lunes, 23 de agosto de 2010

La Felicidad vs. El Estrés.


El estrés se manifiesta en la activación de mecanismos orgánicos de emergencia vinculados a la supervivencia, que se producen por cualquier estímulo, circunstancia o hecho, pensamiento o sentimiento real o imaginario en un ser vivo.

El estrés está vinculado a las reacciones más primitivas de los seres vivos y en el caso de los seres humanos se ha convertido en una de las causas más importante de enfermedades o de su agravamiento. El estrés produce en las personas la pérdida de la paz y el equilibrio necesario para la vivencia de la felicidad.

La diferencia fundamental entre las situaciones de estrés a las que estaba sometido el ser humano en la edad de piedra, con las que está sometido el ser humano moderno, consiste en que el primero sufría situaciones de estrés ocasionales y que se resolvían con cierta rapidez; en cambio el segundo es víctima de situaciones de estrés que permanecen en el tiempo sin resolverse.

Cuando un homo sapiens primitivo se veía acosado por un predador felino de gran tamaño (situación detonante del estrés), se le presentaban dos opciones básicas frente al evento, huir y protegerse en un lugar en donde no era alcanzado por dicho animal o con su lanza, palo, piedras, etc., decidía enfrentar al mismo para, a lo sumo espantarlo, y así lograr su cometido. Evidentemente, cualquiera de las dos opciones podían fracasar terminando devorado por la fiera, pero no vamos a considerar esa opción que eliminaba el estrés de manera definitiva y absoluta. Si el evento generador del estrés se agotaba, también sus consecuencias.

El hombre moderno en muchas ocasiones no tiene la posibilidad de huir ni de enfrentar (solventar) la situación que le ha producido estrés y los efectos del mismo se vuelven crónicos o semi permanentes.

¿Qué produce el estrés en el organismo?. Si decidimos hacer dieta, por ejemplo, el organismo activa sus mecanismos de defensa en caso de hambre (se estima que la especie humana fue exitosa en su sobrevivencia porque logró soportar largos períodos de hambruna, capacidad está que está programada en sus genes) y el metabolismo se desacelera de tal manera para ahorrar toda la energía que sea posible, por esto es que la gente se queja de que al hacer dieta muy estricta no puede adelgazar, las mujeres pueden hasta suspender su período menstrual, etc.

En situaciones de peligro como las arriba descritas, el organismo segrega adrenalina la cual produce el espesamiento de la sangre (mecanismo que puede evitar una hemorragia por una herida), aumenta la presión arterial y los latidos de corazón e incrementa la capacidad de respuesta física. Pero la adrenalina es una sustancia dañina para el organismo, nos ayuda en estas situaciones pero pagamos un precio por ella y más cuando se mantiene la situación de estrés en el tiempo lo que garantiza que la hormona se sigue segregando continuamente.

Sin embargo, la ausencia de estrés en nuestras vidas tampoco es favorable al ser humano. Estamos diseñados para sobrevivir en situaciones adversas y somos capaces de lograr grandes cosas cuando estamos sometidos a situaciones de estrés, porque en estas circunstancias ponemos de manifiesto todas nuestras potencialidades. Un deportista no puede ser exitoso si no tiene el arrojo de dar el máximo de si mismo en una competencia, o un ejecutivo o empresario, si no es capaz de asumir riesgos razonables o una persona luchar con empeño para lograr hacer realidad un sueño que para otros luce como una locura. El empeño, la lucha para lograr ese triunfo nos hace segregar endorfinas que se conocen como las drogas de la felicidad. El ser humano liberado de manera absoluta del estrés está condenado a la decadencia y a su extinción.

Entonces ¿Cuál es el reto aquí?. Que volvamos al pasado, pero con todas las herramientas y experiencias acumuladas en estos poquísimos siglos de civilización, para que identifiquemos los estímulos estresantes que estamos recibiendo y decidir cuáles son irresolubles o por lo menos los que no están en nuestras manos resolver y sacarlos de nuestro camino (huir de ellos) y los que si constituyen una responsabilidad personal y que están dentro de nuestras capacidades resolver (también los que pueden ser resueltos identificando a quiénes necesitamos pedir ayuda o que recursos externos debemos conseguir para ello), planificar y poner el empeño necesario para el logro del éxito de la empresa.

Si se fracasa en el intento, adquirir la experiencia como un aprendizaje para seguir en esa lucha o para futuros retos.

En todo esto lo difícil es lo primero (escoger que vamos a enfrentar y de que vamos a huir) porque normalmente cuando tenemos que tomar una decisión ya estamos sufriendo las consecuencias del estrés y esto nos nubla el entendimiento y nos genera angustia, miedo, etc. Para éllo se requiere disponer se herramientas de relajación, de meditación y prácticas ya muy conocidas como las tormentas de ideas, la búsqueda de otra persona para que te sirva de espejo (psicólogo, sacerdote, coach, amigo, colega, etc.) que te puedan ayudar a sopesar cada situación, desechar las que no tienen remedio o no tiene importancia alguna o que no puedes solventar y a ordenar las ideas y las estrategias y pasos a seguir de las que si te corresponde acometer.

También tenemos que identificar todos aquello inútil a lo que solemos dar mucha importancia, las peleas y discusiones que no enriquecen a nadie, las situaciones que no resolvemos por abstenernos de conversar, de los perdones que la soberbia no nos permite pedir o de dar y centrarnos en lo que es profundo e importante de la vida, incluyendo en esto último, lo que pareciere banal pero que sea fuente de felicidad, de amor y de paz.

Al lograr este equilibrio en nuestras vidas, podemos disfrutar del placer en los retos que acometemos, sabiduría en los fracasos, encuentro con las potencialidades que tenemos y que tienen las personas a nuestro alrededor y que desconocemos, esperanza en un futuro mejor y un modelaje positivo para aquellos que les tocará substituirnos en esta lucha por un mundo mejor y más feliz.