lunes, 24 de mayo de 2010

La Felicidad y el Condicionamiento. El Color Púrpura.


Celie
A veces usamos los condicionamientos que nos han sido impuestos por la vida como una excusa que desconoce nuestro potencial para ser felices.

Cuando uso la expresión “condicionamiento”, me refiero al ambiente, país, familia, condición económica, condiciones de salud, talentos, etc., que constituyen todos esos aspectos con los que nacimos o circunstancias en que nos toca vivir en este mundo.

Pensando en esto me hizo acordar de la película “El Color Púrpura”, que se desenvuelve en los primeros años del siglo XX (época de segregación racial y discriminación de género) en una provincia sureña de los Estados Unidos, protagonizada por Whoopi Goldberg (Celie), y Danny Glover (Albert), (mayor información en: http://es.wikipedia.org/wiki/El_color_p%C3%BArpura ) en la que en un determinado momento Celie abandona a su abusivo marido y al alejarse, Albert le grita algo así: “¿Qué vas hacer tu sola en la vida?. Eres mujer, eres negra, eres pobre y eres fea.”

En esas circunstancias, élla estableció un pequeño negocio de costura, que la ayudó a llevar una vida decente, manteniendo siempre la ilusión de recuperar a sus dos hijos (ambos producto de la violación de su padre y que tuvo que entregar a su hermana, quien se los llevó a vivir a África, para protegerlos de la violencia de su padre). Finalmente, cuando Albert se ve solo y abandonado, que ha perdido todo su dinero y se da cuenta del error cometido con Celie, se empeña en lograr la repatriación de los hijos de élla, lo cual logra, redimiéndose, cuando actúa por primera vez en su vida para el logro de la felicidad de quién había sido víctima de su desprecio y maltratado por tantos años.

Jesús en una de sus parábolas nos enseño que Dios nos ha hecho la misma promesa a todos (el cielo), pero, para lograr esa recompensa, cada quien tiene que recorrer el camino que le ha sido asignado. Unos tienen un camino más corto o fácil, otros muchos más largo y difícil.

Siempre le digo a mis alumnos que algunos pueden haber carecido de una madre, otros con muy poco dinero para vivir holgadamente, otros con problemas de salud, etc., pero si nos enfocamos en las limitaciones que podemos tener, en los obstáculos que nos hemos encontrado en la vida, no en el potencial que nos ha sido dado y en lograr aquello que realmente amamos o que nos hace vivir intensamente, viviremos lamentándonos de nuestras tristezas y alejados cada día más de aquello que nos hacer realmente felices.

Esto se vincula con el concepto del "locus de control externo", del que hemos hablado en otras oportunidades y tiene que ver con asignar la responsabilidad de nuestros problemas y fracasos a algo que no es atribuido a nosotros, convirtiéndose en una muletilla o escusa permanente para justificar que no hayamos logrado triunfar en nuestros proyectos o aspiraciones de vida.

Esto no significa que el condicionamiento sea absolutamente inocuo, sino que debemos asumirlo como la realidad que nos ha tocado vivir y enfocarnos en la habilidad que tenemos todos los seres humanos de encontrar las maneras y los caminos para superar dificultades.

Esto nos lleva a evitar compararnos con lo demás y en especial a con aquellos que en apariencia tienen menos dificultades en sus vidas. Siempre que pasa por mi mente desear, de alguna forma, la suerte de otra persona, me muerdo la lengua, porque la vida da demasiadas vueltas y una vida tranquila o deseable puede esconder una tragedia.

Prefiero dar gracias a Dios por las bendiciones que he recibido y me ocupo de ver la forma de metabolizar o superar los condicionamientos y las limitaciones que me han tocado experimentar. En tal sentido tengo un ejemplo algo vano referido a mi inflexibilidad física, frente a mi deseo de practicar la disciplina del yoga. A lo largo de 3 años de práctica no deje de sentir dolores por la dificultad de lograr las posturas que requerían mayor estiramiento o fuerza y eso me llevaba a expresar mi dolor con algún quejido.  En varias oportunidades se me acercaron compañeros que me preguntaba el porque de mi empeño con el yoga, ante tanta dificultad, y yo les respondía: Lo hago porque es difícil, porque me reta. No me he convertido en un estrella de la disciplina, pero si he logrado un avance que es apreciable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor en su comentario incluya su correo electrónico.