Brincando de felicidad. |
La felicidad es una actitud ante la vida. Si miramos los aspectos negativos de la vida y resaltamos los inconvenientes que nos encontramos en el camino, en vez de apreciar todas las bendiciones que hemos recibido y la belleza que nos rodea con una palabra o un pensamiento agradecido, no reconoceremos la felicidad en que vivimos.
Como dice mi gran amiga Estherluisa Lavié B., ¡Que facil es ser feliz!.
Esta actitud comienza por levantarse todas las mañanas con ganas de vivir, arreglarse bien, perfumarse, pararse derecho, frente en alto, con una sonrisa en la cara, dar los buenos días a todos los que se nos cruzan en el camino y resaltar lo bello y positivo de lo que nos rodea y de todas las gentes que tratamos, a pesar de esos asuntos que nos inquieten.
Hay un dicho que reza: "No te preocupes, ocúpate". Si el problema o la angustia que sentimos está en nuestras manos, hay que organizarnos para resolverla; si no está en nuestras manos la solución, ¿para qué preocuparse?.
Un nuevo amigo, quien me envió un hermoso texto acerca de la misericordia, hizo alusión a una oración de San Francisco de Asis que dice: "Dios mio, concédeme serenidad para aceptar lo que no puedo cambiar, valor para cambiar lo que puedo y sabiduría para reconocer la diferencia."
Por una parte somos observadores agradecidos de las bellezas del mundo y a la vez actores y creadores de felicidad.
Esto no es una vivencia hedonista, porque este actuar en felicidad está enfocado en proporcionar felicidad a todos los que nos rodean, constituye un liderazgo que busca adeptos que a su vez se conviertan en agentes propagadores de felicidad.
A mi alumnos les digo siempre que hagan una lista de todas las bendiciones que han recibido en la vida (lo que se ha recibido de gratis) y le añaden todos aquellos logros de los que nos sentimos orgullosos, en el sano sentido de la palabra. Esta lista debe contener más de 50 menciones, de lo contrario nuestra actitud ante la vida debe ser reevaluada. Esta lista debe ubicarse en un sitio visible, para que la podamos leer todos los días (sugiero la puerta del refrigerador), y nos acordemos de cuan afortunados y felices realmente somos.
Parafraseando a Jesucristo: "Tú, cuando estés triste o preocupado, perfúmate la cabeza y lávate la cara, de modo que nadie lo note, excepto tu Padre, que está en lo escondido. Y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará”.
No compartas tu tristeza, comparte tu alegría de vivir.
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