Un modelo de emociones |
Desde el día en que comencé la
labor de escribir este blog he sostenido que la felicidad es una vivencia
del presente y que no se debe ver solo como un desiderátum futuro, entre otras
cosas, porque el futuro no es una realidad, es una posibilidad. Esto no implica
que podamos visualizar un futuro mejor y organizar nuestras acciones para que
esa posibilidad se convierta en una realidad. Esta manera de actuar hacia el
futuro debe incorporar un entusiasmo y una emocionalidad que nos permita
comenzar a vivir la felicidad en ese hacer, en el proceso de construir una
realidad que no existe hoy.
La felicidad
no existe sin la presencia de situaciones que nos afecten negativamente; el ser
humano distingue con más facilidad cuando se encuentra en situaciones contrastantes y además requiere,
por la naturaleza eminentemente social de la humanidad, de conectarse
emocionalmente con otros seres humanos. Esto lo digo no de forma absoluta porque
una elevada vida espiritual puede llevarnos a experimentar la felicidad
mediante la conexión con una realidad inmanente, en la cual, también nos conectemos con el resto de la humanidad por la puerta de atrás, sin
que tengamos contacto físico con ella.
Hay que
distinguir muy bien entre las emociones y los estados emocionales. Las
emociones son pasajeras y se dan por
estímulos externos o internos, con lo cual cambian según las circunstancias, la
alegría, la tristeza, la ira, etc., etc.
Los estados
emocionales, tienen que ver con las emociones, pero estos no son pasajeros sino que están
implantados en la persona y forman parte de su personalidad. También los
estados emocionales en muchos casos están vinculados al grupo familiar de la
persona, es decir, que se pueden identificar en todos sus miembros o en gran parte
del mismo.
Existe un
modelo que clasifica los estado emocionales en cuatro tipos:
Maickel Melamed, con una gran discapacidad
física llegó a la meta en el
Maratón de Nueva York.
|
El
Resentimiento consiste en un enojo o rabia por algo que sucedió en el pasado y que
lleva a este tipo de personas a proyectar una conducta destructiva hacia el
futuro en búsqueda de una venganza o retaliación. En este estado emocional la
persona atribuye a otras personas o circunstancias las razones de sus fracasos
o de la situación en que se encuentra en el presente; se deja vencer por los
condicionamientos que han formado parte de su vida y, al asignar la
responsabilidad de lo que le pasa a otras personas, no es capaz de ver su potencial para superar esas barreras y por
eso su actitud hacia el futuro es destructiva. No cierra las situaciones del
pasado, hace muchas referencias al pasado negativo y no conoce el perdón. Aquí
vemos personas que han vivido grandes dificultades y que asumen una bandera
justiciera o reivindicativa que disfraza su deseo de venganza.
La
Satisfacción consiste en un estado de conformidad con lo que se tiene o se ha
logrado, asume que las cosas van a seguir bien de la misma forma que han sido
hasta ahora, y se manifiesta como una situación de paz. Estas personas se
sienten afortunadas por la bendiciones recibidas y reconocen en si mismos la
satisfacción del deber cumplido y de los éxitos logrados en su vida. Esta
actitud es contraproducente cuando se es joven con toda una vida por delante,
puesto que esa satisfacción se puede convertir en auto indulgencia y puede,
ante una situación difícil, no encontrar la entereza para sobrellevarla. La persona cuenta historias del pasado triunfal o de logro y no hace planes para el futuro.
Como dijimos aquí vemos principalmente a personas exitosas en su tercera edad.
La Resignación
consiste en un estado de conformismo con la circunstancia actual que no es
positiva (en su juicio), pero no se tiene la esperanza de que mejoren, es, además, un estado de
parálisis. Aquí vemos a una persona con ansiedad e incluso temor; también es una
persona que puede haber visto limitada su vida por ciertos condicionamientos o
la negatividad del entorno en que se ha desenvuelto y se ve así misma como
una hoja que vuela hacia donde sople en viento, sin capacidad para cambiar su
realidad, como si fuera una res en camino al matadero; esta persona se
parece a las que sufren el síndrome de Estocolmo. (*) Aquí vemos a una persona que vive en un régimen totalitario o a una persona con una discapacidad severa.
Dentro de la
línea de pensamiento que he mantenido a lo largo de estos años, considero que
la vivencia de la felicidad requiere una mezcla de satisfacción o
agradecimiento por las bendiciones o dones que hemos recibido, los logros a lo
largo de la vida, mezclado con un ambición de seguir adelante, abiertos a
nuevos proyectos y aprendizajes. Si una persona luego de una larga vida entra
en un estado de satisfacción, puede resultar válido porque la vida que queda es
corta, sin embargo, incluso en esta situación se puede seguir soñando y
participando en proyectos o sueños de los que vienen detrás de nosotros. De
esto estoy tan seguro por haber tenido la bendición de conocer muchas personas, que a
pesar de su avanzada edad o su precaria condición de salud, todavía seguían
luchando por esos sueños propios o ajenos que los hacían vibrar.
Estos estados
emocionales se manifiestan en la narrativa de las personas y en sus actuaciones
y de esta forma podemos identificarlas y nos facilita la forma como nos podemos
relacionar con ellas
Los estados
emocionales pueden cambiar, pero para ello se requiere de una toma de
conciencia de donde nos encontramos y una voluntad de producir un cambio.
Normalmente esto puede se acometido con un proceso de terapia psicológica o
psiquiátrica. También estos cambios pueden darse cuando la persona se ha visto
envuelta en una situación extrema o traumática que la obliga a reevaluar sus
paradigmas centrales.
Existen
muchos modelos para clasificar las emociones y los estados emocionales, pero
este que les he presentado por su sencillez puede sernos muy útil para
conocernos en este dominio y conocer a las personas que nos rodean o con
quienes convivimos en los distintos contextos en que nos desenvolvemos.
El
reto aquí es responder a las siguientes preguntas: ¿Cual es mi estado emocional?
¿Este estado emocional me ayuda a ser feliz?
(*) Wikipedia en Español: "El Síndrome de Estocolmo es una reacción psíquica en la cual la víctima de un secuestro, o persona retenida contra su propia voluntad, desarrolla una relación de complicidad con quien la ha secuestrado. En ocasiones, dichas personas secuestradas pueden acabar ayudando a sus captores a alcanzar sus fines o a evadir a la policía."