnos o que puedan estar dirigidas a la organización. Esto nos llevará a determinar las acciones o decisiones que debemos tomar para que el impacto de esas acciones sea beneficioso o para poder matizar o gerenciar las que pueden perjudicarnos.

Aquí resulta muy útil la metodología que parte de listar todas esas acciones o decisiones y clasificarlas según su impacto (bajo o alto) sobre nosotros o nuestros emprendimientos, y a la probabilidad de su ocurrencia (baja o alta), para propósitos de decidir un grado de preparación correcto.

Esto nos lleva a la elaboración de una cuadrícula en la que hay:
1.- Eventos de Alto Impacto y Alta Probabilidad.
2.- Eventos de Alto Impacto y Baja Probabilidad.
3.- Eventos de Bajo Impacto y Alta Probabilidad.
4.- Eventos de Bajo Impacto y Baja Probabilidad.

Vistos de esta forma, los eventos de Bajo Impacto, sean de Alta Probabilidad o, mucho más si son de Baja Probabilidad, suelen poder manejarse sin mucha preparación, porque los efectos sobre la institución no son significativos.

A partir de allí se requiere dar prioridad máxima a los de Alto impacto y Alta Probabilidad pero atendiendo también los de Alto Impacto y Baja Probabilidad, porque aunque sean más improbables, el efecto puede ser muy considerable para la institución.

A partir de aquí deben generarse planes de acciones para evitar que se produzca esos eventos o para minimizar sus consecuencias y los planes de contingencia para el caso en que se materialicen.

En la medida en que una persona tenga mayor dominio de la información pertinente del entorno, más asertivas van a ser sus acciones y decisiones y habrá una mayor probabilidad de éxito o de supervivencia.

Para la gestión diaria es importante tener esta lectura de la realidad, pero además como veremos cuando se gestiona la posibilidad también es importante partir del conocimiento de la actualidad para poder proyectarse al futuro sobre una base firme y certera.

La Gestión de la Acción:
La gestión de la acción tiene que ver con todas las actividades que se requiere realizar para el logro de los objetivos de una persona o institución o para influir positivamente sobre el entorno.
En este caso, en la medida en que la Gestión de la Realidad haya sido más efectiva, podremos establecer metas para ser exitosos y hacer un eficiente manejo de recursos económicos y humanos para acometer las acciones requeridas. Las competencias del recurso humano son trascendentes para este fin y la constancia y la evaluación continua del cumplimiento de los planes de trabajo o proyectos acordados. Aquí se requiere los planes de trabajo con sus etapas definidas, sus responsables, sus tiempos de ejecución y de revisión o auditoría para cerrar brechas entre el objetivo y lo alcanzado.

Modernamente, estos planes de acción son manejados a través de los llamados Sistemas de Gestión, los cuales no sólo funcionan para que se cumpla con las acciones requeridas sino que garantizan un registro y documentación ordenada e integral.

Esta gestión de la acción es importante cuando se gestiona la cotidianidad, pero a partir de la gestión de la posibilidad se complica el establecimiento de una acción efectiva  en ese futuro que se visualiza como posible.

La Gestión de la Posibilidad:
La Gestión de la Posibilidad tiene que ver más con un elemento emocional, porque está vinculado con el sueño, con la imaginación, con eso que no existe, que puede parecer imposible de lograr pero que un liderazgo inspirador puede trasmitir esa esperanza a los demás.

La posibilidad no se puede vincular con la preservación de lo que se tiene, y presenta la dificultad de que, en el futuro, eso que se pretende preservar no resulta viable. Este aspecto es muy importante en todo proceso de cambio, porque aclara de forma muy poderosa lo que no se está dispuesto a renunciar y lo que se puede conservar realmente en una empresa ambiciosa.

La posibilidad requiere ir más allá de lo que se ha logrado; es el deseo imperativo de llegar a la tierra prometida y la emocionalidad que nos permite atravesar el desierto que nos separa del objetivo. Se requiere salir de la caja de los prejuicios y de los marcos mentales que nos gobiernan y estar dispuestos a salir de esta zona de confort y de certezas para ver posibilidades donde antes existían barreras.

Sin un liderazgo inspirador que cautive a los demás, el logro de ese sueño se hace imposible.

Sin embargo, el logro del sueño sólo es posible si se ha manejado bien la información de la realidad y se ha tenido la organización de las acciones y la tenacidad en acometerlas para que el sueño se mantenga vivo, incluso a pesar de tropiezos y de dificultades; de lo contrario el sueño se desinflará como un globo de aire caliente.

Aquí tenemos que entender que la gestión de la realidad nos da información del momento, y que en la situación actual del planeta la estabilidad de los acontecimientos en el tiempo se hace cada vez más inestable y sólo nos permite realizar acciones a corto o mediano plazo a partir de esa información. Esto no tiene que ver con la gestión de la posibilidad porque ésta apunta al largo plazo.

Lo que sucede es que la gestión de la realidad nos permite poner un punto de partida para la labor de mirar al futuro. Como señalamos, para disponerse a mirar al futuro se requiere salirse de los marcos mentales que atrapan nuestra mente y así visualizar a veinte años de distancia cómo va a ser esa realidad, cómo va a funcionar, qué ventajas o retos podemos encontrar para poder diseñar nuestro modelo de sustentabilidad en el tiempo.

Esta tarea no es fácil porque muchos de los acontecimientos que vivimos en estos días no los imaginábamos hace veinte años. También la capacidad de predicción se ha visto sorprendida con los eventos políticos ocurridos en el mundo; para muestra un botón: nadie podía imaginar hace diez años que Obama sería Presidente de los Estados Unidos, teniendo padre musulmán y madre cristiana. Por cierto, éste ha sido un evento que apunta a una tendencia cada vez más integradora de la sociedad de ese país.

A pesar de la dificultad al ver el comportamiento de la gente en el mundo, parece estar creciendo una sensibilidad hacia los temas ambientales y de sustentabilidad, el uso cada vez más de energías menos contaminantes y renovables, a que la población se detenga en su crecimiento en menos de cien años, con un envejecimiento de las poblaciones y el incremento de la edad promedio de expectativa de vida, que el desarrollo de las comunicaciones va a seguir su avance, así como de los sistemas de computación y sociedades más participativas y democráticas en países cada vez más integrados y con la evaporación de las fronteras nacionales, etc., etc., etc. Pero también puede haber aspectos preocupantes para los que hay que estar preparados, como son la sobrepoblación, la insuficiencia de alimentos, la escasez de agua potable, la necesidad de evolucionar hacia otras fuentes energéticas, el incremento del reciclaje, etc.

En fin, el éxito en la gestión de la posibilidad es que podamos tener un sueño y el liderazgo para enamorar a la gente para su logro, pero ese sueño y el convencimiento de esa posibilidad debe ser cierta o creíble de alguna forma, aunque a veces se han presentado soñadores de lo imposible que el tiempo ha demostrado que tenían razón y el ejemplo más evidente es el de Julio Verne.

Vista esta metodología, voy analizar las distintas tendencias que se presentan en la política venezolana para establecer sus gestiones ontológicas y poder explicar su efectividad o sus fracasos basados en este modelo de análisis.

En Venezuela podemos identificar tres tendencias fundamentales, la Oficialista, la de la Unidad Democrática y los No Alineados.

Es muy importante para esto aclarar que resulta importante definir primero cual es el propósito de la acción política de cada una de estas corrientes políticas, puesto que si se realiza el análisis basado en lo que cada sector declara como objetivo podemos distanciarnos mucho de la realidad.

En los últimos trece años, ha existido una clara polarización entre el sector Oficialista y los sectores de oposición, que hoy en día se reúnen en el Movimiento de Unidad Democrática, pero existe un crecimiento de una posición No alineada a las anteriores.

El sector oficialista liderado por el señor Hugo Chávez ha declarado varias intenciones, entre otras: la instauración de un socialismo que en algunas  ocasiones han aceptado que es un comunismo a la cubana o similar a la doctrina del libro verde de Ghadafi, etc.; que es una iniciativa humanitaria que propugna la creación de un poder popular que sustituya a todas las instituciones civiles o militares y un sistema económico de reparto de la riqueza a las clases económicas más desfavorecidas y lograr la formación de un hombre nuevo, entre otras ideas.

Sin embargo, el interés que subyace en el fondo del accionar del sector oficial ha sido la preservación del poder y la ampliación de su ámbito de control de los restantes sectores, instituciones y organizaciones del país. Esto quiere decir que su actuación está encuadrada en el paradigma tradicional de la política, cuyo objetivo fundamental es la obtención del poder y su preservación en el tiempo. Esa aparente entrega del poder al pueblo pasa por la eliminación de la representatividad, creándose comunidades amorfas que sólo se relacionan directamente con el líder fundamental y que además quedan subordinadas por la dependencia económica de ese poder central y absoluto. Un sistema de asambleas anárquicas con un único líder nacional.

Como la vía violenta, es decir, mediante un golpe de estado, no fue exitosa, este sector optó por el uso de los mecanismos de la democracia, en especial la vía electoral para el logro de su objetivo. Se dio cuenta de que el marco democrático daba una mayor legitimidad y, por las condiciones mundiales actuales, una aceptación por parte de los demás países del planeta. Este aspecto de imagen internacional resulta importante en este objetivo, porque el logro del poder no está limitado a las fronteras del país sino que existe la aspiración de ejercer control de otras naciones, principalmente de Latinoamérica.

Para facilitar este objetivo, se propuso la elaboración de una nueva constitución, la cual ayudó en gran medida al oficialismo porque incrementó de manera significativa las competencias del Presidente de la República; sin embargo, el logro no fue total al confirmarse la República como un estado democrático que preserva la separación de los poderes y la descentralización a través de los estados y lo municipios.

En este orden de ideas era requerido lograr un mayor control de las instituciones, lo cual también se logró electoralmente al obtener la mayoría calificada de los miembros de la Asamblea Nacional. Esto permitió la designación de los miembros del Poder Moral por parte del sector oficialista y el control del Consejo Nacional Electoral, lo que posteriormente se consolidó con el aumento de los magistrados del Tribunal Supremo y el control sobre el poder judicial.

En cuanto a las regiones, se les presentó una situación cada vez más preocupante, y es que los sectores adversos al oficialismo han logrado conservar gobernaciones y alcaldías y han logrado ganar jurisdicciones que antes eran afines al oficialismo, bien sea por elecciones o por deserciones desde las filas oficiales.

Esto se pretendió resolver de un solo golpe con la propuesta de reforma constitucional, que fue derrotada en el referéndum convocado para tal fin, aunque esto no ha impedido que mediante leyes se vaya paulatinamente vaciando de competencias y de recursos económicos a las regiones, en beneficio de un supuesto poder popular que es controlado política y económicamente desde Miraflores.

Con los militares ha pasado algo similar. Se ha ido penetrando los mandos militares dejando de lado los ascensos por mérito y ascendiendo a los altos mandos a personas que hayan demostrado lealtad absoluta al líder fundamental de la revolución. Pero esto no ha resultado suficiente, porque en los momentos en que el oficialismo ha pretendido imponer un resultado electoral distinto, no ha encontrado el apoyo de la Fuerza Armada para lograrlo. Esto hizo que el oficialismo pretendiera la substitución en el tiempo de la Fuerza Armada por una milicia, pero esto fracasó de forma rotunda.

Da la impresión que las disposiciones del Tratado de Roma han disuadido a los militares de participar en intentonas golpistas. Vemos el efecto que ha producido en Siria las deserciones de muchos generales y del primer ministro de ese país ante un gobierno que masacra a su pueblo solo para sostenerse en el poder.

La estrategia más efectiva utilizada con la Fuerza Armada y que también se utilizó para lograr adeptos a su causa fue la corrupción. En la Fuerza Armada se arrancó con el Plan Bolívar 2000 y se ha logrado corromper a cada vez más amplios sectores militares, especialmente a la Guardia Nacional—que el oficialismo trató de eliminar de un plumazo al inicio del gobierno—al hacerla partícipe de todos los negocios de contrabando, narcotráfico y lavado de dinero.

Por último, para el logro de su objetivo de poder, debe eliminar toda posibilidad de financiamiento de sectores adversos por parte de empresarios privados, de partidos políticos y de la Iglesia Católica. Para lograr esto, se eliminó la financiación pública de partidos políticos, y se planea y se ha venido ejecutando la expropiación total y absoluta del sector privado, se ha penalizado todo financiamiento proveniente de entes internacionales y se ha vaciado las arcas de las gobernaciones y alcaldías para empobrecer a toda organización que no sea afecta al régimen. Esto se completa con el control de más del 95% de los medios de comunicación de televisión y radio, bien sea directamente o a través de afectos al régimen u organizaciones sociales que utilizan las frecuencias sin permiso, lo que permite cerrarlas de inmediato cuando se vuelven críticas del gobierno, o mediante la disuasión y el miedo.

Mientras sea necesario seguir aparentando la existencia de una democracia, se hace uso de los recursos del Estado para realizar actividades e inversiones de tipo social, fundamentalmente en períodos electorales. Fuera de esos eventos la gestión gubernamental es deficiente a niveles criminales.

Si hacemos un análisis de la Gestión Ontológica del Oficialismo, podemos señalar que:
La gestión de la realidad hasta el momento ha sido sumamente efectiva para el logro del objetivo de preservar el poder. Ayudados seguramente con la gran experiencia del G2 cubano, se dispone de salas situacionales que permitan monitorear todas las situaciones que pueden ayudar o perjudicar el objetivo planteado, y actuar con gran rapidez para neutralizar cualquier amenaza que se presente.

En cuanto a la gestión de la acción también ha demostrado el sector oficialista una organización política (en la que incluyo a los órganos gubernamentales y las fuerzas armadas) para la ejecución de sus actividades.

La estrategia central de la acción ha sido determinada por la confrontación con el objeto de polarizar a la población en dos bandos bien definidos, los que están del lado del pueblo, es decir, los buenos y los apátridas que quieren entregar al país a las potencias extranjeras. Esto les ha traído ventajas porque le ha servido para arrinconar a los sectores contrarios al régimen y disuadir a los leales de desviarse del lineamiento único y centralizado. También ha traído inconvenientes porque tanto los movimientos estudiantiles y sindicales son contrarios, por su naturaleza, al control férreo de un solo pensamiento y liderazgo y a pesar de los intentos de crear organizaciones paralelas, éstas no han hecho más que reforzar la determinación de permanecer fuera de ese yugo. El arrinconamiento de los adversarios ha logrado la unificación de las corrientes adversas con el objetivo común del cambio y el crecimiento de un sector No Alineado, que tampoco se suma a la Unidad Democrática.

En mi opinión, el gran fracaso de esta gestión fue no haber logrado el triunfo del referéndum de la Reforma Constitucional, y esta responsabilidad debe ser adjudicada exclusivamente al Presidente de la República, que se dejó llevar por su ambición desmedida de poder absoluto y sólo permitió que se aprobase su reelección indefinida y no la de los demás cargos de elección popular. Esto hizo que su maquinaria política apoyara con desgano su propuesta y se produjera una abstención en los votantes pro gobierno que determinó el triunfo del NO.

En cuanto a su gestión de la posibilidad, resulta más complejo analizarla porque tal y como señalé esta gestión requiere la capacidad de visualizar un futuro que no existe y una capacidad de liderar o captar adeptos para que se sumen a ese objetivo.

Aquí nos encontramos con un corto circuito, porque si bien el objetivo es la preservación  y perpetuación en el poder, este objetivo está planteado como parte del logro de un objetivo declarado que es el logro del socialismo.

Cuando los que hacen estudios de opinión preguntan a las personas el significado de socialismo, la gran mayoría de las personas lo identifica con la existencia de programas sociales, no con un modelo político, y en este caso en particular, antidemocrático.

En fin, la venta de la posibilidad se enfoca en que el actual régimen es el único que garantiza que el Estado provea de forma ilimitada beneficios sociales a la población mediante un reparto igualitario de la inagotable renta petrolera.

Si algo no funciona o sale mal, es culpa del Imperio, de la burguesía, de la iglesia, tanto así que al capitalismo se le hace responsable de la devastación del planeta Marte, a pesar de que luego de la destrucción quedó un planeta totalmente rojo.

Esta matriz es posible mediante el uso de la llamada hegemonía comunicacional, que no es más que la implementación del modelo de Goebbels, que permite que sea escuchada sólo, de manera abrumadora, la versión oficial de la “verdad”. El gran inconveniente de esta estrategia es la masificación a nivel mundial de los medios alternativos y las redes sociales que permiten que todo se sepa y que se pueda organizar un colectivo fuera del control del gobierno.

Hasta el momento, esta estrategia comunicacional que nos promete un bienestar garantizado y provisto exclusivamente por el Estado ha sido muy exitosa. Sin embargo, se presentó lo que nadie esperaba, y es que esta posibilidad se vendió como que fuera sólo realizable si una única y exclusiva persona permanecía a perpetuidad en el poder, porque esa única persona, el Líder Fundamental de la Revolución, tiene las facultades sobrehumanas para su consumación. De aquí ha surgido la interpretación de que se ha transformado a este señor en un líder religioso, una suerte de Bolívar reencarnado.  El logro no está garantizado por un equipo, un grupo, un partido, no siquiera por un proyecto, solo lo garantiza una persona.

Esta estrategia tenía un error fundamental: que hasta Jesucristo resucitado se fue al cielo y tuvo que entregarle su negocio a otras personas. La posibilidad de sucesión o del surgimiento de un liderazgo alternativo ha sido reprimida salvajemente. En el Antiguo Testamento morían apedreados los falsos profetas, y éste puede ser el destino de este "profeta".

En este escenario, el oficialismo hace lo indecible para crear la impresión de que el Líder Fundamental se ha curado, porque su desaparición, o la posibilidad cierta de la misma, podría cambiar totalmente la intención de voto de gran parte del electorado cautivo de este sector, porque ningún sucesor garantiza los milagros del falso mesías.

También pesa sobre el oficialismo la incongruencia entre los ofrecimientos de planes sociales y de bienestar cuando prácticamente todos los problemas que aquejaban a la población se han visto agravados en estos trece años de gobierno, con lo cual cada vez más personas ven la profunda incompetencia que subyace a la hora de resolver problemas de carácter público por parte del gobierno. Aquí les ha quedado como defensa las “vidrieras” que consisten en construir viviendas en donde se vean, sembrar campos a los lados de las autopistas, mentir sobre la producción de las empresas expropiadas, etc. Al que no le sea asignada una vivienda, se le da una bolsa de comida, se le regalas electrodomésticos, se le da un certificado que le “da derecho” a una vivienda y por añadidura se le incluye en un novedosa misión que le garantiza recibir alguna cantidad de dinero mensual. Así una promesa puede adquirir alguna credibilidad. Pero esta incongruencia se pone cada vez más de manifiesto y esto también afecta gravemente la credibilidad del líder supremo.

En conclusión, en la medida en que el pueblo de Venezuela siga percibiendo que el Presidente está curado de la enfermedad que lo aqueja, y que sólo a través de él se puede garantizar la persistencia de los planes sociales en el país, aumentan las probabilidades de su reelección. Esto no garantizará la persistencia del régimen, porque los gravísimos problemas fiscales y de gestión pública se agravan cada vez más y la salud del Presidente también, y aunque logre llegar al 7 de octubre mostrando vitalidad, ya tiene una cita que debe cumplir, tarde o temprano.

También hay un punto de inflexión en el cual la promesa no compense el horror de la gestión pública en seguridad, salud, educación, electricidad, agua, corrupción, etc., que puede mover la balanza en sentido contrario.

En la siguiente entrega, vamos a realizar el análisis de las demás corrientes políticas, la de la Unidad Democrática y de la los No Alineados.