jueves, 30 de diciembre de 2010

La Sincronicidad, ¿Casualidad o Causalidad?


Siguiendo el tema de los hechos inexplicables o curisosos, uno de los lectores del Blog me sugirió comentar el tema de la sincronicidad.
Este término fue usado por Carl Gustav Jung para referirse a “la simultaneidad de dos sucesos vinculados por el sentido pero de manera acausal”. “Así pues, emplearé el concepto general de sincronicidad en el sentido especial de una coincidencia temporal de dos o más sucesos relacionados entre sí de una manera no causal, cuyo contenido significativo sea igual o similar”. Para evitarse malentendidos “lo diferenciaré del término sincronismo, que constituye la mera simultaneidad de dos sucesos”.(Volumen 8 de las obras completas de Jung).

Lo mejor para entender la sincronicidad es con un ejemplo:
Acababa de conocer a un mujer con la que había salido solo en una oportunidad, coincidiendo esos días con mi lectura de un libro de Rafael López Pedraza llamado Dionisos en el Exilio.

En un día determinado en el que habíamos acordado encontrarnos en la noche para comer liviano y luego ir al cine, haciendo tiempo para salir, me leí una parte del antes citado libro que señala:

“Hasta donde tengo entendido, la única novedad que realmente ha ocurrido en la historia de la humanidad es el salto hacia delante, dado por las mujeres en tiempos recien­tes, al moverse, en un período muy breve, hacia campos que antes eran prerrogativa de los hombres. En las universida­des de hoy, el número de mujeres es cada vez mayor que el de los hombres, lo que crea una situación que habría sido impensable unos cuantos años atrás. Con todo, al lograr aceptación y éxito, en la vida académica, científica, política y de negocios, las mujeres. han asumido el aspecto titánico de la historia, con su exceso característico de facetas tecno­lógicas, políticas y empresariales en el vivir.

Debemos preguntarnos sobre los rasgos unilaterales que caracterizan a esa mujer, recién exitosa y titánica. Quizás la imagen de una ménade de Las Bacantes, adorando a Dionisos en los tiempos antiguos y que ha sido dejada atrás por la historia, aún está latente en algún espacio de su psi­que inconsciente y merece reflexión. Es difícil imaginar cómo esta ménade reprimida, o la psicología que ella per­sonifica, se conduce en medio de las complejidades de la mujer moderna.

Podemos observar que el instrumento que la mujer moderna usa para enfrentar el reto que supone su incursión en el mundo de hoy, es la aceleración titánica. Términos como la histeria y el animus me vienen a la mente como complementos de esa aceleración(25). El cuerpo de esta mujer debe tener la condición física de la virginal Artemi­sa para poder mantenerse trotando, con los aeróbicos. la danza y demás.(*) Pero, bajo ninguna circunstancia, un cuer­po gimnástico artemisal puede confundirse con el cuerpo emocional dionisíaco.

Se discute muchos en los encuentros de ginecólogos, internistas, endocrinólogos y psiquiatras sobre las tenden­cias psicosomáticas de esa mujer moderna, acelerada y llena de tantas responsabilidades. Entre esas condiciones psicosomáticas, por mencionar una de esas dolencias, los problemas tiroideos han alcanzado proporciones epidémi­cas(26). Nadie sabe con exactitud de qué modo están sufriendo las mujeres su incursión histórica pues, en psicoterapia. es común encontrar mujeres que están, de hecho, 'desmembra­das' entre su deseo de estudiar, de competir en el lugar de trabajo y el de ser madres. Es válido concebir un enfoque y postular que la biología de la mujer no está ‘programada' para este modo de vida. Se trata de una enorme brecha biológica.”
La notas del texto las transcribo al final.
(LÓPEZ-PEDRAZA, Rafael. “Donisios En El Exilio” Gráficas Acea, Caracas, Venezuela año 2000, pgs. 63-65).

Terminando solo de leer el texto escribí al margen del mismo el nombre de esta nueva amiga a la que vería pocos minutos después, debido a que esta descripción calzaba totalmente con la impresión que me había dado al conocerla la primera vez; tan impresionado estaba con la “casualidad” que decidí llevarme a la cita el libro para leerle el pasaje y verificar con élla mi juicio.

Al encontrarnos en el restaurant, le leí el texto y sin que élla me diera su opinión, le dije: “Tu cuadras exáctamente con esta descripción, porque eres una mujer luchadora, universitaria, exitosa en el trabajo y tus negocios, trabajadora incansable, lo que demuestra que te desenvuelves muy bien en el “mundo de los hombres”, tienes aspectos artemisales, una figura perfecta y una obsesión por el ejercicio físico. Lo único de todo lo que dice el texto que no tengo información es sobre algún padecimiento tiroideo del que sufras, porque apenas acabo de conocerte.”

Mi amiga no me respondió nada, sino como cargaba puesta una bufanda, lo que hizo fue quitársela para mostrarme un cicatriz en el cuello y a renglón seguido me dijo: “Hace unos años me encontraron un tumor en la tiroides y  tuvieron que sacármela.”

Curiosamente, se me presentó años después otro caso parecido, no por la descripción del personaje sino referido a un tumor maligno, ya metastásico, en la tiroide.... Pero esa historia es espectacular.

(25) En este contexto, el animus  significa que la mujer actúa a partir del conocimiento (logos) que los  hombre han logrado acumular a través de la historia.
(26) Dos enfoques junguianos sobre las complejidades de los "problemas tiroideos” son: "Medical and Psychiatric Diagnosis". En. H.K. Fierz. 1991. Junguian Phiquiatry. Einsielden: Daimon Verlag, cap. X. p. 203; y “Horroris Morbus: Unit of Disease an Image of Ailing” de Alfred Ziegler. En: l986. Procedings of the Ninth International Congress for Analitical Psycology.  Jerusa!én 1953. Einsiedeln: Daimon Verlag.
(*) Coincido que una mujer con un marcado arquetipo Artemisal, puede ser víctima de este actuar en el mundo desde el "ánimus" dejando de lado los mandatos del "ánima"; sin embargo, pienso que la confrontación que produce estas alteraciones parte de la actuación de la mujer en contra de sus instintos humanos, como por ejemplo la maternidad, que está presente en mayor o menor medida en toda mujer independientemente de su ejecución arquetipal (podría ser por el intento de desconocer los mandatos del cerebro reptil). Esto me lleva a que una mujer fuertemente influenciada por Demeter o por Era, que renuncien o difieran excesivamente asumir su rol de madre o esposa, según el caso, pueden tener estos mismos desórdenes de salud. En lo particular tuve un caso de cáncer metastásico de la tiroides en el que la paciente tenía dos arquetipos muy marcados, el de Demeter y por el otro lado Atenea y que su necesidad de lograr éxitos profesionales y económicos para su familia, había diferido una y otra vez el embarazo. La decisión de embarazarse fue la que la llevó a descubrir las graves alteraciones metabólicas (hiper-tiroidismo) que le producía el tumor en la tiroides y que impedía, en ese momento, lograr su objetivo. El diferimiento de su anhelado proyecto de madre le pudo quitar la vida, pero irónicamente su decisión de embarazarse fue lo que le permitió salvarla. Por cierto, se curó del cáncer y en contra de todo pronóstico médico logro tener un hijo y pronto dará a luz a un segundo.




martes, 28 de diciembre de 2010

La Felicidad y la Fe en los Milagros.

Iesum Christum Nike (Jesucristo triunfante)
Aunque la palabra milagro etimológicamente viene de la palabra mirar, se utiliza para referirse a un hecho o circunstancia que es inexplicable para el ser humano y al que se le atribuye un origen sobrenatural o divino.
Hace tiempo quería escribir sobre el tema de los milagros, tema que tiene mucho que ver con la fe y me convencí de hacerlo porque en la reunión de Noche Buena conversando con el Dr. Mélich y el Dr. Pérez,  dos señores mayores (de quince años), me señalaron que no creían en los milagros, asunto que me causó asombro debido a que ambos son católicos practicantes, claro que con una deformación religiosa producto de su pasantía por un colegio jesuita (Colegio San Ignacio de Loyola).
En estos casos yo me hago la siguiente pregunta ¿Cómo se puede ser cristiano si no se cree en los milagros?. Puede que los evangelistas hayan exagerado un poco sobre la vuelta a la vida del podrido Lázaro, o de la multiplicación de los panes y los peces (podían ser escasas las habilidades matemáticas de los apóstoles), pero indudablemente sin la creencia en la resurrección de Cristo al tercer (sic) día (otro error matemático, fue al segundo, bueno en realidad como a las 40 horas de fallecido), no existiría el cristianismo. A menos que se conciba que los milagros son cosas del pasado, a pesar de que la Iglesia Católica se la pasa beatificando y santificando gente como si fueran chorizos, basando su decisión en los milagros concedidos por esas personas de vida digna y piadosa.
En lo particular creo en milagros de origen desconocido, y en la capacidad del ser humano de realizar milagros o ser instrumentos de los milagros o intermediario entre lo que está más allá y el mundo que percibimos comúnmente.
En un pasaje bíblico los apóstoles le señalan a Jesús que le impusieron las manos a unos enfermos para librarlos de los demonios y no lo pudieron hacer y Jesús les contestó que  para lograrlo requerían de mayor ayuno y oración, con lo cual en vida de Jesús ya los apóstoles habían sanado enfermos.
Este episodio lo señalo porque la participación en un milagro como autor, intermediario o como lo quieran llamar requiere de la persona algún grado de elevación espiritual que puede ser de origen o desarrollada a través de una práctica o una sadhana adecuada.
He tenido la fortuna de presenciar situaciones, que no podrían considerarse como milagros, pero que son inexplicables desde el punto de vista racional o como señalamos que puede tener un origen sobrenatural como el caso que relato:
 Un día me informaron que un pariente joven, para hacerse una operación quirúrgica, le habían exigido los exámenes tradicionales de sangre. Cuando le presentó los exámenes al cirujano, le apareció el azúcar en 400, los triglicéridos en 300 y el colesterol en 250. Por supuesto el médico suspendió la operación por lo elevado de la glucosa en la sangre. Ante esta situación se le abría el panorama de un cuadro de diabetes con el posible escenario de tener que depender de inyecciones diarias de insulina. Esto me tenía muy preocupado porque a pesar de su edad, 32 años, al haber sido su padre insulino dependiente, se podría ver en esta situación, además de que una diabetes 1, con niveles de colesterol y triglicéridos altos, pronosticaba un posible infarto (su padre murió al sufrir un segundo infarto fulminante). Fue asignado a un endocrino, quien le puso una dieta y le pidió que se repitiera todos los exámenes 15 días después.
Antes de conocer los resultados de los análisis y tratamientos del médico, estaba yo en la peluquería dándole vuelta en la cabeza al asunto con mucha preocupación e imaginando las dificultades que este estado de salud le generaría y el tener que adaptarse al régimen de vida a partir de el diagnóstico de la enfermedad, asumiendo con la experiencia de su padre que su caso fuera de la misma gravedad. En ese momento entró en la peluquería un hombre que tenía apariencia de estar desequilibrado (mal vestido, cabellos despeinados, ojos desorbitados), se sentó en la silla de los que esperan turno y sin que nadie le dijera nada, ni se inmutaran, comenzó a hablar en alta voz, diciendo: “A el lo que le pasa es que es muy desordenado con la comida, come mucha grasa y fritos, además de comer muchos dulces. Si el hiciera lo que le dice el médico, comiera sano e hiciera ejercicios  tendría una buena salud y ningún problema.”. Se levantó de la silla y se fue de la barbería. En los días siguientes, el pariente se repitió los exámenes y los mismos salieron dentro de rangos normales, diagnosticándole solo diabetes tipo 2, con lo cual, no tendría necesidad de usar insulina, sino tomar unos medicamentos y seguir un régimen de dieta estricta de grasas y carbohidratos y ejercicios, tal y como el “loco” había dicho. Por supuesto cuando a esa edad le diagnostican a alguien diabetes 2, tiene una gran probabilidad de que desarrolle con el tiempo diabetes 1, pero saber que tiene la tendencia y con la voluntad de cuidar sus hábitos alimenticios y de ejercicio, puede retrasar de manera importante el proceso de la enfermedad y mantener una buena calidad de vida. A partir de allí entendí que se puede pedir ayuda y que de alguna forma te llega; siempre he pensado que el “loco” era alguien que decía lo que un ángel le soplaba al oído.
Ustedes pueden pensar que es casualidad, pero me pasó con otra persona algo muy parecido que me llevó a pensar que a mi también me “soplan” al oído.
Para que un milagro se lleve a cabo se requiere de la fe;  lo contrario es pretender ganar en la lotería sin comprar ni un "quinto". Entiendo que hay milagros que pueden darse y otros que no corresponden, porque hasta Lázaro a pesar de su resurrección le tocó morir finalmente. La fe es una actitud optimista que abre muchas puertas y que en los casos en que debemos enfrentar reveces, podemos encontrar las fuerzas para seguir adelante, incluso resurgir de las cenizas como el ave phoenix....
En un próxima entrada les comentaré del otro caso mas impactante.