La Natividad |
El objetivo trazado y que me llevó a escribir este blog, no fue más que dejar por escrito reflexiones acerca de mi vivencia personal a lo largo de muchos años. No pretendo pontificar sobre verdades absolutas (totalmente contrario a mi temperamento herético), porque entiendo que todos somos distintos y nos ha tocado vivir experiencias muy disímiles que nos dan visiones y perspectivas también diversas. Solo aspiro que una frase que haya escrito pueda significar para una sola persona algo positivo, haya abierto una rendija en un momento de confusión o simplemente que lo haya entretenido con algún disparate. En este momento agradezco mucho su paciencia y sobretodo hago énfasis en los que se han tomado la molestia de hacerme comentarios a favor o en contra en algún tema, en tal sentido, me encanta la diversidad de pensamiento, de visiones en las personas, de lo contrario hubiera sido aburrida esta labor.
A todos ustedes un abrazo fuerte y aquí les mando una reflexión de Navidad:
Siempre la Navidad trae una mezcla de felicidad y tristeza.
Aparte de la connotación religiosa que supone la celebración en familia del natalicio del Jesús de Nazaret y con la incorporación de la leyenda de San Nicolás, que trae todos los años regalos a los niños del mundo (en otras tradiciones esta labor le ha sido encomendada a los tres Reyes Magos), la Navidad es una fiesta de generosidad en la que compartimos la alegría con propios y extraños.
Sin embargo, en cada Navidad recordamos también a todas aquellas personas con las que a lo largo de nuestras vidas compartimos esas alegrías y que hoy no se encuentran con nosotros.
Todos los años suceden terremotos, erupciones de volcanes o fuertes lluvias con pérdida de vidas y viviendas que afecta a muchas familias; pero ante estas situaciones es inútil la tristeza para el que es un observador; lo que requiere de nosotros es a solidaridad y el trabajo a favor de las personas afectadas
Así como hemos señalado que la felicidad es una vivencia del presente, la misma no puede ser entendida, disfrutada o vivida si no se han tenido momentos de tristeza, depresión, o pérdida. Los seres humanos requerimos vivir en una realidad contrastante para poder percibirla de manera más consciente e intensa.
La tristeza o la pérdida no son posibles sin que valoremos a las personas o eso que nos la causa o que se va. En definitiva podemos vivir sin grandes tristezas ni sufrimientos, pero eso requeriría de nosotros renunciar al amor.
Mirando hacia el pasado y meditando acerca de esos momentos difíciles, comprendo el gran aprendizaje que me han dado, además que esas experiencias son mejores que la indiferencia, porque mientras sufría me sentía vivo en el más intenso sentido de la palabra y no como un espectador abstraído de todo contacto con la realidad y las personas que me rodeaban.
Tanto los psiquiatras junguianos como los místicos ven en la vida del ser humano una suerte de ciclos en los que se nace y al concluirlos se “muere”, no en el sentido físico, sino en el sentido psicológico o espiritual. Pasar de la depresión a la “inflación” y de vuelta a la depresión, terminar una fase de la vida y comenzar otra.
Lo importante es no perder de vista a nuestros compañeros de viaje; todas esas personas con las que nos toca convivir día a día y que siguen a nuestro lado.
El otro día escuché una historia de una mujer judía que había sobrevivido al holocausto y comentaba que el día que la trasladaron al campo de concentración iba solamente acompañada de su hermano menor. Ya en el tren se dio cuenta de que su hermano no tenía zapatos. En esa circunstancia le dijo: ¿Eres estúpido? ¡Perdistes los zapatos!. Resultó que al llegar al campo, fueron separados y más nunca supo de él, porque le tocó la fila del exterminio inmediato. ....Al salir con vida del campamento se hizo una promesa: “Jamás le diré a alguna persona algo que, si fuere la última cosa que le dijera en su vida, le hiciere daño”.
Cuando estamos abajo debemos tener la esperanza de que “Dios al cerrar una puerta, abre una ventana”. En la desesperación no nos queda más que orar: "De profundis clamo ad te Domine" (Desde las profundidades clamo por ti Señor). Siempre podemos comenzar de nuevo, todos los días sale nuevamente el sol y con él, una nueva meta, una tarea que acometer para cumplir el objetivo primario: “ser cada día una mejor persona”, hasta el día que nos toque amanecer uno con Dios hasta la eternidad.
Hay que dar gracias a Dios por la vida, la salud y todas las bendiciones que nos ha dado, pero manteniendo siempre la “casa limpia”, la casa interior, libre de odios, sin cuentas por pagar o por cobrar, reconciliándonos con las demás personas a través del perdón pedido y otorgado y el perdón hacia nosotros mismo, de manera que los que queden recuerden de nosotros un abrazo fuerte y cariñoso y esas últimas palabra que les hemos dicho: que los amamos profundamente y que volveremos a ser “uno” de nuevo con nuestro creador.
Los quiero mucho.
Gonzalo Pérez Petersen.
Gracias Gonzalo por compartir estas reflexiones. Te deseo una muy Feliz Navidad y un Próspero Año Nuevo. Recibe un abrazo!!!
ResponderEliminarAqui copio algunas respuestas recibidas a partir del mensaje de Navidad:
ResponderEliminar1) AMIGO GONZALO QUE LINDO MENSAJE. Muchas gracias!!!! Te recuerdo con mucho afecto y te envío un gran abrazote. Hasta pronto. Martha Antonieta
Gracias, Gonzálo por tus bellas palabras, que el 2011 brille aun más tus ojos, un fuerte abrazo con muchisima energía.
Adriana Leiva
2) Estimado Gonzalo
Muchas gracias por tu dedicación.
Dios bendiga y multiplique tu capacidad para transmitirnos esos cálidos mensajes
que de una manera u otra nos hacen sentir acompañados y nos nutren de esperanza,
y optimismo en estos días grises en muchos sentidos...
Ojalá puedas acompañarnos aún por mucho tiempo con tus dedicadas palabras
que ciertamente representan una caricia y un abrazo oportuno en nuestros ánimos tan vapuleados.
Igualmente deseamos para ti y tu familia mil bendiciones y mucho mas...
Un abrazo muy cariñoso y sincero
Carmen Lucia Juric de Pinedo
3) Que bueno esta esto Gonzalo!!!!! muy sinceras tus palabras y con mucho apego a la triste realidad en que estamos viviendo, comparto tambien contigo el hecho de que para muchos de nosotros hemos tenido que vivir la obscuridad para poder apreciar la belleza de la luz, pero en fin esa es la naturaleza humana , te deseo lo mejor para ti y tu familia en estas navidades
Un Abrazo
Raul F. Linares S.
4) Gracias Gonzalo por compartir siempre tus reflexiones que en mi caso me dán animos y confianza para seguir adelante. Me gustó mucho tus reflexiones sobre la navidad y deseo mucha felicidad para tí y tu familia. Estamos en tiempos difíciles pero nunca debemos perder la fé . Un gran Abrazo
Nora Avila.
Un abrazo enorme, Gonzalo ¡Cuán hermoso, positivo y esperanzador tu mensaje de Navidad! Que tus deseos se multipliquen infinitamente, que tengas unas Navidades particularmente hermosas y felices y que el 2011 venga repleto de cosas amables y buenas para ti. Ah, y por favor, continúa deleitándonos con tus excelentes reflexiones. Gracias, amigo querido!!! Milagros Naranjo
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