domingo, 27 de febrero de 2011

La Felicidad y la Gerencia de los Contextos.

Neurona...la que hay que poner a funcionar
para planear el futuro
La vida moderna se ha convertido en un torbellino. Es normal sentirse agobiado con una realidad mundial aceleradamente cambiante y con sucesos extraordinarios que surgen sin que haya posibilidad de predecirlos: Terremotos, inundaciones, erupciones volcánicas, Tsunamis, en cuanto a la naturaleza e incidentes como los que hemos tenido desde que comenzó el año que van a cambiar el panorama político del mundo con miras al futuro.
A esto sumamos que en lo personal nos pasamos el tiempo enfrentando todo tipo de situaciones, personales, familiares, sociales, económicas o de trabajo, que no nos permiten detenernos a reflexionar acerca de nuestro nivel de satisfacción de vida y mucho menos definir metas, pasos a seguir y esto sin contar la posibilidad de manejar escenarios futuros para intentar adelantarnos a las contingencias  que podemos encontrar en nuestro camino.
Inclusive cuando tomamos vacaciones lo que hacemos es cambiar la rutina diaria por una rutina vacacional intensa, que tampoco nos permite disponer de momentos de reflexión y esto sin contar las personas que no toman vacaciones.
Resulta importante evaluar cuando nos dedicamos demasiado a algo como medio de evasión de algún asunto que debemos resolver,  por la complejidad del mismo o la incertidumbre del posible resultado,  difiriéndolo indefinidamente.
La felicidad requiere que podamos identificar en el hoy los logros alcanzados en nuestras vidas, la conciencia de las bendiciones que hemos recibido y por las cuales debemos estar agradecidos, pero también requiere que podamos visualizar en el futuro deseos, aspiraciones, metas o logros que deseamos hoy, en una suerte de ambición sana. Si no somos capaces de detenernos a meditar sobre estos aspectos, esos deseos o aspiraciones futuras, van a ser muy difícil o imposible lograrlos; además si no tomamos en cuenta lo alcanzado hasta hoy, no podremos capturar y vivir la emoción del logro, lo que puede dificultar el encontrar la determinación y el entusiasmo para seguir adelante. Si perdemos la posibilidad de visualizar un mundo nuevo para nosotros, no ponemos en el lugar del que vive esperando, o peor aún deseando la muerte.
También la felicidad requiere que podamos mantener el equilibrio en todos los aspectos de nuestra vida y no permitir el sacrificio de cosas que son importantes para nosotros por otras, que también lo son, pero que por sí solas no  nos permiten realizarnos a plenitud.
Como siempre resulta difícil ponerse a pensar en este tipo de temas, les presento una metodología  bastante sencilla para lograr el objetivo y que es dada en llamar “Manejo de los Contextos.”
En los contextos en que normalmente nos desenvolvemos en la vida, incluyo “Uno Mismo”, “Lo Espiritual”, “La Pareja”, “La Familia”, “La vida social”,  ‘El Trabajo” y por último “El Patrimonio”. No es que estos sean los que deben usar y tampoco excluye que alguien, por ejemplo, piense que debe incluir a los amigos, separados de lo social,  o que le resulte importante evaluar un contexto político, si se desenvuelve en el mismo.
El primer paso requiere que hagamos dos hojas con los contextos que hemos escogido. En la primera vamos a escribir, en cada uno, todo eso que hemos logrado o que nos satisface y lo más importante que queremos conservar en el futuro. Por ejemplo, si tengo una excelente relación de pareja, imagino que debo querer conservarla en el futuro. Cuando se tenga la lista completa, sería muy apropiado ponerle a cada una de las que queremos conservar, su nivel de importancia, es decir, de más importante a la menos importante. 
Luego de llenar la primera hoja, pasamos a la segunda, en la cual llenaremos en cada contexto el pasivo que tenemos, es decir, todas esas cosas que hemos pensado hacer y no hemos comenzado a trabajar o siquiera pensado como lograrlas. Esta hoja nos va a dar información importante porque normalmente sucede que hay contextos que atendemos con mayor frecuencia o intensidad que otros y veremos desbalances en los tamaños de cada una.
Cuando esto sucede es que hemos permitido el solapamiento de un contexto sobre otro. Un ejemplo sería una persona “workaholic”, que tiene un contexto laboral con muy pocos pasivos o ninguno, pero que tiene una deuda muy grande con el propio o el de la pareja o el de la familia.
A partir de este cuadro y del anterior se debería elaborar la lista de proyectos que queremos acometer, también asignándole a cada uno de éllos una prioridad y si es posible poner fechas aunque sean estimadas; pero para hacer este plan hay que fijarse en lo que queremos conservar, porque a veces eso que queremos conservar se puede perder en el camino, como una hermosa planta a la que no regamos con frecuencia.
Si el proyecto resulta muy complejo es recomendable buscarse a alguien que le guste escuchar para conversar sobre el tema y aclarar dudas o en su defecto solicitar el apoyo de un Coach Personal para que nos acompañe en este proceso.
Este blog surgió a partir del uso de esta metodología y ha sido fuente de grandes satisfacciones.
Si tienen preguntas o requieren mi apoyo de alguna forma quedo a sus órdenes.
Les deseo éxito en sus proyectos.