jueves, 8 de agosto de 2013

Universidad o Estupidez.

Universidad Central de Venezuela
¿Un reloj detenido en el tiempo?
La Universidad* ha saltado a la palestra recientemente con temas muy variados, desde haberse constituido en la fuente de protestas por la libertad y la democracia, pasando por la pérdida de su adaptación a la realidad y terminando con la pretensión de regímenes autoritarios de destruirla o mediatizarla para someterla a directrices ideológicas de gobernantes de turno.
Resulta importante recordar que la importancia de la Universidad, a lo largo de su existencia, ha estado sustentada en que en ella ha permitido reunir profesionales, intelectuales, pensadores y estudiantes con diversas visiones y perspectivas del mundo, con la finalidad de intercambiar ideas, crear nuevo conocimiento, formar a las nuevas generaciones y preparar personas para cubrir las necesidades de la sociedad, suministrando personas capacitadas para realizar un sinnúmero de labores y actividades, más allá de un nivel técnico o artesanal.
La contrapartida que esto tiene es que las personas que se forman para cubrir estas necesidades tienen una mejor posibilidad de ingresar al mercado laboral, desarrollarse como seres humanos, aportar su conocimiento y labor a la sociedad y obtener su sustento y el de su familia.
¿Graduados de factótum?

Se da cada vez, con más frecuencia, la situación de que una persona, al obtener un grado universitario, ingresa al mercado laboral donde realiza una actividad distinta para la cual fue formada. 
Pienso que uno de los temas que está sobre la mesa es la preservación o no de la estructura rígida de los pensa de cada una de las carreras, y más aún en un mundo en el cual el paradigma inter-disciplinario está evolucionando hacia lo trans-disciplinario, es decir, pasar del respeto absoluto por la especialidad (coto de caza) a la apertura a un diálogo intenso entre las distintas disciplinas, requiriendo una formación más integral del alumno en aspectos de las distintas áreas del conocimiento. Este es uno de los temas acerca del diseño de una Universidad para el siglo XXI.
También, desde hace tiempo existe un desfase entre las personas y las profesiones que éstas escogen para estudiar y las necesidades reales de las sociedades en donde conviven.
En países con regímenes totalitarios, en los que existe mayor control en cuanto a quien estudia en una universidad y que es lo que estudia en la misma, existe un direccionamiento mayor hacia profesiones que son requeridas a criterio de esos gobiernos. Esto tampoco es una garantía de éxito. 
En sociedades más democráticas ha privado el criterio de la libertad individual, de manera que es el individuo quien decide cual es la profesión que desea estudiar. Resulta un poco distinta la forma en que se realiza esta elección cuando los estudios universitarios deben ser sufragados por el estudiante o su familia, puesto que resulta un sacrificio que debería valer la pena, es decir, que la persona al egresar de la universidad pueda acceder a un empleo digno con una remuneración suficiente para vivir.
Desde hace tiempo existen empresas que se han propuesto incidir de manera determinante en la formación de los trabajadores que van a laborar en las mismas, y han promovido acuerdos con universidades o fundado algunas, para influir en las materias y las herramientas, que son puestas a disposición del estudiante, para que su paso al ámbito laboral sea mucho más armónico y productivo.
Hace un tiempo supe que la empresa IBM prefería profesionales recién graduados y sin experiencia laboral para formarlos internamente, nos solo técnicamente, sino a los fines de que asumieran la cultura de esa organización desde su ingreso.
En la actualidad, no solo por la crisis económica que aqueja a muchos países en el mundo, existe una tendencia cada vez más pronunciada de desempleo, que se ve influenciada por: 1. la desaceleración de las economías y el encarecimiento de los costos de mano de obra; 2. los incrementos de beneficios; 3. la disminución paulatina de las jornadas laborales; y, 4. normativas de protección de los trabajadores, en especial las referidas a la seguridad y salud laboral, entre otras razones. Esto último ha impulsado a las empresas a desarrollar equipos mecánicos y automatizados que disminuyen la cantidad de personas en las plantas, y ha ido eliminando así la necesidad de mano de obra poco especializada. En algunos casos, esquemas surgidos de la seguridad social, que permiten que las personas no trabajen y aun así reciban una asignación de dinero por desempleo o que permiten jubilaciones a temprana edad como es el caso de Grecia, tampoco mejoran la situación. No pretendo cuestionar a las personas que se benefician de la seguridad social por discapacidades permanentes o que al final de su vida laboral obtienen una merecida pensión, para la cual han cotizado a lo largo de ella.
Cada vez somos más viejos.
A esto hay que agregar que la tendencia mundial es a la estabilización de la población mundial hacia los años cincuenta de este siglo, con el consecuente envejecimiento promedio de la población del planeta. 
Esto ha llevado a algunos países a implementar una política de ampliación del concepto de ciudadanía, al estilo del imperio romano, para poder captar personas jóvenes que sustituyan en los puestos de trabajo a los que van envejeciendo (el desempleo de los jóvenes hoy tiene que ver más con el nivel educativo, a mayor nivel educativo menor es la tasa de desempleo) y, además a implementar políticas de salud pública en contra del cigarrillo, la diabetes y la obesidad, buscando que las personas conserven un mejor estado de salud para que, en su vejez, puedan seguir en el mercado laboral, con el añadido de incidir favorablemente en los costos de salud y de la seguridad social.
También se ha creado un paradigma en el sentido de que todo el mundo debe tener una educación universitaria y que ha llegado al extremo de que para cumplir con esta falsa creencia, se debe garantizar el acceso universal y gratuito a todos los jóvenes de un país.
Lo que creo que debe ser el paradigma es que, visto el acelerado avance tecnológico de la humanidad, la persona no se puede conformar con exhibir un título obtenido hace 20 años y pensar que sigue siendo apto para el ejercicio de ese oficio, sin que haya mediado un proceso de actualización continua.
Una tendencia, que se está observando en algunas profesiones, es la creación de sistemas de certificación de aptitud, con los cuales la persona debe demostrar, de tiempo en tiempo ante algún ente profesional, que ha recibido capacitación, ha realizado investigaciones o publicaciones acerca de temas de la profesión o ha ocupado cargos o ejercido la profesión recientemente, para poder seguir siendo reconocido como hábil para continuar con su actividad especializada.
Reforzando el tema de la desadaptación de la Universidad en relación con la posibilidad de trabajo futuro, puedo mencionar una situación referida en un artículo sobre las deudas de los graduados universitarios en los Estados Unidos. 
Harvard.
Tradicionalmente una persona con buenas calificaciones podía ingresar a una de las universidades de la Ivy League, cuyas matrículas son las más costosas del mundo, pero que “garantizaban” que un graduado de las mismas tuviera prácticamente asegurado un puesto de trabajo de primera línea, tanto que, antes de recibir el diploma podían lloverle un sinnúmero de ofertas laborales.
En esta situación, salvo que el estudiante pudiera obtener una beca, se veía obligado a asumir una deuda financiera para poder pagar esos estudios, compromiso que resultaba asumible con cierta tranquilidad, por la perspectiva laboral que se le abría al estudiante.
Resulta que los montos actuales impagos de deudas estudiantiles se han incrementado de manera alarmante, porque los graduados no consiguen trabajo en ninguna parte, con el agravante de que los créditos estudiantiles no pueden dejarse de pagar, ni siquiera con la quiebra del deudor con base al llamado Chapter Eleven. 
Hace un tiempo leí un libro que se llama La Inteligencia Ejecutiva, en el que se relataba que alrededor del 50% de los graduados en post grados de esas famosas universidades, en la mención de Business, fracasaban en el cargo ejecutivo al que habían accedido luego de sus estudios. Según el autor del libro, el fracaso lo atribuye a que las universidades de hoy en día no enseñan a pensar. Lo curioso es que sostenía que los ejecutivos más exitosos, graduados en una universidad, eran los abogados, por haber sido entrenados en las distintas formas de razonamiento y por su capacidad de resolver problemas prácticos. Esto carece de sensatez, formar profesionales que ocupen posiciones destinadas a una profesión distinta.
En lo particular, siendo abogado y aceptando que la capacidad de pensar es importante para cualquier persona, creo que la habilidad fundamental, en un cargo gerencial, es la disposición de una inteligencia emocional que permita un manejo de relaciones humanas y de otras herramientas organizacionales que no se aprenden en casi ninguna universidad y que son indispensables para trabajar con personas y equipos de trabajo.
El paradigma de que todos deben ser universitarios le ha hecho mucho daño a los países y a las universidades, entre otras cosas, porque ha llevado a la convicción de que debe ser gratuita. Cuando algo es gratuito no se valora y se asume irresponsablemente.
Sebastián nos pregunta:
¿Con cual nalga se sienta la cucaracha?
Actualmente, este tema ha surgido en Chile y me gustó mucho una intervención que hizo el ex Presidente Piñera en la que señaló que, para que la Universidad fuere gratuita hay que decidir quién y cómo se va a pagar por la misma. A mí me gusta mucho una frase que usan en Estados Unidos que dice: “There is no free lunch”. (No hay almuerzo gratis). 
En una sociedad hay costos que deben ser asumidos individualmente y otros de manera colectiva, y parece totalmente razonable que la educación pública hasta el bachillerato sea gratuita, porque hasta ese nivel las personas pueden adquirir un nivel de educación que les permite incorporarse al mercado laboral. Ese es un costo social que debemos asumir definitivamente, pero debe propugnarse para que esta educación sea de calidad.
En este esquema ha habido un cambio en algunas naciones que han decidido incrementar las horas académicas en primaria y bachillerato y otros países, como Corea del Sur y Taiwán, han alineado todos sus programas educativos a un plan de desarrollo industrial y tecnológico, entre otras cosas, haciendo obligatorio el aprendizaje del inglés como segunda lengua. 
La educación básica tiene sus paradigmas que deben ser corregidos. El enfoque central está en aprender a  leer, escribir y hablar, pero deja de lado la capacidad de escuchar, de preguntar y conspiran en contra el desarrollo de la percepción o intuición. La habilidad para preguntar, es natural en el ser humano y es coartada o atrofiada por la misma familia y por el sistema escolar, con base a el paradigma del que pregunta es un ignorante. 
Cuando un joven se gradúa de bachiller, normalmente, no tiene una clara idea de cuál es el camino que debe seguir en su vida. Posiblemente, incorporándose al mercado laboral reconozca las actividades para las cuales tiene una mayor o mejor aptitud y actitud y de allí surja un plan de formación que lo pueda llevar incluso a la universidad de forma más efectiva y exitosa.
Sería más apropiada una formación técnica que se imparta a partir del bachillerato, que esté relacionada con planes y acuerdos con empresas o con sectores de actividades del país, que mejoren las posibilidades de acceder a un trabajo formal y digno, sin que esto impida que prosiga su formación a lo largo de su vida.
Un mecánico de Caterpila gana un buen sueldo.
El otro día entrevistaban a una persona en un programa norteamericano y señalaba, en relación con este paradigma de “todos universitarios”, que se estimaba que el desempleo en ese país era de alrededor de 5 millones de personas y que existía la capacidad de dar empleo a por lo menos 3 millones de personas para trabajos técnicos bien remunerados (alrededor de US$ 40.000 anuales) y que las empresas no conseguían este tipo de trabajadores porque nadie estaba dispuesto a remangarse y ensuciarse la braga.
Hay que rescatar el plan de carrera en las organizaciones, de forma que una persona que ingrese en un primer nivel, a través de cursos, trabajo duro y compromiso pueda ascender en la jerarquía de la empresa, incluso hasta niveles directivos.
La gratuidad de la universidad en Venezuela ha llevado a los extremos de que una persona pueda eternizarse en la universidad y repetir años sin ninguna sanción, acto sumamente grave, porque ese holgazán irresponsable está ocupando un lugar que podría ser usado por una persona con ganas de ser útil para sí y su país. 
Creo que se debe dar facilidades a las personas, y en tal sentido solo debiera ser gratuita la educación universitaria para aquellos que logren calificaciones por encima de un nivel razonable (por lo menos de un 75% de la calificación máxima, por ejemplo) y que se de créditos para los que estén a partir de un nivel mínimo (por lo menos del 60% de la calificación máxima para arriba, por ejemplo) y que los demás tengan que pagar su universidad, sin que se pueda eternizar el estudiante en la institución.
Así se puede mejorar el nivel de las universidades, porque formar analfabetos universitarios no nos va a llevar a niveles de desarrollo, que cada vez se alejan más, en especial en países en vías de desarrollo.
Ha celebrado acuerdos
con la Universidad de Boloña
Muchas universidades en el mundo han celebrado acuerdos con otras de gran prestigio y han logrado homologar sus pensa para llevarlos a los más altos niveles de excelencia, han realizado acuerdos para intercambio de profesores y otros mecanismos para mejorar las enseñanzas en países que tiene menor disponibilidad de profesores de alto nivel. También acuerdos que garantizan que, graduados con méritos, estudien postgrados en universidades de primera línea y luego regresen a sus países para formar a su vez personas que de otra forma no podrían acceder a esos altos niveles de formación.
Pero el nivel de la Universidad va a depender del avance en educación preescolar, primaria y secundaria, tal y como lo hemos señalado. Hoy nuestra educación básica ha ido decayendo en barrena y esto hace la labor formativa en las universidades más difícil.
Hay que pensar que una persona que ingresa hoy en primer grado, saldrá de la Universidad dentro de 17 años y, al terminar la universidad, el mundo será tan distinto que la gran mayoría de esa educación habrá sido inútil. Imagino que diseñar una educación hoy para los retos que se nos van a presentar dentro de 20 años resulta audaz, pero si sabemos que en ese tiempo el mundo estará globalizado, con altísima tecnología, con una gran necesidad de dominar otras lenguas, en especial las más universales, todavía con una gran necesidad de pensar, de conectarnos emocionalmente los unos con los otros y de preservar y reaprovechar los recursos naturales cada vez más escasos en este planeta, estas premisas nos permitirán reflexionar sobre ese mundo futuro, definir el objetivo a alcanzar y la forma de lograrlo.
Me asombra la estupidez de los catalanes que pretenden que todos sus hijos estudien en catalán, descartando el castellano, una lengua que hablan casi ochocientos millones de personas, siendo la segunda lengua más usada en el planeta (es mentira que el mandarín lo hablan mil millones de personas; sólo el chino como lengua escrita) y la segunda lengua en Estados Unidos. Sabemos exactamente lo que no se debe hacer en educación y eso es encerrarnos en nosotros mismos para vernos el ombligo. También cometen el atropello de imponerle el catalán al resto de sus conciudadanos en edad escolar, que tienen el derecho a estudiar en castellano y que por razones laborales de sus padres deben vivir en esa autonomía. No es que esté en contra de que en cualquier parte del mundo alguien quiera preservar una lengua, por ejemplo, el suizo, en un país en donde la inmensa mayoría de su gente domina el alemán, el francés y el inglés. Hoy por hoy, una de las razones más importantes del desempleo de los españoles es que para laborar en otros países de la unión europea se requiere que a lo sumo sepan hablar inglés. Solo el 10% de los españoles domina el inglés.  Por eso le digo a los catalanes: ¡No es igual!
Por último, en Venezuela estamos enfrentado un ataque de un gobierno militarizado y totalitario, para doblegar a las universidades autónomas y convertirlas en centros de formación socialista, eliminando el pluralismo y la libertad de pensamiento y de expresión. 
El mecanismo consiste en estrangularlas económicamente y crear un sistema paralelo de universidades que gradúen eunucos mentales, sin evaluación, puesto que no se puede aplazar a nadie en un curso, convirtiéndolas en una línea de montaje de robots socialistas a los cuales se les garantiza un empleo en los distintos organismos públicos del país. Hoy por hoy, los jueces que ingresan al poder judicial tienen que haber obtenido su formación en una universidad socialista, al igual que los médicos comunitarios (con solo 3 años de formación) para acceder a puestos en instituciones de salud pública. Los graduados en universidades autónomas o privadas tienen vedado o muy restringido el acceso a estos puestos de trabajo.
"Rx. de ojo izquierdo y tabique
 nasal especificamente de huesos
"
La consecuencia, en cuanto a los médicos, es que ha disminuido gravemente el números de médicos que realizan estudios de postgrado en el país, puesto que estudiar fuera del país les garantiza una buena formación y un empleo digno que les ha sido vedado en Venezuela por razones políticas. Con los médicos se han ido del país enfermeras y todo tipo de personal técnico vinculado a la medicina. Venezuela está pasando de ser de los mejores en Medicina de Latinoamérica a ser el peor del continente. 
Por eso debemos prepararnos para preservar la democracia en contra de los intentos cada vez más frecuentes de imponer fórmulas autoritarias que conculcan los derechos humanos, la libertad de pensamiento y expresión y ser cada vez más activos, solidarios y responsables actores de nuestro propio destino. El ataque en contra de las universidades autónomas va en contra de la base fundamental de la democracia y todos debemos sumarnos en su defensa, sin dejar de reflexionar sobre las carencias que tienen esas instituciones y los cambios que debemos hacer en la educación, vistos los retos que nos plantea el siglo XXI.

Pd: Un regalo de Inteligencia:
https://www.facebook.com/nachogisbertcolomina/videos/756736527787941/