sábado, 29 de septiembre de 2012

La Política Venezolana desde una Mirada Ontológica (3ª parte La Unidad Democrática):

Hecho el análisis del lado del oficialismo, corresponde tratar el tema referido a la Unidad Democrática.
Esta tarea es harto difícil debido a que esa alineación aparente hacia la falaz noción de socialismo, del lenguaje y la coordinación de acciones que encontramos en el oficialismo, no es tan fácil encontrarlo en el sector de la Unidad Democrática.

Como preámbulo me parece oportuno señalar que todos esos sectores de oposición no se sumaron a la propuesta de cambio radical del actual Presidente.

El actual presidente propuso en su época de candidato  que su proyecto consistía en una alternativa democrática (democracia participativa y protagónica); señalaba en 1998 y que Cuba era una dictadura;  que se iba a acabar con el dispendio de los recursos públicos, con la corrupción y con el bipartidismo y que en resumen para el logro de este proyecto era necesario convocar  a una Asamblea Nacional Constituyente; los que se opusieron a esta “nueva propuesta” fueron los que se constituyeron en oposición y que luego de pasar por la Coordinadora Democrática conforman el actual movimiento de Unidad Democrática.

El problema más complejo de este grupo de oposición fue que recibieron un golpe muy fuerte en las elecciones de 1998, que hizo prácticamente desaparecer la militancia de los más importantes partidos políticos de la era de la democracia post perejimenista.

Esto no era de extrañar porque la tendencia mundial que vemos hoy en contra de los partidos políticos ya estaba generalizada en Venezuela para 1998. Prácticamente los partidos políticos se quedaron solamente con sus cuadros directivos. Sin embargo, al haber obtenido una razonable votación en las elecciones del Congreso y de las Gobernaciones y Alcaldías y aunque una muy baja representación en la Asamblea Constituyente, les permitió mostrar un estilo de gobierno totalmente distinto, más eficiente, a nivel regional, que el exhibido por los mandatarios regionales del Oficialismo.

Cuando se elige a la Asamblea Nacional Constituyente, ésta da un golpe de estado, sin que ningún sector del país alce la voz. Este golpe se consumó con la disolución del Congreso Nacional, elegido por voluntad del pueblo, cuando ese cuerpo, la constituyente,  había sido designada solo  para redactar una constitución y no para convertirse en un poder supra constitucional con competencias legislativas y demás.

Tampoco resulta fácil analizar al sector de la Unidad Democrática porque si bien eran pocos al principio, con el tiempo, fueron ganando nuevamente simpatías, ya no como organizaciones políticas claramente identificadas sino como un movimiento opositor al gobierno. También los liderazgos, las estrategias y las acciones fueron evolucionando a medida de que los resultados de esas acciones no lograron el objetivo inicial de sacar al Presidente a como diere lugar. Esta línea de acción se puede resumir en la consigna: “¡Chávez, vete ya!”

Esta primera etapa las directrices y acciones del sector opositor eran dominadas por posturas más radicales sustentadas en instituciones como la CTV (la central obrera más importante del país para esa época), que siguió teniendo peso importante en la mayoría de los sindicatos del país; también formaban parte de este grupo, el sector empresarial, la iglesia católica, partidos “nuevos” como Primero Justicia y los apoyos regionales de los líderes de oposición que seguían ostentado gobernaciones y alcaldías en todo el país.

Esta época el sector opositor estaba concentrado en la Coordinadora Democrática y su actuación más resaltante fue la convocatoria del Paro Petrolero de 2002, que buscaba la renuncia del Presidente y que llevó al país a una recesión ese año que no fue agradecida por la mayoría de la personas del país. Aquí se puede apreciar el primer aspecto de la mirada ontológica y es el hecho de no conocer suficientemente al Presidente, quien, en esa circunstancia, solo hubiere renunciado por un golpe militar, aunque el país se hubiere visto sumido en una guerra civil. Vean a Al Assad hoy en día y podrán imaginarse porque el presidente no se doblegó ante el paro nacional. En este caso este paro no debió alargarse demasiado.

Aunque hay quien piensa que el gran fracaso de esta primera etapa se debe a la pérdida del referéndum revocatorio, en mi criterio, esta derrota se debe adjudicar a la obediencia ciega del presidente a los designios y consejos del dictador Fidel Castro, tal y como le expliqué en la entrada anterior.

También la oposición estaba tan debilitada y carente de liderazgos visibles que apoyó la candidatura de Arias Cárdenas (uno de los oficiales que acompañó a Chávez en el intento de golpe de estado en contra del gobierno de Carlos Andrés Pérez) en la relegitimación de los poderes acordada por la nueva Constitución, quien públicamente denunció como asesino y violador de derechos humanos al actual presidente y lo hizo único responsable de los fallecidos en 11 de abril de 2002, para luego pasar a ser embajador de Venezuela en las Naciones Unidas. El tiempo dirá si este individuo inmoral no era más que un candidato comodín del propio gobierno. 

Hasta este hecho no se puede considerar un gravisimo error puesto que el empuje que traía el régimen, hacía casi imposible derrotar al presidente en esa elección, pero reveló un pésimo conocimiento y manejo de la realidad. En esta etapa la consigna era: “Si el pueblo quiere un militar apoyemos a un militar”.

Resulta también muy complicado analizar las incidencias del 11 de abril de 2002, puesto que no se ha investigado lo suficiente, el gobierno ha ocultado y deformado mucha información y todavía resulta inexplicable que el alto mando militar presidido por Lucas Rincón le haya pedido la renuncia al Presidente “la cual aceptó”, para luego este soldado haya sido premiado con cargos diplomáticos, dando a entender que fue una celada puesta por el gobierno ante el conocimiento de los planes que tenían sectores de oposición de deponer al presidente a partir de la gran marcha a Miraflores. Esto revela que la gestión de la realidad siempre fue más efectiva del lado oficialista.

Pero la celada no fue lo único que determinó el fracaso del golpe y es que dentro de los sectores de oposición no se conocía la agenda de los que finalmente tomaron el poder, tanto así que la ausencia de Carlos Ortega, Presidente de la CTV, da a entender que él tenía una agenda distinta a los que se hicieron del poder o no estaba o no compartía la intención de romper el hilo constitucional con la supresión de la Asamblea Nacional y otros poderes públicos. Aquí hubo otra evidente omisión de la realidad: No se puede dar un golpe sin el apoyo del ejército (estamos en contra de cualquier golpe de estado, sostenemos solo que se pretendió hacerlo con el apoyo de un grupo de generales, que se habían negado a sacar la tropa a las calles para matar a los manifestantes, es decir, aquellos que desobedecieron una orden directa de “Tiburón 1“).  Cuando cae Pérez Jiménez en 1958, se alzó la Fuerza Aérea, pero el Presidente abandona el país cuando no encuentra apoyo del ejército. El presidente y los sectores más radicales del país, han tenido que entender, de la forma más amarga, que los generales no tumban gobiernos ni dan autogolpes.  

Tanto de lo mismo sucede cuando en las penúltimas elecciones parlamentarias, ante un escenario optimista del sector opositor de solo obtener no más de veinte por ciento de la representación parlamentaria de la Asamblea Nacional, deciden jugar a la abstención, logrando que el ochenta por ciento de la población se abstuviera de votar, con lo cual la totalidad de los diputados electos fueron del bando oficialista. Primero esto no podía bajo ningún concepto considerarse un triunfo, porque los votantes del sector oficialista no requerían ir a votar para ganar todos los escaños como sucedió, con lo cual  el esfuerzo fue inútil; adicionalmente, la baja votación de los diputados le dio una carta adicional a favor del Presidente, porque visualmente el parlamento tenía una legitimidad muy menguada a lado de la del ejecutivo y esto permitió al Presidente convertir al Parlamento en un circo de focas obedientes a su sola voluntad. Otro aspecto que revela la gravedad de esa decisión fue que, al pasar el tiempo, varios parlamentarios, en principio afines al oficialismo, comenzaron a asumir una posición crítica del régimen que en otras condiciones hubieran podido juntar hasta un veinticinco por ciento de diputados que podían ejercer influencia en decisiones que requerían mayoría calificada, que es lo que pasa en este momento en que la Asamblea, electa en las últimas elecciones, no puede nombrar al sustituto del Contralor General de la República (fallecido) sin contar con el acuerdo de la oposición. De todos modos esto demuestra el carácter meramente decorativo de las instituciones del país al no generase ningún tipo de problemas por la vacante (la momia del fallecido hubiera seguido cumpliendo los designios del presidente). Recientemente, Maduro compró o sacó del juego diputados de oposición suficientes para lograr la aprobación de la Ley Habilitante y tener la mayoría absoluta de la Asamblea, sin que se produjera ninguna acción o se desarrollare ninguna estrategia defensiva por parte de la MUD.

Después de todos estos hechos, errores y aciertos, se creó un convencimiento de que la única forma de triunfar políticamente requería una posición unitaria. En los tiempos de la coordinadora la unidad giraba en torno a la salida del Presidente de la República, no existía otros aspectos a considerar; esto explica la candidatura de Arias Cárdenas y posteriormente  una candidatura escogida a toda carrera mediante el uso de encuestas que favoreció a Manuel Rosales.

No creo que el manejo de la elección de Rosales como candidato hubiere sido errada, ni siquiera el mecanismo de su designación, sino que las circunstancias no dieron tiempo para otra cosa. Me parece que él fue un buen candidato y comenzó a esbozar lo que hacía falta al sector de la unidad democrática y era una oferta electoral que vaya más allá de cambiar el Presidente sino de un proyecto para ese cambio y él lo centró en una oferta social, a mi modo de ver populista, que implicaba misiones para todos sin discriminación (tarjeta “la negra”).

Lo mejor de su actuación fue reconocer el triunfo del oficialismo, porque uno de los aspectos que había afectado más al sector opositor era la matriz, a partir del referéndum revocatorio, de que había habido trampa en el acto electoral.

No es que no haya habido trampas en el proceso electoral, previo a la votación, la posibilidad de nacionalizar y cedular sin controles, el ventajismo en las campañas, el uso de recursos públicos y no solo de dinero, para la misma, el cambio de las circunscripciones y su peso en la elección última de la Asamblea Nacional, es en lo que ha consistido la trampa. Sin embargo, en las urnas, por lo menos en un muy alto porcentaje se voto de la manera en que se dio el resultado. La poca trampa en la votación ha ido disminuyendo paulatinamente con una mayor organización de testigos de mesa por parte de la unidad democrática. En las mesas sin testigos, todo es posible, entre otras cosas, ingresar los votos de los que no asistieron al acto electoral o utilizar el voto asistido, por ejemplo.  Como diría Manuel López Obrador la trampa más grande fue disponer de una chequera abultada para comprar voluntades a placer.

He tenido el gusto de ser testigo de mesa en la últimas seis elecciones, centro de votación en la cual los votantes en un 90% pertenecen a las clases sociales D y E y nunca vi que el resultado no correspondiera a la realidad (la auditoría manual del 50% de las mesas seleccionadas aleatoriamente, confirmó la validez de los procesos electorales). El resultado de la votación del referéndum de reforma constitucional que fue tan cerrado, demostró que el sector democrático con las copias de las actas en mano, no permitieron el robo del triunfo, ni siquiera con la amenaza de violencia organizada desde la Alcaldía de Libertador.  El dictador gritó, rompió muebles y obras de arte, pero la Fuerza Armada no lo acompañó en su berrinche, porque son más leales al Protocolo de Roma de los Derechos Humanos que al presidente.

Este esfuerzo comunitario y de los partidos políticos es encomiable y lo resalto porque de este trabajo ha dependido la preservación de una democracia que está más en el corazón de nuestro pueblo que en la realidad. No tenemos un corazón dictatorial. Este aspecto revela una acertada gestión de la realidad y se resume en que un testigo entrenado y comprometido mata la trampa. Esto no quiere decir que las personas que son seleccionadas “cuidadosamente” y “aleatoriamente” por el CNE y los testigos del oficialismo sean tramposos, porque en mi experiencia, esos testigos en su gran mayoría han tenido un compromiso ético en favor del resultado de las urnas, otra cosa pensarán sus líderes, pero los venezolanos de un bando como del otro no somos tan distintos como se ha querido hacer ver.

Una de las herramientas más poderosas de un político es su capacidad de lograr consensos. El consenso no es fácil, porque requiere paciencia, pero es lo que define a una verdadera democracia; por el contrario lo regímenes autocráticos se basan en la obediencia a una sola y única voluntad.

En Venezuela tenemos catorce años dirigidos por una sola y única voluntad, que ni siquiera acepta lo que se establezca por mayoría, porque siempre se ha burlado de la voluntad mayoritaria y para ello tenemos los ejemplos de todas las leyes posteriores al referéndum de la constitución que consagraban todo lo que había sido votado en contra, la selección de los directivos de su propio partido y el desconocimiento de hecho del triunfo de oposición de la Alcaldía mayor, a la cual se le superpuso un organismo controlado por el ejecutivo con los recursos que correspondían al órgano electo por el pueblo.

Ese consenso permitió la elección primaria entre seis candidatos de todas las tendencias políticas. Esto fue trascendental, también en cuanto a la gestión de la realidad, en el sentido de que no serían los partidos que designarían el candidato, sino una elección abierta para cualquier ciudadano venezolano; nada más incluyente que esto y llevado a cabo magistralmente por un equipo liderado por Ramón Guillermo Aveledo. Pero lo más importante de esta elección no fue elegir a una persona con exclusión de otras, sino que al realizarse dos debates que permitieron escoger una posición, una actitud y una manera de hacer política.

La elección fue un éxito frente a los augurios y amenazas del gobierno que estimaba alrededor de quinientos mil votantes y una oposición pesimista que estimaba desde setecientos mil a un millón y medio de votantes. Todos fueron sorprendidos con una votación de tres millones cien mil votantes; una elección que por su naturaleza no debía ser tan concurrida. Aquí estamos viendo éxitos en la gestión de la acción. Los errores del pasado fueron aprendidos y haber depositado la confianza en la gente, les rindió frutos más allá de lo esperado. Pero lo mejor de todo fue el abrazo y apoyo irrestricto de los candidatos desfavorecidos en post de la candidatura de Capriles.

Aquí el régimen comienza su rosario de gravísimos errores al promover la entrega de los cuadernos electorales para continuar con su práctica de persecución política. Las llamas fueron más rápidas que las garras de la dictadura.

En esta circunstancia, como señalé al inicio, resulta difícil hacer un análisis simplificado del sector de la unidad democrática, porque la diversidad de sus actores es demasiado amplia, pero hay un elemento unificador, el candidato, pero más allá de eso, el representa un elemento unitario de un electorado, no necesariamente afiliado políticamente a ninguna tendencia o vinculado a cualquiera de ellas, es decir, un electorado que representa la diversidad de lo que somos en realidad, caldo de cultivo perfecto para el logro de un consenso nacional acerca de la posibilidad y a su gestión con miras al futuro del país.

El mensaje es claro, respetuoso, incluyente, con alto sentido social, alejado del sentimiento de la revancha, basado en una gestión pública efectiva enfocada en educación, lucha en contra de la pobreza a través del desarrollo económico privado con generación de empleo y lucha contra la delincuencia.

Para completar el análisis ontológico faltaría ver hasta donde la opción de la unidad democrática puede actuar en la gestión de la posibilidad. Tanto Capriles como otros gobernadores han demostrado que son capaces de gerenciar mas exitosamente que el poder Nacional y más que esto, demostrado que el centralismo en estos últimos catorce años ha deteriorado todos los servicios públicos en las regiones y ha pegado fuerte en el sentimiento de las personas de provincia el hecho de que el retroceso al centralismo ha empeorado su calidad de vida en general.

El retorno a la descentralización, con una distribución justa de los recursos nacionales presenta una oportunidad de mejora, además, la perspectiva de un gobierno más moderno y menos frontal que el actual, trae esperanza a las personas en todo el país. Esto por supuesto se contrapone con el sentimiento de muchos de la posible pérdida de planes sociales que han ayudado a muchos con necesidad y a otros que prefieren vivir de una ayuda antes que lograr su bienestar con el trabajo.

En la gestión de la posibilidad se encontraba la mayor dificultad de Capriles. Una persona con un fuerte arquetipo apolíneo, racional al extremo, que se rige por valores que considera superiores, con una dificultad de relacionarse afectivamente a nivel personal, porque da prioridad a su misión de vida a otra consideración. 

Esta dificultad de conexión emocional dificulta la forma como se conecta y convence a un electorado, porque la credibilidad en un discurso racional pasa por la forma como transmite su mensaje el candidato. 

Primero se requiere que transmita un verdadero convencimiento de lo que dice; segundo que tenga la forma de inspirar en el electorado una emoción positiva; y, tercero que tenga muestras de integridad y valor. Este último aspecto es percibido a partir de una buena gestión administrativa, especialmente en Miranda y haber soportado la persecución injusta montada por el gobierno que lo obligó a pasar una temporada en la cárcel. 

Por una parte la tiene fácil porque en el bando de la unidad una mayoría está dispuesta a votar por quien no sea del gobierno, pero para ganar la elección, se requiere convencer a un grupo mayor de personas en el lado oficialista y en los que han sido llamados “NI-NI” o no-alineados.

El comienzo fue duro en esta tarea. Imagino que alguien pensó en una campaña al estilo Fujimori, en la cual no podía contrarrestar al aluvión y abuso comunicacional del régimen, sino con una maratónica gira alrededor de todo el país para compensar la hegemonía comunicacional y la imposibilidad del candidato del gobierno de movilizarse físicamente alrededor del país. Algunos, sin embargo, consideraron esto un disparate inútil. Ahora bien, que otra cosa podía hacer: ¿Una campaña distante por internet y redes sociales? 
Esta podía hacerla y de hecho ha tenido más presencia en estos medios que el gobierno. ¿Más propaganda de vallas o carteles? No tenía recursos económicos para hacerlo, mucha desconfianza en algunos sectores económicos y miedo a apoyarlo económicamente por las amenazas del gobierno.

Hay un dicho que reza que: “La mejor forma de aprender es haciendo”, y en este caso me parece que esto fue lo que sucedió. El tener que visitar casa por casa, en un maratón extenuante a extremos increíbles, escuchar a las personas cara a cara expresar sus necesidades más sentidas, el poder ver que es posible que una persona que está en “el bando contrario” puede tener un trato respetuoso y cordial, un político sin tantos círculos de seguridad para protegerlo,  que se mezcla con la gente y que las toca, las abraza y las alienta; más que transformar al electorado, transformó al candidato en un ser movido por una emoción inmensa, una convicción indetenible de que un cambio es lo que quiere y necesita este país. Ahora, convencido hasta los tuétanos de la trascendencia que tiene el mensaje de reconciliación y de construcción de un país mejor con el aporte de todos, creó una oleada de afecto y entusiasmo muy grande a su alrededor. Tanto ha sido esto cierto que la sala situacional de Miraflores ya no impone la pauta de lo que pasa o se habla en el país, ahora no le queda más que la triquiñuela, el insulto, la descalificación y el soborno de personas con  flaquezas morales,  para tratar de detener lo indetenible y es la voluntad de recobrar la democracia y el camino hacia el progreso.

Del otro lado hay desaliento y desmovilización, pero esto no será en definitiva así, porque hasta los que apoyan al gobierno saben en lo más hondo de su corazón que con Capriles ganamos todos.
Carpriles logró sembrar en el pueblo que la posibilidad es una realidad que está en nuestras manos.


martes, 21 de agosto de 2012

La Política Venezolana desde una Mirada Ontológica (2a parte)


En la entrada anterior expliqué en qué consiste un análisis político desde la perspectiva de la Gestión Ontológica y procedí a evaluar la del sector oficialista.

En relación con el análisis señalado, uno de los lectores me hizo reflexionar sobre varios hechos que resultan importantes  para el éxito en la gestión de la acción por parte del sector oficialista y son los que narro a continuación.

Cuando en el año de 2003, luego de una cantidad de acontecimientos que en este escrito no corresponde relatar, el sector que hoy se reúne en la Unidad Democrática logra organizarse para activar el referéndum revocatorio del Presidente de la República, el que se efectuaría al año siguiente. En esos tiempos, la popularidad del Presidente, según algunas encuestas, estaba entre un 30 y un 35 por ciento y con un porcentaje de desaprobación muy alto. Conforme con las normas vigentes, luego de presentadas la solicitud de la consulta popular y las firmas el Consejo Nacional Electoral, éste estaba en la obligación de convocar la consulta referendaria  en un lapso no mayor de 30 días continuos.

En vista del control político ejercido desde Miraflores sobre el máximo organismo electoral, logran retrasar  por un período lo suficientemente largo, con argumentaciones legales y otras no tanto, el proceso de convocatoria, para dar al Ejecutivo la oportunidad de revertir la tendencia de la opinión pública.

Simultáneamente con los primeros acontecimientos relatados, el Presidente, luego de una visita a La Habana, vino con la idea de implementar planes masivos sociales a través de lo que dieron en llamar Misiones, que comenzaron con la Misión Barrio Adentro (atención médica primaria en los barrios populares con el apoyo de un ejército de “médicos” cubanos (con solo tres años de formación académica y que no podía revalidar su títulos en Venezuela, por esta razón), la Misión Mercal (provisión de comida subsidiada mediante una red de mercaditos en barrios populares), la Misión Robinson (destinada a acabar con el analfabetismo) y otras más que, según los entendidos, requirieron de un gasto gubernamental de alrededor de 5.000 millones de dólares.  Muchas de esta misiones no se limitaban a prestar una servicio público como los señalados, sino que implicaban la entrega directa de un subsidio en dinero (becas) a las personas que se registraban en ellas.

Finalmente, para la fecha en que se convocó finalmente la consulta electoral, se estimó que alrededor del 30 por ciento de la población, en especial, la perteneciente a las clase sociales D y E se beneficiaba  directamente de por lo menos una de las misiones. 

El resultado no se hizo esperar, con una votación por el NO, de alrededor del 60%.

Evidentemente, el oficialismo había creado un sistema estructurado, desordenado, e inauditable, pero muy efectivo para asegurar voluntades a su favor mediante un sistema de subsidio directo a la población. A esto sumamos que gran parte del presupuesto, de los bienes y el recurso humano de PDVSA y de otros organismos públicos se destinaron, a partir de ese momento, para estas misiones y cualquier otro gasto que requiriera la maquinaria electoral del partido oficialista, para todos los procesos electorales.

Éste es el elemento central de la Gestión de la Acción del oficialismo: una bien engrasada maquinaria electoral.

Que la gestión pública de los organismos y de las mismas misiones sea pésima, no es el objetivo central  de los mismos; ellos están para garantizar la permanencia en el poder y a su vez lograr una gestión de la posibilidad muy buena, porque mantiene la esperanza, incluso en aquel que no se ha beneficiado de algún plan social, en que eventualmente se le dará lo que le corresponde. Esto se corresponde con las consideraciones que hicimos acerca de la supervivencia del líder fundamental de esta revolución.

También en cuanto a la gestión de la acción ha sido muy importante la creación de una serie de entidades sociales, como son los Consejos Comunales, los cuales forman parte del Poder Popular y pretenden actuar en sustitución de las prefecturas o jefaturas civiles. Independientemente del objetivo político de debilitar las autoridades locales, electas popularmente, y neutralizarlas a través de la desviación de fondos de las regiones a estos grupos sociales, este esquema ha evolucionado, a mi modo de ver, positivamente, porque al recibir algunos fondos (en realidad cada vez menos) han podido realizar en su gran mayoría obras menores que resuelven de forma inmediata necesidades que antes no eran atendidas por las autoridades. En la realidad, están compuestas por todo tipo de personas, no necesariamente ligadas con el partido de gobierno y funcionan como un foro de las comunidades que en la práctica, por sus vinculaciones o gestiones ante organismos del Estado, logra operativos o acciones puntuales en favor de sus comunidades. Esta instancia de participación no debiera desaparecer y, si no se radicaliza políticamente, puede ser un instrumento muy útil de lo que se ha dado en llamar la Contraloría Social. Éste es otro de los aspectos positivos que han beneficiado políticamente al oficialismo porque, en los eventos electorales, puede usar estos entes para conformar a los testigos de mesa de los centros electorales y para las labores de movilización de los simpatizantes el día de la votación.

El último aspecto resaltante en la gestión de la acción, se refiere al diseño y difusión de una narrativa de laboratorio. Como señalamos en la entrada anterior, lograron cambiar el significado de “socialismo”, que para muchos era equivalente a comunismo, por la idea de que se refiere a los planes sociales y a la solidaridad entre las personas. En este sentido, la política comunicacional del oficialismo está conformada por una camisa de fuerza que sólo permite hablar a los que están autorizados y, cuando se les autoriza, incluyendo a los que presiden los Poderes Públicos, distintos a la Presidencia de la República. El que habla, sin autorización o fuera del guión establecido, es severamente castigado, aunque lo que haya dicho no contenga ningún error. El exceso de exposición de algún político o funcionario no está permitido, y también es severamente castigado porque no se puede opacar la imagen del líder fundamental de la revolución; tanto es así que, si un organismo o gobernación o alcaldía oficialista hace alguna campaña publicitaria o de información de obras o gestión, todo debe girar alrededor del hecho de que todo se hace y todo es posible gracias a “mi-comandante-presidente”.

En esta misma línea está la construcción de todo el discurso alrededor de la distinción “pobre”, la de “exclusión” y los “excluidos” y los antiguos conceptos de lucha de clases, “solidaridad”, “humanismo”, “justicia social”, etc., que vistió a este movimiento político como el que dio sentido e importancia, por primera vez, al pueblo (como sinónimo de desposeído) y que todo se hacía en función de ese pueblo y no en post del verdadero y objetivo primario de perpetuarse en el poder. El país estaba en mora con estos sectores de la población y llegó quien recogiera esa bandera, blandiendo una espada vengadora y llena de odio.

También se buscó implantar la idea de que todo lo anterior era malo, constituía una entrega en favor de los poderosos y los ricos y más allá, en beneficio de las grandes potencias y esto como justificación para la promoción de una revolución, patriótica y anti imperialista.

La forma de convencer fue mediante reinvención de la historia, apropiarse de Bolívar, de su imagen (el retrato siempre a su espalda, pero nunca más arriba de él) y de su ideario y esta apropiación se hace de tal forma que el Líder es el único que cita a Bolívar (los demás sectores también se lo permitieron), a todo en el país se le añade el calificativo de bolivariano, luego es el único que lo interpreta y lo redescubre “socialista”, es decir, crea una equivalencia entre su revolución y la revolución libertadora de Bolívar, con lo cual se pretende que ser bolivariano es lo mismo que ser oficialista, hasta que finalmente, pasando por una etapa de sumo sacerdote, se convierte en su reencarnación (para prueba el nuevo retrato computarizado, en el que Bolívar no se parece a si mismo). Para reforzar esto cambia todos los símbolos patrios, sube nuevos héroes a los altares (a los delincuentes de Zamora y Guzmán Blanco), destrona a otros (Páez, sin el cual no se hubiera logrado la independencia de Venezuela) y hasta manipula a Jesucristo y lo declara su aliado, convirtiéndose no solo en una suerte de semidiós, sino en el mismo redentor que logró resucitar de la sentencia de muerte por el cáncer.

También la política comunicacional excluye toda posibilidad de diálogo o de “dialéctica”. Ante cualquier argumento contrario a la narrativa oficial, la respuesta es poner una etiqueta al interlocutor o mensajero (argumentum ad hominem), un juicio descalificador o un insulto. Esta etiqueta se repite en coro permanentemente, de manera que a partir de ese momento la persona es referida no por su nombre sino por su etiqueta. Esto se acompaña con burlas, irrespeto y agresiones que en muchos casos llegan a ser físicas.

Esta política ha sido tan efectiva como nociva, porque incluso los factores adversos al oficialismo terminan repitiendo los calificativos y utilizan la misma narrativa impuesta desde el gobierno.

Dentro de esta política comunicacional, que ha permitido la inoculación permanente del lenguaje, las exageraciones, las mentiras (me refiero a las estadísticas de gestión, cifras oficiales, etc., que por ejemplo consideran a una persona como empleada a quien trabaja medio día a la semana o que reciba un subsidio del Estado y no considera desempleado a quien no tiene empleo pero que manifiesta no tiene interés en trabajar) y sus argumentaciones. Ha sido determinante el encadenamiento abusivo de los medios de comunicación y el uso del programa Aló Presidente, que ha decidido el contenido de la agenda política del país correspondiente a la semana siguiente a su transmisión; es decir, todos los sectores políticos (Tirios y Troyanos) han seguido por mucho tiempo el guión escrito en Miraflores.

También este esquema sirve para que, en caso de que sectores adversos al oficialismo pongan de manifiesto un escándalo de corrupción  o de mala gestión, el mismo sea metabolizado con tal rapidez que a lo pocos días ya nadie comenta lo que pasó. Últimamente, cuando se presentaba un caso grave, de inmediato salía una noticia de un tratamiento o de algo referido a la salud del Presidente, para que hasta el centenar de contenedores  de alimentos podridos en Puerto Cabello, desapareciera de la prensa y demás medios de comunicación.

Esto sólo puede entenderse desde un perspectiva psicótica, porque un gobierno que con los recursos que ha manejado éste y con la capacidad organizativa y comunicacional que ha demostrado, si se hubiera dedicado a resolver los problemas de la gente, ningún sector adverso tendría el más mínimo chance de acceder nuevamente al poder. Sólo una ambición de poder enferma y deformada por una fe ciega en una ideología, que al igual que otras ha demostrado con demasiadas evidencias su fracaso, liderada por una mente amoral (muy distinto que inmoral, porque el inmoral sabe que está obrando mal), lo puede explicar.

Espero que mis críticos lectores hayan quedado algo satisfechos con la ampliación del tema de la  Gestión Ontológica del Oficialismo,  y así podamos continuar con el análisis de los demás factores políticos del país.

martes, 14 de agosto de 2012

La Política Venezolana Desde Una Mirada Ontológica

Según Wikipedia: “La ontología estudia la manera en que se relacionan las entidades que existen.  Por ejemplo, la relación entre un universal (rojo) y un particular que 'lo tiene' (esta manzana), o la relación entre un evento (Sócrates bebió la cicuta) y sus participantes (Sócrates y la cicuta)”.

El sentido ontológico busca comprender la realidad y las relaciones desde una perspectiva de los que nos es común a los seres humanos y no de los que nos diferencia.

Existe una manera de evaluar la gestión de una persona, de un colectivo, de una empresa, de un gobierno que se llama Modelo de Gestión Ontológica, el cual tiene varias dimensiones que pueden ser usadas para dicho análisis. Las principales son tres:
1.- La Gestión de la Realidad.
2.- La Gestión de la Acción.
3.- La Gestión de la Posibilidad.

La Gestión de la Realidad:
La Gestión de la Realidad analiza la información que se dispone del entorno. Cuando hablo de entorno me refiero al pertinente, aquél con el que se interactúa o que tiene la posibilidad de influir en la persona o entidad que es objeto de análisis o a la inversa.

Recientemente se ha puesto de moda preguntarle a los que dirigen una empresa: ¿Quiénes son tus stakeholders o partes interesadas? (Stakeholder, aquel que ha apostado o asumido un riesgo—un accionista, un inversionista, un proveedor—a favor de la empresa).

Estas partes interesadas son todas aquellas personas, entes o instituciones con las cuales se interactúa y cuyas acciones o decisiones afectan o influyen sobre la realidad de la entidad objeto de análisis o que es capaz de influir.

Lo importante de esta determinación es que a partir de esta observación podemos realizar un análisis de la realidad que nos permita saber cuáles son las dinámicas que se están generando en el entorno, y del comportamiento de esos stakeholders para determinar las dinámicas que pueden afectarnos o que puedan estar dirigidas a la organización. Esto nos llevará a determinar las acciones o decisiones que debemos tomar para que el impacto de esas acciones sea beneficioso o para poder matizar o gerenciar las que pueden perjudicarnos.

Aquí resulta muy útil la metodología que parte de listar todas esas acciones o decisiones y clasificarlas según su impacto (bajo o alto) sobre nosotros o nuestros emprendimientos, y a la probabilidad de su ocurrencia (baja o alta), para propósitos de decidir un grado de preparación correcto.

Esto nos lleva a la elaboración de una cuadrícula en la que hay:
1.- Eventos de Alto Impacto y Alta Probabilidad.
2.- Eventos de Alto Impacto y Baja Probabilidad.
3.- Eventos de Bajo Impacto y Alta Probabilidad.
4.- Eventos de Bajo Impacto y Baja Probabilidad.

Vistos de esta forma, los eventos de Bajo Impacto, sean de Alta Probabilidad o, mucho más si son de Baja Probabilidad, suelen poder manejarse sin mucha preparación, porque los efectos sobre la institución no son significativos.

A partir de allí se requiere dar prioridad máxima a los de Alto impacto y Alta Probabilidad pero atendiendo también los de Alto Impacto y Baja Probabilidad, porque aunque sean más improbables, el efecto puede ser muy considerable para la institución.

A partir de aquí deben generarse planes de acciones para evitar que se produzca esos eventos o para minimizar sus consecuencias y los planes de contingencia para el caso en que se materialicen.

En la medida en que una persona tenga mayor dominio de la información pertinente del entorno, más asertivas van a ser sus acciones y decisiones y habrá una mayor probabilidad de éxito o de supervivencia.

Para la gestión diaria es importante tener esta lectura de la realidad, pero además como veremos cuando se gestiona la posibilidad también es importante partir del conocimiento de la actualidad para poder proyectarse al futuro sobre una base firme y certera.

La Gestión de la Acción:
La gestión de la acción tiene que ver con todas las actividades que se requiere realizar para el logro de los objetivos de una persona o institución o para influir positivamente sobre el entorno.
En este caso, en la medida en que la Gestión de la Realidad haya sido más efectiva, podremos establecer metas para ser exitosos y hacer un eficiente manejo de recursos económicos y humanos para acometer las acciones requeridas. Las competencias del recurso humano son trascendentes para este fin y la constancia y la evaluación continua del cumplimiento de los planes de trabajo o proyectos acordados. Aquí se requiere los planes de trabajo con sus etapas definidas, sus responsables, sus tiempos de ejecución y de revisión o auditoría para cerrar brechas entre el objetivo y lo alcanzado.

Modernamente, estos planes de acción son manejados a través de los llamados Sistemas de Gestión, los cuales no sólo funcionan para que se cumpla con las acciones requeridas sino que garantizan un registro y documentación ordenada e integral.

Esta gestión de la acción es importante cuando se gestiona la cotidianidad, pero a partir de la gestión de la posibilidad se complica el establecimiento de una acción efectiva  en ese futuro que se visualiza como posible.

La Gestión de la Posibilidad:
La Gestión de la Posibilidad tiene que ver más con un elemento emocional, porque está vinculado con el sueño, con la imaginación, con eso que no existe, que puede parecer imposible de lograr pero que un liderazgo inspirador puede trasmitir esa esperanza a los demás.

La posibilidad no se puede vincular con la preservación de lo que se tiene, y presenta la dificultad de que, en el futuro, eso que se pretende preservar no resulta viable. Este aspecto es muy importante en todo proceso de cambio, porque aclara de forma muy poderosa lo que no se está dispuesto a renunciar y lo que se puede conservar realmente en una empresa ambiciosa.

La posibilidad requiere ir más allá de lo que se ha logrado; es el deseo imperativo de llegar a la tierra prometida y la emocionalidad que nos permite atravesar el desierto que nos separa del objetivo. Se requiere salir de la caja de los prejuicios y de los marcos mentales que nos gobiernan y estar dispuestos a salir de esta zona de confort y de certezas para ver posibilidades donde antes existían barreras.

Sin un liderazgo inspirador que cautive a los demás, el logro de ese sueño se hace imposible.

Sin embargo, el logro del sueño sólo es posible si se ha manejado bien la información de la realidad y se ha tenido la organización de las acciones y la tenacidad en acometerlas para que el sueño se mantenga vivo, incluso a pesar de tropiezos y de dificultades; de lo contrario el sueño se desinflará como un globo de aire caliente.

Aquí tenemos que entender que la gestión de la realidad nos da información del momento, y que en la situación actual del planeta la estabilidad de los acontecimientos en el tiempo se hace cada vez más inestable y sólo nos permite realizar acciones a corto o mediano plazo a partir de esa información. Esto no tiene que ver con la gestión de la posibilidad porque ésta apunta al largo plazo.

Lo que sucede es que la gestión de la realidad nos permite poner un punto de partida para la labor de mirar al futuro. Como señalamos, para disponerse a mirar al futuro se requiere salirse de los marcos mentales que atrapan nuestra mente y así visualizar a veinte años de distancia cómo va a ser esa realidad, cómo va a funcionar, qué ventajas o retos podemos encontrar para poder diseñar nuestro modelo de sustentabilidad en el tiempo.

Esta tarea no es fácil porque muchos de los acontecimientos que vivimos en estos días no los imaginábamos hace veinte años. También la capacidad de predicción se ha visto sorprendida con los eventos políticos ocurridos en el mundo; para muestra un botón: nadie podía imaginar hace diez años que Obama sería Presidente de los Estados Unidos, teniendo padre musulmán y madre cristiana. Por cierto, éste ha sido un evento que apunta a una tendencia cada vez más integradora de la sociedad de ese país.

A pesar de la dificultad al ver el comportamiento de la gente en el mundo, parece estar creciendo una sensibilidad hacia los temas ambientales y de sustentabilidad, el uso cada vez más de energías menos contaminantes y renovables, a que la población se detenga en su crecimiento en menos de cien años, con un envejecimiento de las poblaciones y el incremento de la edad promedio de expectativa de vida, que el desarrollo de las comunicaciones va a seguir su avance, así como de los sistemas de computación y sociedades más participativas y democráticas en países cada vez más integrados y con la evaporación de las fronteras nacionales, etc., etc., etc. Pero también puede haber aspectos preocupantes para los que hay que estar preparados, como son la sobrepoblación, la insuficiencia de alimentos, la escasez de agua potable, la necesidad de evolucionar hacia otras fuentes energéticas, el incremento del reciclaje, etc.

En fin, el éxito en la gestión de la posibilidad es que podamos tener un sueño y el liderazgo para enamorar a la gente para su logro, pero ese sueño y el convencimiento de esa posibilidad debe ser cierta o creíble de alguna forma, aunque a veces se han presentado soñadores de lo imposible que el tiempo ha demostrado que tenían razón y el ejemplo más evidente es el de Julio Verne.

Vista esta metodología, voy analizar las distintas tendencias que se presentan en la política venezolana para establecer sus gestiones ontológicas y poder explicar su efectividad o sus fracasos basados en este modelo de análisis.

En Venezuela podemos identificar tres tendencias fundamentales, la Oficialista, la de la Unidad Democrática y los No Alineados.

Es muy importante para esto aclarar que resulta importante definir primero cual es el propósito de la acción política de cada una de estas corrientes políticas, puesto que si se realiza el análisis basado en lo que cada sector declara como objetivo podemos distanciarnos mucho de la realidad.

En los últimos trece años, ha existido una clara polarización entre el sector Oficialista y los sectores de oposición, que hoy en día se reúnen en el Movimiento de Unidad Democrática, pero existe un crecimiento de una posición No alineada a las anteriores.

El sector oficialista liderado por el señor Hugo Chávez ha declarado varias intenciones, entre otras: la instauración de un socialismo que en algunas  ocasiones han aceptado que es un comunismo a la cubana o similar a la doctrina del libro verde de Ghadafi, etc.; que es una iniciativa humanitaria que propugna la creación de un poder popular que sustituya a todas las instituciones civiles o militares y un sistema económico de reparto de la riqueza a las clases económicas más desfavorecidas y lograr la formación de un hombre nuevo, entre otras ideas.

Sin embargo, el interés que subyace en el fondo del accionar del sector oficial ha sido la preservación del poder y la ampliación de su ámbito de control de los restantes sectores, instituciones y organizaciones del país. Esto quiere decir que su actuación está encuadrada en el paradigma tradicional de la política, cuyo objetivo fundamental es la obtención del poder y su preservación en el tiempo. Esa aparente entrega del poder al pueblo pasa por la eliminación de la representatividad, creándose comunidades amorfas que sólo se relacionan directamente con el líder fundamental y que además quedan subordinadas por la dependencia económica de ese poder central y absoluto. Un sistema de asambleas anárquicas con un único líder nacional.

Como la vía violenta, es decir, mediante un golpe de estado, no fue exitosa, este sector optó por el uso de los mecanismos de la democracia, en especial la vía electoral para el logro de su objetivo. Se dio cuenta de que el marco democrático daba una mayor legitimidad y, por las condiciones mundiales actuales, una aceptación por parte de los demás países del planeta. Este aspecto de imagen internacional resulta importante en este objetivo, porque el logro del poder no está limitado a las fronteras del país sino que existe la aspiración de ejercer control de otras naciones, principalmente de Latinoamérica.

Para facilitar este objetivo, se propuso la elaboración de una nueva constitución, la cual ayudó en gran medida al oficialismo porque incrementó de manera significativa las competencias del Presidente de la República; sin embargo, el logro no fue total al confirmarse la República como un estado democrático que preserva la separación de los poderes y la descentralización a través de los estados y lo municipios.

En este orden de ideas era requerido lograr un mayor control de las instituciones, lo cual también se logró electoralmente al obtener la mayoría calificada de los miembros de la Asamblea Nacional. Esto permitió la designación de los miembros del Poder Moral por parte del sector oficialista y el control del Consejo Nacional Electoral, lo que posteriormente se consolidó con el aumento de los magistrados del Tribunal Supremo y el control sobre el poder judicial.

En cuanto a las regiones, se les presentó una situación cada vez más preocupante, y es que los sectores adversos al oficialismo han logrado conservar gobernaciones y alcaldías y han logrado ganar jurisdicciones que antes eran afines al oficialismo, bien sea por elecciones o por deserciones desde las filas oficiales.

Esto se pretendió resolver de un solo golpe con la propuesta de reforma constitucional, que fue derrotada en el referéndum convocado para tal fin, aunque esto no ha impedido que mediante leyes se vaya paulatinamente vaciando de competencias y de recursos económicos a las regiones, en beneficio de un supuesto poder popular que es controlado política y económicamente desde Miraflores.

Con los militares ha pasado algo similar. Se ha ido penetrando los mandos militares dejando de lado los ascensos por mérito y ascendiendo a los altos mandos a personas que hayan demostrado lealtad absoluta al líder fundamental de la revolución. Pero esto no ha resultado suficiente, porque en los momentos en que el oficialismo ha pretendido imponer un resultado electoral distinto, no ha encontrado el apoyo de la Fuerza Armada para lograrlo. Esto hizo que el oficialismo pretendiera la substitución en el tiempo de la Fuerza Armada por una milicia, pero esto fracasó de forma rotunda.

Da la impresión que las disposiciones del Tratado de Roma han disuadido a los militares de participar en intentonas golpistas. Vemos el efecto que ha producido en Siria las deserciones de muchos generales y del primer ministro de ese país ante un gobierno que masacra a su pueblo solo para sostenerse en el poder.

La estrategia más efectiva utilizada con la Fuerza Armada y que también se utilizó para lograr adeptos a su causa fue la corrupción. En la Fuerza Armada se arrancó con el Plan Bolívar 2000 y se ha logrado corromper a cada vez más amplios sectores militares, especialmente a la Guardia Nacional—que el oficialismo trató de eliminar de un plumazo al inicio del gobierno—al hacerla partícipe de todos los negocios de contrabando, narcotráfico y lavado de dinero.

Por último, para el logro de su objetivo de poder, debe eliminar toda posibilidad de financiamiento de sectores adversos por parte de empresarios privados, de partidos políticos y de la Iglesia Católica. Para lograr esto, se eliminó la financiación pública de partidos políticos, y se planea y se ha venido ejecutando la expropiación total y absoluta del sector privado, se ha penalizado todo financiamiento proveniente de entes internacionales y se ha vaciado las arcas de las gobernaciones y alcaldías para empobrecer a toda organización que no sea afecta al régimen. Esto se completa con el control de más del 95% de los medios de comunicación de televisión y radio, bien sea directamente o a través de afectos al régimen u organizaciones sociales que utilizan las frecuencias sin permiso, lo que permite cerrarlas de inmediato cuando se vuelven críticas del gobierno, o mediante la disuasión y el miedo.

Mientras sea necesario seguir aparentando la existencia de una democracia, se hace uso de los recursos del Estado para realizar actividades e inversiones de tipo social, fundamentalmente en períodos electorales. Fuera de esos eventos la gestión gubernamental es deficiente a niveles criminales.

Si hacemos un análisis de la Gestión Ontológica del Oficialismo, podemos señalar que:
La gestión de la realidad hasta el momento ha sido sumamente efectiva para el logro del objetivo de preservar el poder. Ayudados seguramente con la gran experiencia del G2 cubano, se dispone de salas situacionales que permitan monitorear todas las situaciones que pueden ayudar o perjudicar el objetivo planteado, y actuar con gran rapidez para neutralizar cualquier amenaza que se presente.

En cuanto a la gestión de la acción también ha demostrado el sector oficialista una organización política (en la que incluyo a los órganos gubernamentales y las fuerzas armadas) para la ejecución de sus actividades.

La estrategia central de la acción ha sido determinada por la confrontación con el objeto de polarizar a la población en dos bandos bien definidos, los que están del lado del pueblo, es decir, los buenos y los apátridas que quieren entregar al país a las potencias extranjeras. Esto les ha traído ventajas porque le ha servido para arrinconar a los sectores contrarios al régimen y disuadir a los leales de desviarse del lineamiento único y centralizado. También ha traído inconvenientes porque tanto los movimientos estudiantiles y sindicales son contrarios, por su naturaleza, al control férreo de un solo pensamiento y liderazgo y a pesar de los intentos de crear organizaciones paralelas, éstas no han hecho más que reforzar la determinación de permanecer fuera de ese yugo. El arrinconamiento de los adversarios ha logrado la unificación de las corrientes adversas con el objetivo común del cambio y el crecimiento de un sector No Alineado, que tampoco se suma a la Unidad Democrática.

En mi opinión, el gran fracaso de esta gestión fue no haber logrado el triunfo del referéndum de la Reforma Constitucional, y esta responsabilidad debe ser adjudicada exclusivamente al Presidente de la República, que se dejó llevar por su ambición desmedida de poder absoluto y sólo permitió que se aprobase su reelección indefinida y no la de los demás cargos de elección popular. Esto hizo que su maquinaria política apoyara con desgano su propuesta y se produjera una abstención en los votantes pro gobierno que determinó el triunfo del NO.

En cuanto a su gestión de la posibilidad, resulta más complejo analizarla porque tal y como señalé esta gestión requiere la capacidad de visualizar un futuro que no existe y una capacidad de liderar o captar adeptos para que se sumen a ese objetivo.

Aquí nos encontramos con un corto circuito, porque si bien el objetivo es la preservación  y perpetuación en el poder, este objetivo está planteado como parte del logro de un objetivo declarado que es el logro del socialismo.

Cuando los que hacen estudios de opinión preguntan a las personas el significado de socialismo, la gran mayoría de las personas lo identifica con la existencia de programas sociales, no con un modelo político, y en este caso en particular, antidemocrático.

En fin, la venta de la posibilidad se enfoca en que el actual régimen es el único que garantiza que el Estado provea de forma ilimitada beneficios sociales a la población mediante un reparto igualitario de la inagotable renta petrolera.

Si algo no funciona o sale mal, es culpa del Imperio, de la burguesía, de la iglesia, tanto así que al capitalismo se le hace responsable de la devastación del planeta Marte, a pesar de que luego de la destrucción quedó un planeta totalmente rojo.

Esta matriz es posible mediante el uso de la llamada hegemonía comunicacional, que no es más que la implementación del modelo de Goebbels, que permite que sea escuchada sólo, de manera abrumadora, la versión oficial de la “verdad”. El gran inconveniente de esta estrategia es la masificación a nivel mundial de los medios alternativos y las redes sociales que permiten que todo se sepa y que se pueda organizar un colectivo fuera del control del gobierno.

Hasta el momento, esta estrategia comunicacional que nos promete un bienestar garantizado y provisto exclusivamente por el Estado ha sido muy exitosa. Sin embargo, se presentó lo que nadie esperaba, y es que esta posibilidad se vendió como que fuera sólo realizable si una única y exclusiva persona permanecía a perpetuidad en el poder, porque esa única persona, el Líder Fundamental de la Revolución, tiene las facultades sobrehumanas para su consumación. De aquí ha surgido la interpretación de que se ha transformado a este señor en un líder religioso, una suerte de Bolívar reencarnado.  El logro no está garantizado por un equipo, un grupo, un partido, no siquiera por un proyecto, solo lo garantiza una persona.

Esta estrategia tenía un error fundamental: que hasta Jesucristo resucitado se fue al cielo y tuvo que entregarle su negocio a otras personas. La posibilidad de sucesión o del surgimiento de un liderazgo alternativo ha sido reprimida salvajemente. En el Antiguo Testamento morían apedreados los falsos profetas, y éste puede ser el destino de este "profeta".

En este escenario, el oficialismo hace lo indecible para crear la impresión de que el Líder Fundamental se ha curado, porque su desaparición, o la posibilidad cierta de la misma, podría cambiar totalmente la intención de voto de gran parte del electorado cautivo de este sector, porque ningún sucesor garantiza los milagros del falso mesías.

También pesa sobre el oficialismo la incongruencia entre los ofrecimientos de planes sociales y de bienestar cuando prácticamente todos los problemas que aquejaban a la población se han visto agravados en estos trece años de gobierno, con lo cual cada vez más personas ven la profunda incompetencia que subyace a la hora de resolver problemas de carácter público por parte del gobierno. Aquí les ha quedado como defensa las “vidrieras” que consisten en construir viviendas en donde se vean, sembrar campos a los lados de las autopistas, mentir sobre la producción de las empresas expropiadas, etc. Al que no le sea asignada una vivienda, se le da una bolsa de comida, se le regalas electrodomésticos, se le da un certificado que le “da derecho” a una vivienda y por añadidura se le incluye en un novedosa misión que le garantiza recibir alguna cantidad de dinero mensual. Así una promesa puede adquirir alguna credibilidad. Pero esta incongruencia se pone cada vez más de manifiesto y esto también afecta gravemente la credibilidad del líder supremo.

En conclusión, en la medida en que el pueblo de Venezuela siga percibiendo que el Presidente está curado de la enfermedad que lo aqueja, y que sólo a través de él se puede garantizar la persistencia de los planes sociales en el país, aumentan las probabilidades de su reelección. Esto no garantizará la persistencia del régimen, porque los gravísimos problemas fiscales y de gestión pública se agravan cada vez más y la salud del Presidente también, y aunque logre llegar al 7 de octubre mostrando vitalidad, ya tiene una cita que debe cumplir, tarde o temprano.

También hay un punto de inflexión en el cual la promesa no compense el horror de la gestión pública en seguridad, salud, educación, electricidad, agua, corrupción, etc., que puede mover la balanza en sentido contrario.

En la siguiente entrega, vamos a realizar el análisis de las demás corrientes políticas, la de la Unidad Democrática y de la los No Alineados.


domingo, 29 de julio de 2012

Los Indignados en Venezuela: El desconocimiento de la Jurisdicción Internacional de Derechos Humanos por parte del Gobierno de Venezuela:


En este blog hemos resaltado la actividad de protesta de los indignados alrededor del mundo, destacado sus banderas y sostenido que estos movimientos son la consecuencia de un crisis política mundial, fundamentada en una incompetencia política para resolver los problemas de carácter público de los pueblos. Un movimiento que pide cambio pero profundizando los valores y buscando la mejora de las instituciones democráticas.

Venezuela no ha estado al margen de este proceso político, agravado con el hecho de que en este país existe una incompetencia criminal que se niega a resolver los problemas más sentidos por la población (es tan grave que parece una incompetencia dolosa); además el Gobierno ha destruido todas las instituciones democráticas convirtiéndolas en marionetas (aquí las califican de focas de circo) que siguen la única y sola voluntad de un Presidente militarista. 

La presidente de Tribunal Supremo de Justicia ha declarado en contra de la existencia de la separación de poderes y los magistrados de ese tribunal hacen expresión pública de su apoyo irrestricto al Presidente, quien ya se ha auto proclamado Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas (Activo y con Rango militar), cuando la constitución prohibe que un militar activo se postule para ningún cargo de elección popular y por ende tampoco lo puede ejercer. 

En este escenario, todas las altas autoridades del Estado se han coludido para violentar la Constitución Nacional y han derogado con sus actos la vigencia de la Constitución de 1999 y violentado los derechos fundamentales de la ciudadanía en completa impunidad, lo que los hace a todos reos de delitos de lesa humanidad. Lo único que existe es un maquillaje democrático que se manifiesta con la existencia de elecciones con árbitros parcializados y rendijas de libertad de expresión. 

Por esto la denuncia, que presentamos por este medio, no la hacemos ante las instituciones Públicas Nacionales, sino ante los ciudadanos y los que más allá de las fronteras de Venezuela tienen la responsabilidad legal y moral de defender los Derechos Humanos de los pueblos y no la permanencia impune de gobernantes espurios, como los de Siria y Cuba. 

Crea gran preocupación que un Estado, frente a un proceso electoral, en que puede resultar desfavorecido, pretenda sustraerse de la observación y regulación en materia de Derechos Humanos; esto hace presumir, y los hechos lo han comprobado, que resulta un estorbo la mirada vigilante de los órganos que promueven el respeto de los Derechos Humanos en el mundo, instancias que recientemente han juzgado a funcionarios públicos de distintos países por actos que han llegado hasta el genocidio. En Venezuela no se permite la entrada de funcionarios de organismos internacionales en materia de Derechos Humanos. 

El primer paso en tal sentido le exige al régimen denunciar la Carta Democrática Interamericana, la cual, por cierto, fue suscrita al igual que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela por el ex Presidente militar de este país, y en opinión de muchos, exigiría que nos expulsaran como miembro de la Organización de Estados Americanos. Esa denuncia acarrearía, según el criterio del gobierno de Venezuela, su liberación de las medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y de los juicios ante la Corte Interamericana de Justicia, sobre hechos ocurridos con posterioridad a la denuncia. También es de resaltar que las decisiones de esos organismos son desconocidas y desaplicadas por los órganos del Estado Venezolano.

Aquí se les presenta otro problema, y es que Venezuela suscribió también el Protocolo de Roma, con el cual se otorga Jurisdicción en Materia de Derechos Humanos al Tribunal de la Haya; en esta circunstancia le tocará denunciar también ese tratado. 

Es importante ver este planteamiento desde la perspectiva de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999, porque en materia de Derechos Humanos es, en su texto, la más avanzada del planeta, en otros aspectos, es excesivamente presidencialista y entre otras cosas, por causa de ello, tenemos a un rey en el poder. 

La Constitución de 1999 consagra que los tratados internacionales en materia de Derechos humanos tienen rango constitucional; también establece que toda persona tiene derecho a acceder a los órganos internacionales establecidos en las convenciones firmadas por Venezuela a solicitar el amparo a sus Derechos Humanos; por último, establece que los Derechos Humanos son progresivos, es decir, que cualquier Derecho humano que sea reconocido, como inherente a la persona humana, se debe respetar a pesar de no estar expresamente contemplado.(artículos 23, 24 y 26 de ese texto). 

En el asunto que planteamos se presenta una situación referida a que, el sistema mundial de Derechos Humanos establece que, los que pueden incurrir en delitos de violación de Derechos Humanos son los Estados, no los individuos y modernamente se han incluido como posibles violadores a organizaciones armadas terroristas o beligerantes. 

Los ciudadanos pueden cometer delitos, no violar Derechos Humanos y ellos están sometidos a las leyes de los Estados y a sus Órganos de Justicia para recibir las sanciones y verse obligados a indemnizar los daños ocasionados a las víctimas. 

Por esta razón el Gobierno de este país se sirve de milicias urbanas armadas para cometer atropellos y reprimir a la población civil y poder alegar que esos atropellos no constituyen una política de Estado. Sin embargo, el financiamiento, la entrega de armamento militar y las declaraciones públicas de los funcionarios del Gobierno en apoyo a estos grupos puede servir de fundamento para el establecimiento de la responsabilidad penal internacional de estos funcionarios, quienes además no podrán exhibir ninguna gestión para eliminar o someter a la justicia a estos grupos paramilitares y para policiales. 

El Estado tiene el monopolio de la justicia, normalmente y también el de la “violencia” pública y tiene el poder otorgado por el Ordenamiento Jurídico para hacer cumplir sus determinaciones en el ejercicio de esas competencias. 

En los casos de grupos armados (guerrilleros), este hecho les permite imponer su fuerza y voluntad a grupos de ciudadanos y más si mantienen control sobre un territorio; esto les da una connotación parecida a la de un Estado; por tal razón, se está evolucionando hacia su inclusión como posibles violadores de Derechos Humanos. 

En esta circunstancia, los Estados imputados supuestamente tienen la potestad de sustraerse de ser juzgados por las Jurisdicción Penal Internacional en materia de Derechos Humanos, cuando esos órganos, precisamente, han sido constituidos para que los ciudadanos, de forma individual o colectiva, que le hayan sido violados sus Derechos Humanos y sus respectivos Estados no hayan subsanado, corregido o sancionado esa violación, pudiendo obtener la restitución de su situación jurídica lesionada e indemnizado adecuadamente los daños que les han sido causados. 

En Venezuela al ser los tratados internacionales firmado por la República normas de rango constitucional, por mandato expreso de esa misma norma, el Presidente de la República es incompetente de manera absoluta para derogarlos y denunciarlos porque el no puede derogar una norma constitucional. Igual argumento aplica a los Tribunales de la República que está en la obligación de aplicarlos a pesar de la denuncia hecha por el Presidente de dichos tratados, porque los mismos siguen vigentes.

Es importante reconocer que, la Jurisdicción Internacional de Derechos Humanos está constituida por tribunales y sus jueces son los naturales de los ciudadanos, no de los Estados, para conocer las causas señaladas y pretender eliminar ese derecho, atenta en contra del derecho humano de cada ciudadano al acceso a la justicia, al debido proceso y al derecho a su defensa, también consagrados en la señalada Constitución y en todo el ordenamiento internacional de Derechos Humanos. 

La posibilidad de que un Estado que haya desatado acciones reiteradas violatorias de ese ordenamiento jurídico internacional y que tenga un número apreciable de denuncias, se le acepte el desconocimiento de esa jurisdicción, que no fue creada en beneficio de ellos, sino para sancionar a los Estados que violen impunemente Derechos Humanos de sus ciudadanos, sería como permitir a los criminales de un país puedan desconocer a los tribunales penales que deben decidir las causas relacionadas con sus delitos. 

Adicionalmente, como la misma constitución señala que, los tratados internacionales en materia de Derechos Humanos tienen rango constitucional, no puede ser derogada ni desconocida la Carta Interamericana de Derechos Humanos por un órgano y por actos que no tienen rango constitucional, lo que los haría írritos y nulos de pleno derecho, con lo cual no se le podría impedir a ningún ciudadano venezolano acceder a los Tribunales Internacionales de Derechos Humanos a pedir justicia y obtener de estos órganos un pronunciamiento sobre el fondo del asunto planteado y lograr que se acuerde el restablecimiento de la situación jurídica del ciudadano, si efectivamente le habían sido violados sus derechos, aún después de la denuncia del tratado.

Aquí se presenta un asunto más serio, alguno podrá decir que al ser un tratado internacional en materia de Derechos Humanos una norma constitucional, podría ser derogada con un referéndum constitucional. Nada más falso que esto. Una mayoría no tiene la potestad de revocar o desconocer aquellos derechos humanos que han sido reconocidos por la humanidad como derechos inherentes a la persona humana. Una mayoría no puede decidir quitarle la vida a una persona, a violarle su honor y reputación, o eliminar su derecho al libre pensamiento y de expresión, ni el derecho a profesar la religión de su preferencia, entre otros, porque estos son de todos y cada uno de nosotros los seres humanos. Podrá modificar derechos colectivos o sociales, pero jamás los inherentes a la persona humana. 

Tenemos que hacer causa común para defender nuestros derechos, la democracia no es un regalo, es un derecho que se han ganado las sociedades derramando mucha sangre y siempre existirá un gobierno, por más democrático que sea, que viole Derechos Humanos; así que esta lucha nunca termina. “El que calla ante la violación de los derechos de una persona, está con el que los viola, no con la víctima”. No sigamos siendo cómplices. 


jueves, 15 de marzo de 2012

Los Paradigmas del “qué” y del “cómo”:


Una sociedad más democrática y participativa
El mundo de hoy está evolucionando hacia nuevos paradigmas que den una respuesta a la realidad actual y sirvan para enfrentar retos futuros. Esta tendencia se está viendo con mucha fuerza en el mundo político, y forma parte del proceso de evolución de sistemas más autoritarios y centralizados a democracias participativas (reales, no declaradas) y con una mayor redistribución del poder.
Este cambio está afectando las visiones autocráticas del ejercicio del poder político y a cualquier otra institución o instancia de actuación de las sociedades.
Un bozal sin la arepa.


En cuanto al mundo político, las autocracias siguen sosteniéndose con el apoyo de un sistema de control represivo, el cual resulta muy débil frente a una voluntad ciudadana de libertad y participación; además, para mantenerse ejercen una hegemonía comunicacional para determinar los contenidos que son accesibles a los ciudadanos; se apoyan en una maquinaria publicitaria poderosa y una política educacional de estímulo al analfabetismo tradicional o funcional, o buscan sustituir la educación por la formación ideológica. En otros niveles se maneja mediante la supresión de la discusión intelectual, con un manejo vertical, subordinado de forma absoluta y rígido de la sociedad, colectividad u organización. Otros usan formas de alienación mediante la creación de una dependencia total de los ciudadanos para su sustento, de un empleo o dádiva del Estado (Planes Sociales), conocido en Venezuela como “bozal de arepa”. * (El régimen controla a la gente porque su alimento depende de su lealtad al mismo, pero si se acaba el alimento el bozal sigue amarrado al hocico). Todo esto sin contar con los extremistas que usan, aún hoy, el genocidio y otras formas inhumanas de control de las sociedades.
Lingua bifurcata de ayer que inspira
 a los autócratas de hoy (*2)



Estos medios tienen una efectividad relativa y, en relación con la propaganda, el gran inspirador de los autócratas modernos, Joseph Goebbels, decía ya en sus inicios como político, delante de simpatizantes del partido Nazi, lo siguiente: “El nacional socialismo no es nada sin la propaganda, pero la propaganda no tendrá efecto sin el éxito del nacional socialismo”. Con esto advierte a los autócratas que, si no se logra el bienestar del pueblo, la mentira contenida en la propaganda se hace inevitablemente patente para todos.

La lista de la discriminación y persecución


Esto implica, para bien o para mal, que la sustentabilidad de un régimen, a largo plazo, depende de su capacidad de generar bienestar en un grupo significativo de la población. Lo que me angustia de esto es que en algunos casos se apoya a un régimen a pesar de las graves violaciones a derechos humanos, persecuciones políticas y toda clase de abusos por el bienestar que la sociedad recibe y esto explica la duración de regímenes como el Nazi en Alemania. Hoy en América Latina se usa como instrumento, para compra voluntades políticas, los programas sociales, los cuales también se usan como forma de represalia política al excluir de los mismos a los que se identifican como enemigos del régimen. (En Venezuela, el gobierno tiene la lista de las personas que firmaron solicitando la realización de un referéndum revocatorio del actual Presidente, y es usada incluso para impedir el acceso de personas a algunos organismos del estado y como instrumento de discriminación para la obtención de un empleo público o como causa de despido).

Con cara de bobo pero más peligroso que Idi Amín
Mis preguntas a los que apoyan a uno de estos regímenes violadores de derechos humanos son las siguientes: ¿Cuándo el régimen atropella, encarcela, exilia, discrimina a una persona, no te la imaginas como si fuera tu hijo, hermano, padre, amigo o a ti mismo? ¿Tu silencio no te hace cómplice? ¿Cuánto vale tu conciencia, un salario, una vivienda, un contrato?

A pesar de todas estas argucias, en este mundo de modernas, independientes e incontrolables formas de comunicación, las mentiras no solo tienen patas cortas sino que nada puede ser ocultado por mucho tiempo.

¿Qué está cambiando en el fondo?

Nicolás Maquiavelo

Cuando en mis años universitarios leí El Príncipe de Maquiavelo, me hice una opinión distinta de su persona de lo que la mayoría de la gente expresaba de él. Yo lo vi como un cronista de la realidad, no como un malévolo consejero político que pretendía enseñarlos a ser efectivos mediante un pragmatismo diabólico. Él contó muchos casos de líderes que fueron exitosos o no según las tácticas o prácticas que aplicaban en su ejercicio del poder. Esto para mí quedó claro cuando el relató el caso del que denominó “Príncipe del Odio”, quien logra el poder a través de una conspiración en contra del gobernante de turno y lo depone cuando logra sembrar suficiente odio en esa colectividad. Para sostenerse requiere identificar enemigos en la sociedad y seguir alimentando odios en contra de estas personas o grupos, desviando la atención de cualquier otra reivindicación o aspiración de esa sociedad, porque el único objetivo es destruir al enemigo. El autor señala que, al lograr su cometido, ha sembrado tanto odio que si ha logrado destruir a todos los que podían adversarlo, termina solo en el poder sin más nadie a quien odiar y este odio termina volcándose sobre él y lo destruye.

Lo que no vio Maquiavelo es que en el siglo XX y lo que va del XXI iban a existir unos  autócratas que, ante la falta de enemigos reales, los pueden inventar o pueden crear conspiraciones ficticias, o complots para asesinarlos y que les permiten hacer limpias o purgas regulares de adversarios e incluso de allegados (suelen caer incluso los aduladores más comprometidos), sólo por el hecho de haber  brillado en alguna oportunidad y por tanto producido una sombra sobre la imagen divina o casi divina del líder. (El libro de Elías Pino Iturrieta, El Divino Bolívar, ilustra muy bien este comportamiento, que fue practicado de manera muy intensa por Stalin, quien hizo purgas en la Unión Soviética que se estima superaron los seis millones de asesinados por esta causa). Cuando tenemos a este tipo de personajes los identificamos por su soberbia y por el tipo de colaboradores que lo acompañan, la mayoría incompetentes a extremos delictivos, con grandes habilidades para la adulación,  personas muy inteligentes que manejan el cinismo con maestría y algunas personalidades psicópatas que comparten una misma visión.

La culpa de que el paradigma de una gran cantidad de políticos haya sido que "el fin justifica los medios”, no puede atribuírsele a Maquiavelo sino a quién lo acogió como fundamento de su acción política. Esto no excluye a otros sectores de la sociedad que, también en muchos casos, han regido sus actuaciones con base en este paradigma: empresarios, sindicalistas, profesionales, comerciantes, religiosos, etc.

Esto es lo que he dado en llamar el paradigma del “qué” y se refiere a que el actuar esté orientado a un objetivo que se estima necesario lograr exclusivamente por encima de otra consideración.
No estoy diciendo que las personas no deben tener definidos sus objetivos en esta vida; lo que señalo es que el objetivo no puede buscarse con prescindencia de un cómo, que refiere, entre otras cosas, a unos valores o principios éticos y morales que los sustenten. Los motivos, a mi juicio, deben ser nobles.

Ya la mayoría de las religiones, desde tiempos inmemoriales, han sostenido la tesis contraria y han predicado que lo más importante es cómo se actúa, tanto que la salvación depende de ello.
Pero el tema ético no es el único. El cómo adquiere más importancia día con día, y la forma de verlo más fácil es en relación con una empresa.

"Platanazo" inmoral

Con todos estos problemas financieros que se han suscitado recientemente, comenzando por el caso Enron y luego con las demás quiebras de bancos y empresas de especulación bursátil, se hace indispensable a los empresarios mostrar y demostrar los valores que los guían a fin de conservar la confianza de sus accionistas, proveedores, poblaciones de su entorno, clientes y consumidores. Es decir, actuar como la reina que no sólo debe ser honesta sino parecerlo. (Yo prefiero el dicho al revés).

Pero ahora resulta de gran importancia garantizar a los trabajadores excelentes condiciones de seguridad y salud en el trabajo y un ambiente laboral adecuado.

También, en la onda de la sustentabilidad, debe preservarse el ambiente, que incluye la preservación de los ecosistemas, la diversidad biológica, los recursos hídricos, la calidad del aire y los recursos naturales para garantizar que las futuras generaciones puedan disfrutar de una existencia con bienestar.

Debe darse una responsabilidad social que permita que las comunidades con las que se vincula estrechamente la empresa se beneficien de su existencia, más allá de la provisión de fuentes de empleo, como promotora de bienestar y desarrollo y, más aún, cuando esas colectividades tienen mayor participación en las decisiones que conciernen a su entorno, entre ellas la permanencia de la empresa.

Debe haber un manejo eficiente de recursos y costos que no sólo haga a las empresas eficaces (logren el qué), sino que sean más eficientes para garantizar su sustentabilidad económica en el tiempo, ante una realidad indetenible de globalización y desdibujamiento de las fronteras y de la desaparición paulatina de las soberanías de los Estados.

Por último, una  mejora continua en sus prácticas operacionales para garantizar a sus consumidores y clientes mejor calidad de sus productos y servicios.

Esto requiere que la empresa, en sintonía con su entorno, comprometida con la excelencia y el cumplimiento estricto de las normativas laborales y ambientales, con responsabilidad social, con un estructura aplanada,  en la que se acerquen los niveles directivos a los de ejecución, esté conformada por personas capacitadas y con una avidez de aprendizaje continuo que superen el dogma del Gerente-Capataz, abierta al diálogo y en intercambio intelectual y con un código de ética compartido, que no sea un código de estética (sólo para aparentar), entre otras cosas.

Zonas Afectadas por la radiación de Cernobyl
Estas orientaciones. que están vinculadas a las empresas, también son exigibles a los Estados y más aún cuando  la contaminación no se circunscribe a fronteras nacionales, porque el agua que bebemos y el aire que respiramos no tienen nacionalidad ni respetan fronteras, y los hechos ocurridos en un país pueden afectar a los otros (como la destrucción del reactor en Chernobyl).

Cada vez más, estas buenas conductas se han convertido en obligaciones legales y forman parte de acuerdos internacionales de obligatorio cumplimiento para los Estados y sus ciudadanos, así como su incumplimiento sancionado con sanciones civiles, administrativas y penales cada vez más severas, las que pueden llevar al cierre definitivo de las empresas que incumplan con esas normativas.
Cuidemos nuestro hogar.


Estas obligaciones, cada vez más, se están desplazando hacia las colectividades, las organizaciones sociales  y políticas y, ahora, también los ciudadanos tienen la obligación de preservar el agua y la energía, colaborar en el reciclaje de desperdicios y asimismo a actuar con un sentido ético en beneficio de la sociedad.

Por esto es que en el siglo XXI no es suficiente vivir con el “qué” como paradigma, porque si desatendemos el “cómo” estamos poniendo en riesgo la sustentabilidad de la raza humana en un futuro cada vez más cercano. 

(*) Pan de masa de maíz blanco muy común en Venezuela y Colombia.
(*2) Lengua bifurcada o con dos puntas o en forma de horquilla, característica propia de la lengua de las serpientes y otros reptiles.