jueves, 6 de mayo de 2010

ÍTACA.

Mi amiga Estela, me envió el poema llamado "Ítaca" del autor Konstantínos Kaváfis, del cual se acordó leyendo el texto Vivir la Felicidad.

"Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Posidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Posidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas."

Konstantínos Kaváfis.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Vivir la Felicidad.

Este "blog" está dedicado a poner de manifiesto que la felicidad es una vivencia del hoy, del ahora y no un proyecto o meta futura en sí misma. Esta vivencia en el hoy puede referirse al disfrute actual de la remembranza de eventos y experiencias pasadas, como al entusiasmo que vivimos ante proyectos que emprenderemos y su visualización en el ahora.

No podemos vivir aspirando a "ser felices" en un tiempo futuro, pues no es más que una ilusión. Esa felicidad que se puede vivir con relación al futuro requiere que tengamos más que una simple declaración de felicidad, sin contenido, sino que la misma debe estar acompañada de un proyecto concreto que visualizamos hoy, que comenzamos a vivir con intensidad en el presente y que independientemente de la suerte que acompañe al mismo, el solo proceso de llevarlo a cabo se convierte en la materialización de la felicidad.

Al término de mi camino de Santiago en el año de 2006, alguien me preguntó acerca de lo que había sentido al llegar finalmente a la meta, a lo que contesté: "La felicidad no está en Santiago, está en el camino."

Mandala
Un día viendo un programa de televisión acerca de los monjes tibetanos, aparecía uno de ellos "dibujando" una mandala en el piso como de un metro de diámetro. El trabajo era muy minucioso realizado con unos pigmentos en polvo de diversos colores. El trabajo lo venía realizando desde hace varios meses. Cuando el monje lo terminó, lo miró e inmediatamente barrió la mandala .

Cuando le preguntaron el por que de su acción, respondió, "Esto nos hace reflexionar sobre lo efímero de la vida." Esto fue como ver la vida y su construcción, la cantidad de actos y esfuerzo para lograrla y de pronto la muerte nos alcanza. Nos toca, pues, pensar que la felicidad está más en el hacer, en la lucha y el esfuerzo que le ponemos a todos nuestros "proyectos" y no en el logro en sí mismo.

Cuando logramos tener esta visión, podemos darnos el lujo de soñar en proyectos que, por nuestra edad, condiciones de salud y por su grandiosidad, no vamos a verlos consumados, pero en el hacer, en el comenzar el mismo, encontramos una satisfacción, un entusiasmo que puede arrastrar a aquellos que se queden para que tomen el testigo y lo hagan realidad.

Cuando se visitan las grandes catedrales de Europa y vemos que algunas de ellas tardaron siglos en concluirse, se entiende que hay proyectos que trascienden a los individuos y se revelan como proyectos de la humanidad.

En ese contexto se requiere vivir la felicidad del hacer de hoy, en el disfrute de la belleza que hoy nos es regalada por Dios, que se expresa en la naturaleza, en las sonrisas que damos y recibimos, en los sentimientos nobles que nos acompañan, en la salud que tenemos y en la esperanza de que, a pesar de que somos solo un grano de arena en el universo y con una existencia efímera frente a la eternidad de los tiempos, somos parte eterna de tal inmensidad.