viernes, 24 de febrero de 2012

Los Estados Emocionales y la Felicidad:


Un modelo de emociones

Desde el día en que comencé la labor de escribir este blog he sostenido que la felicidad es una vivencia del presente y que no se debe ver solo como un desiderátum futuro, entre otras cosas, porque el futuro no es una realidad, es una posibilidad. Esto no implica que podamos visualizar un futuro mejor y organizar nuestras acciones para que esa posibilidad se convierta en una realidad. Esta manera de actuar hacia el futuro debe incorporar un entusiasmo y una emocionalidad que nos permita comenzar a vivir la felicidad en ese hacer, en el proceso de construir una realidad que no existe hoy.
La felicidad no existe sin la presencia de situaciones que nos afecten negativamente; el ser humano distingue con más facilidad cuando se encuentra en situaciones contrastantes y además requiere, por la naturaleza eminentemente social de la humanidad, de conectarse emocionalmente con otros seres humanos. Esto lo digo no de forma absoluta porque una elevada vida espiritual puede llevarnos a experimentar la felicidad mediante la conexión con una realidad inmanente, en la cual, también nos conectemos con el resto de la humanidad por la puerta de atrás, sin que tengamos contacto físico con ella.
Hay que distinguir muy bien entre las emociones y los estados emocionales. Las emociones  son pasajeras y se dan por estímulos externos o internos, con lo cual cambian según las circunstancias, la alegría, la tristeza, la ira, etc., etc.
Los estados emocionales, tienen que ver con las emociones, pero estos no son pasajeros sino que están implantados en la persona y forman parte de su personalidad. También los estados emocionales en muchos casos están vinculados al grupo familiar de la persona, es decir, que se pueden identificar en todos sus miembros o en gran parte del mismo.
Existe un modelo que clasifica los estado emocionales en cuatro tipos:
Maickel Melamed, con una gran discapacidad
 física llegó a la meta en el 
Maratón de Nueva York.
La Ambición que consiste en una actitud positiva hacia la vida y que mueve a la persona hacia el logro de nuevas metas o de crecimiento, se enfoca hacia el futuro con un objetivo constructivo. En este caso la persona se siente dueña y responsable de su destino y por tanto tiene la conciencia de que con su hacer y actuar puede lograr lo que se proponga. Su tema central es el proyecto y su hacer diario y las bondades de su sueño. Aquí vemos normalmente a personas jóvenes y luchadoras.
El Resentimiento consiste en un enojo o rabia por algo que sucedió en el pasado y que lleva a este tipo de personas a proyectar una conducta destructiva hacia el futuro en búsqueda de una venganza o retaliación. En este estado emocional la persona atribuye a otras personas o circunstancias las razones de sus fracasos o de la situación en que se encuentra en el presente; se deja vencer por los condicionamientos que han formado parte de su vida y, al asignar la responsabilidad de lo que le pasa a otras personas,  no es capaz de ver su potencial para superar esas barreras y por eso su actitud hacia el futuro es destructiva. No cierra las situaciones del pasado, hace muchas referencias al pasado negativo y no conoce el perdón. Aquí vemos personas que han vivido grandes dificultades y que asumen una bandera justiciera o reivindicativa que disfraza su deseo de venganza.
La Satisfacción consiste en un estado de conformidad con lo que se tiene o se ha logrado, asume que las cosas van a seguir bien de la misma forma que han sido hasta ahora, y se manifiesta como una situación de paz. Estas personas se sienten afortunadas por la bendiciones recibidas y reconocen en si mismos la satisfacción del deber cumplido y de los éxitos logrados en su vida. Esta actitud es contraproducente cuando se es joven con toda una vida por delante, puesto que esa satisfacción se puede convertir en auto indulgencia y puede, ante una situación difícil, no encontrar la entereza para sobrellevarla. La persona cuenta historias del pasado triunfal o de logro y no hace planes para el futuro. Como dijimos aquí vemos principalmente a personas exitosas en su tercera edad.
La Resignación consiste en un estado de conformismo con la circunstancia actual que no es positiva (en su juicio), pero no se tiene la esperanza de que mejoren, es, además, un estado de parálisis. Aquí vemos a una persona con ansiedad e incluso temor; también es una persona que puede haber visto limitada su vida por ciertos condicionamientos o la negatividad del entorno en que se ha desenvuelto y se ve así misma como una hoja que vuela hacia donde sople en viento, sin capacidad para cambiar su realidad,  como si fuera una res en camino al matadero; esta persona se parece a las que sufren el síndrome de Estocolmo. (*) Aquí vemos a una persona que vive en un  régimen totalitario o a una persona con una discapacidad severa.
Dentro de la línea de pensamiento que he mantenido a lo largo de estos años, considero que la vivencia de la felicidad requiere una mezcla de satisfacción o agradecimiento por las bendiciones o dones que hemos recibido, los logros a lo largo de la vida, mezclado con un ambición de seguir adelante, abiertos a nuevos proyectos y aprendizajes. Si una persona luego de una larga vida entra en un estado de satisfacción, puede resultar válido porque la vida que queda es corta, sin embargo, incluso en esta situación se puede seguir soñando y participando en proyectos o sueños de los que vienen detrás de nosotros. De esto estoy tan seguro por haber tenido la bendición de conocer muchas personas, que a pesar de su avanzada edad o su precaria condición de salud, todavía seguían luchando por esos sueños propios o ajenos que los hacían vibrar.
Estos estados emocionales se manifiestan en la narrativa de las personas y en sus actuaciones y de esta forma podemos identificarlas y nos facilita la forma como nos podemos relacionar con ellas
Los estados emocionales pueden cambiar, pero para ello se requiere de una toma de conciencia de donde nos encontramos y una voluntad de producir un cambio. Normalmente esto puede se acometido con un proceso de terapia psicológica o psiquiátrica. También estos cambios pueden darse cuando la persona se ha visto envuelta en una situación extrema o traumática que la obliga a reevaluar sus paradigmas centrales.
            Existen muchos modelos para clasificar las emociones y los estados emocionales, pero este que les he presentado por su sencillez puede sernos muy útil para conocernos en este dominio y conocer a las personas que nos rodean o con quienes convivimos en los distintos contextos en que nos desenvolvemos.
            El reto aquí es responder a las siguientes preguntas: ¿Cual es mi estado emocional? ¿Este estado emocional me ayuda a ser feliz?

 (*) Wikipedia en Español: "El Síndrome de Estocolmo es una reacción psíquica en la cual la víctima de un secuestro, o persona retenida contra su propia voluntad, desarrolla una relación de complicidad con quien la ha secuestrado. En ocasiones, dichas personas secuestradas pueden acabar ayudando a sus captores a alcanzar sus fines o a evadir a la policía."