Con la venida del niño Dios, se celebra
también a la Sagrada Familia y la importancia que tiene para la humanidad.
Los seres humanos necesitamos de
la familia para sobrevivir y para nutrirnos perma- nentemente del amor, que
constituye su elemento de cohesión; La familia nos permite adquirir los
conocimientos elementales y básicos para nuestra vida y al mismo tiempo
enriquece todo nuestro mundo emocional, que es el piso sólido para el
desarrollo de la inteligencia emocional.
Por esta causa, cuando la familia
se vuelve altamente disfuncional, los resultados suelen ser negativos y sobretodo
los niños quedan con una carga psicológica y emocional que deben resolver a lo
largo de sus vidas, no siempre con éxito.
La familia está vinculada al concepto de hogar, que es el fuego alrededor del cual se encuentran sus miembros. Pienso que ese concepto más primitivo vinculado con el sentido de pertenencia debe evolucionar de la manera siguiente: Hogar no es un lugar donde llego al encuentro de los míos, es a quien o a quienes llego; llegamos al seno de los que amamos y nos aman, así estén presentes o ausentes, como nos pasa en este mundo de familias dispersas por el mundo.
En lo personal me siento
afortunado de pertenecer, no a una familia perfecta, pero si altamente
funcional, unida y solidaria.
La familia ha tenido siempre
peligros a lo largo de la historia y hoy no está ajena a retos importantes,
porque no es suficiente el amor para sostenerla en el tiempo, porque también es
necesario que sus miembros tengan un compromiso serio en favor de ese equipo; una
congruencia (ideas, emociones y acciones que vayan casi siempre en el mismo
sentido) y también disponer de habilidades y herramientas favorables a la
convivencia, como son el respeto una comunicación sana y la capacidad de poner
sobre la mesa las diferencias con ánimo de crecer, corregir y aprender de los
errores y lo más importante de perdonar.
Con mucha frecuencia se escucha
decir, en cuanto a las relaciones humanas y en especial entre padres e hijos: “Más
importante es la calidad que la cantidad”. Esto que en principio pudiéremos
aceptar como cierto, tiene límites, ¿será una vez al día, a la semana, al mes o
al año?
Lo que pienso es que el
aprendizaje y la nutrición de las personas, en el sentido más amplio de la
palabra, requiere dedicación y tiempo y no me refiero a lo que sería
equivalente al tiempo que dedica una maestro a sus alumnos, sino a que el ser
humano necesita, para su desarrollo emocional y para su aprendizaje, contacto
físico con las personas que se aman; por esta razón las familias con
tradiciones victorianas (limitar el contacto físico, el controlar y ocultar las
emociones, evitar a toda costa situaciones de conflicto, excesiva formalidad en
detrimento de la liviandad, disciplina militar, recluir a los hijos en
internados, excesos en el castigo físico, etc.) generan a estas personas una carencia con la que se carga por el
resto de sus vidas.
También la frecuencia permite que
la trasferencia más efectiva de información se produzca con el modelaje. De ese
observar las acciones, más que la retórica del deber ser, aprendemos a ser, aun
cuando no tengamos la conciencia de ese lenguaje.
Esto no implica que también debe
existir un compromiso de los hijos, con sus padres y sus hermanos, el deber de
obediencia y respeto a los padres, el tener que soportar y cumplir los castigos
que se le imponen (no resiento ningún correazo o nalgada que recibí, porque me
las merecí totalmente y no tengo trauma por ello) y someterse a una disciplina
que es muy útil para ser exitosos en nuestra vida de adultos. Con los hermanos,
el deber de respeto, apoyo y solidaridad, el acabar con la igualdad y cambiarla
por la equidad (*), que exige proteger al débil o al más necesitado, valores
que construyen una relación invaluable.
Pero los padres deben sobretodo respetar la individualidad de sus hijos y permitir que se produzca el proceso de individuación (**), con el cual cada quien encontrará su propio camino en la vida, en un ambiente de preservación de la autoestima.
Pero los padres deben sobretodo respetar la individualidad de sus hijos y permitir que se produzca el proceso de individuación (**), con el cual cada quien encontrará su propio camino en la vida, en un ambiente de preservación de la autoestima.
Hay aspectos en mi familia que me
han influenciado mucho: la conciencia desde muy niño de que mis padres, a pesar
de sus muchas virtudes, no eran perfectos, pero con la convicción de que hacían
su mejor esfuerzo.
Siempre tendemos a achacar
problemas o traumas a lo que nuestros
padres hicieron o dejaron de hacer y lo seguimos haciendo, a pesar de ser
adultos y con hijos propios que educar, cuando nadie ha sido educado para ser
padre, más allá de la propia vivencia en un seno familiar, en mayor o menor
medida disfuncional.
Esto quiere decir que todos
cargamos un morral lleno de cosas buenas y mala, de buenas y malas experiencias,
pero al llegar a la adultez, eso nos exige ser responsables, de tener que
potenciar las cosas buenas y metabolizar, cambiar o transmutar las malas; y, si
no somos exitosos, asumir nuestro barranco con dignidad y valor.
En mi familia siempre ha existido el
hábito de compartir la comida; oportunidad fabulosa para conversar de cualquier
tema y desde muy pequeños. Me horrorizo cuando alguien piensa que
hay conversaciones que son aburridas para los niños; lo que hay es una forma de
hablar desde la soberbia o desde el “Yo sé, ergo yo Soy”, que no es
comprensible o aceptable para el niño. Por el contrario, cuando el foco es el niño, la conversación fluye.
Una maestra a la que quiero
mucho, enseña a sus niños de pre escolar las obras de artes de pintores famosos:
Gaugin, Picasso, Velázquez, Rembrant, etc. y los niños logran entender la
belleza que crearon esos artistas, a disfrutarla y recrearla como ningún adulto
es capaz de hacerlo, desde el asombro y la avidez.
En casa, desde pequeños,
aprendimos a conversar sobre muchos temas serios e intrascendente y aprovechábamos esas oportunidades para resolver conflictos.
Nuestra cotidianidad y oportunidades de relacionarnos, se ve amenazada hoy por toda una suerte de aparatos tecnológicos, que nos acercan a personas al
otro lado del planeta, pero no apartan terriblemente del prójimo, ese que
estamos más obligados a cuidar y amar. Esto ha resultado en más información y menos cultura.
Toda tecnología y avance tiene
sus dos caras, el reto es hacerlos útiles y beneficiosos para la humanidad.
Hallacas de la Tribu Tambo |
En alguna oportunidad me he encontrado
con personas que están solas o tienen familias divididas por pleitos y
problemas de todo tipo. Yo rezo por ellas para que reflexionen sin son parte de
problema que los separa y crezcan para reconciliarse; y, cuando he podido les
he dicho: Si la vida o las circunstancias no te han permitido tener o compartir
en familia, ¡decrétala!
En la vida uno se consigue
amigos, vecinos, compañeros de trabajo, una pareja, etc. con los que estamos
compenetrados. ¡Piénsalos y vívelos como tu familia!
También teniendo tu propia
familia lo puedes hacer y cuando pienso en esa familia grande, la casa se me
llena de muchos y grandes afectos, y si insisto, sigue entrando más y más
gente, porque el corazón es un infinito de amor.
En esta Navidad, nos recordamos
de Jesús niño, quien vino a traernos Amor y Paz y para que hagamos lo que esté
en nuestras manos para santificar a nuestras familias.
Les envío a todos mis lectores y a
los que no lo son, un gran abrazo y que en estos momentos difíciles en que
vivimos a nivel mundial, juguemos en serio a la familia y que en ella
encontremos la fortaleza para ser felices en el abrazo y en el compartir ese
amor que viene de Dios.
Le pido que en esta Navidad
oremos por el papa Francisco, para que encuentre la sabiduría del Espíritu
Santo y la fortaleza para atravesar el desierto que tiene enfrente.
Que Dios los llene a todos de
bendiciones.
Una Canción de Navidad O Tannenbaum
Una Canción de Navidad O Tannenbaum
Gonzalo Pérez Petersen
(*) Cualidad que mueve a dar a
cada uno lo que merece.
(**) Individuación: Según Karl Jung:
"Individuación significa llegar a ser un individuo y, en cuanto por individualidad entendemos nuestra peculiaridad más interna, última e incomparable, llegar a ser uno Mismo. Por ello se podría traducir individuación también por mismación o autorrealización.
Noto una y otra vez que el proceso de individuación se confunde con el devenir consciente del Yo, y por ello el Yo se identifica con el Sí-mismo (arquetipo central de lo inconsciente colectivo), de lo que naturalmente surge una grave confusión del concepto. Pues de este modo la individuación se convierte en el mero egocentrismo y autoerotismo. Sin embargo, el Sí-mismo comprende infinitamente mucho más en sí que un mero Yo... Es tanto uno como los otros, como el Yo. Individuación no excluye al mundo sino que lo incluye." Wikipedia.